PUNK!!! No deberíamos olvidar que estamos ante unos pioneros en esto del punk rock y no ante unos imitadores. El single que precedió a este álbum, la canción titular del mismo, fue el primer disco de punk lanzado fuera de los Estados Unidos y aventajó en meses a las primeras producciones de los Clash, los Damned o los Sex Pistols. Un single que, en toda su crudeza, ya anunciaba una forma de hacer las cosas que iba a hacer pupita, sí, también en Australia.
Digo esto porque una vez escuchadas las primeras notas con las que abren podemos caer en la trampa de decir que esto es lo mismo de siempre. Perdonad, pero como he dicho arriba, más bien todo lo demás empezó a ser lo mismo de siempre después de esto. Un disco maravillosamente rugoso, crudo y salvaje antes de que eso estuviera realmente de moda. Un álbum, en definitiva, en el que nos encontramos a unos Saints que reclamaban su trono en el punk de las antípodas. Un trono que no podía tener mejor dueño y que, aunque tuvieran que acabar disputándose con Radio Birdman, no podía tener mejores aspirantes.
En su debut, los de Brisbane tuvieron el tino de afilarlo absolutamente todo hasta lo indecible. Su sonido es cortante como nadie podía creer entonces. Sus canciones son vibrantes, coleantes y absolutamente incontrolables. Y por último, su mezcla entre el protopunk de los Stooges y el rhythm & blues cazallero de los mejores Rolling Stones se puede decir que acabó dándoles ese toque secreto que te hace único. Un toque que no agotaron precisamente. Su siguiente álbum iba a ahondar en lo segundo sin olvidarse de lo primero. Ahí quedaría su éxito más absoluto. Lo que no significa que con su primer álbum los Saints no fueran ya una completa y gigantesca enormidad.
★★★★☆
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