ROCK APOCALÍPTICO. Your Funeral... My Trial es un disco que causa pavor. Su estatura y su autoridad son gigantescas, ya no dentro de la obra del australiano, sino entre las obras maestras de los 80. No es moco de pavo enfrentarse a su valoración, por tanto.
El cuarto disco con los Bad Seeds es un momento cumbre por muchos motivos. No todos ellos se aprecian con claridad, porque a simple vista tampoco ofrece grandes variaciones con lo que venían ofreciendo. Sin embargo todos sabemos que Dios (y a veces el demonio) está en los detalles y esos son los que encumbran a esta obra por encima de todas las demás que haya parido Cave en cualquiera de sus pieles.
Para mí este es el disco en el que la banda que lo acompaña demuestra por vez primera y quizás más efectiva sus capacidades. Esos teclados preñados de lirismo y amenaza ("Your Funeral... My Trial"), esas guitarras que son una electrificación pavorosa de lo que Leonard Cohen hiciera en "Avalanche" ("Jacks Shadow") y otras veces combinan lo anterior con el aullido desértico de Ry Cooder en Paris, Texas (1985) ("Stranger Than Kindness"). Son solo ejemplos casi al azar del poder catártico y abisal de un disco total que es más de lo que parece y cuyo poder solo puede desplegarse a base de escuchas atentas y reiteradas.
La obra suprema de Nick Cave & the Bad Seeds no acepta análisis apresurados ni superficiales. Pocas cosas pueden ser atrapadas al vuelo aquí. Es un disco arisco y gótico ("She Fell Away", "The Carny"), sexual y violento ("Hard On For Love"), triste y extático ("Sad Waters", "Long Time Man"), que moldea con garras retorcidas la efigie definitiva de la culpa y la pena. Ya lo expresa de manera cristalina Cave en las fotos de portada y contraportada con esos ojos cerrados que se abren entre soprendidos y culpables. Tu funeral... mi juicio. Porque algo habré hecho.
★★★★★
El disco fue publicado originalmente como un doble EP. En su edición en CD se alteró el orden de las canciones y se añadió un bonus poderoso, "Scum".
El aura y la ambientación fúnebre del álbum debe mucho a la heroína. Nick Cave estaba en el momento álgido de su adicción y esto se tradujo en canciones convulsas y desesperadas hasta el paroxismo. De todas formas su enganche con el jaco no dio como resultado una obra inconexa o dispersa. Muy al contrario, las letras del disco tienen mucho de narrativo, algo que queda patente, sobre todo, en "The Carny", ejemplo de historia truculenta que casa elementos de la película Freaks (Tod Browning, 1932) con el terror gótico más expresivo.
Este carácter fílmico nos lo conecta también con Wim Wenders, como ya apuntábamos, con la banda sonora de Paris, Texas. Una relación que se hace aún más clara si recordamos que la banda aparece actuando en la película El cielo sobre Berlín (1987) del director alemán. En ella interpretan "The Carny" y "From Her to Eternity".
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