RUMBA MESTIZA. La Troba Kung-Fú parece con este disco que no se conforman con ser los herederos naturales de todo un Peret. Su adoración por el genio de Mataró está fuera de toda duda. No hay más que pegar la oreja a la deliciosa "La cançó del lladre", pero muy pronto en este viaje dejan claro que sus influencias son mucho más variopintas de lo que algunos nos esperábamos.
Lo mismo nos cuelan unas rumbas con aires magrebíes ("Oriente miedo"), que nos acercan Jamaica al Mediterráneo ("Volant"). Lo mismo se emplean a fondo con la salsa ("Mírame"), que parecen dominar la cumbia como si fueran colombianos ("Cumbia infierno". Y no es esta mezcla de estilos algo extraño en el mundo de la rumba, un cante ya cargado de influencias caribeñas sin necesidad de añadirle ninguna. Lo que maravilla aquí es, aparte de la enorme heterogeneidad estilística, que prácticamente cada canción es un ejemplo puro de uno de esos palos. Así, más que integrar esos sonidos en su rumba incendiaria, La Troba nos demuestra que poseen una cualidad camaleónica que les permite tocar casi cualquier cosa con un nivel de perfección acongojante.
Todo eso, junto a lo festivo del álbum, lo hacen un pildorazo de energía euforizante. También, y eso no me lo esperaba durante la primera parte del trayecto, un trabajo al que le falla la cohesión, ya sea por algunos temas más flojos al final del recorrido, por un exceso de melaza o, por qué no decirlo, por esa hora de duración que nos endosa. No sé dónde estarán los pequeños problemillas que me dictan mi mente y mi corazón, pero algo me dice que conectan con esa frase de Tom Waits que aquí se demuestra tan atinada y oportuna: "Un caballero es alguien que sabe tocar el acordeón, pero no lo hace". Hagan sus cuentas, señoras y señores.
★★★☆☆
Total length: 58:09
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