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NU METAL. Lo que veis es lo que hay. Estamos ante el candidato número uno a mejor álbum de Korn. Yo al menos lo veo así de claro. Y ya sé que es muy fácil dejarse llevar por los cantos de sirena de un disco que suena mejor que todo lo que habían grabado hasta ese momento, que cuenta con algunos de sus éxitos más rutilantes y que se alía con el rap, por fin, sin medias tintas, de lleno y sin miedo. Para ello cuentan con la colaboración de raperos del nivel de Ice Cube o Tre Hardson (Pharcyde). Palabras mayores para una banda que intenta demostrar que ha descubierto su destino.
Lo intenta, pero tampoco echemos las campanas al vuelo. Si este disco es lo mejor que han hecho nunca, y no estoy en disposición de investigar más a fondo para desmentirlo, he de concluir que los californianos nunca van a ser capaces de entregar una obra sólida y redonda. Aquí se siguen perdiendo en sus ínfulas, en su necesidad por llenar un formato CD que tampoco se lo exige, y entregan una colección tan inconexa que no hay manera de interiorizar una narrativa que, una vez más, brilla por su ausencia.
Por lo tanto, aunque es cierto que algo han mejorado en sus maneras, tampoco puedo aplaudir al tercero de Korn a manos llenas. Jonathan Davis sigue con su gaita, pero ha matizado bastante su histrionismo. Las canciones tienen una forma más reconocible, pero siguen dejando espacio para las tonterías y para la autoindulgencia. En definitiva, un batiburrillo de triunfos y fracasos que deja a Follow the Leader como una obra maestra fallida que deja claro que el efectismo y el apresuramiento nunca van a dejar que disfrutemos del auténtico talento de la banda de Bakersfield. Si es que este existe, cosa que tampoco afirmaría a la ligera.
★★☆☆☆
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