lunes, 4 de agosto de 2025

El blues de los hombres duros

 

Salvaje baile de caras

Face Dances (The Who, 1981)

ROCK. He aquí el primer disco sin Keith Moon. Kenney Jones lo suple con solvencia, dejando claro, eso sí, que su estilo estaba en las antípodas de la pirotecnia percutiva de su predecesor. Tal vez lo que los Who necesitaban para hacer tabula rasa y empezar de nuevo, aunque no podemos decir que estemos ante el mejor disco de la banda precisamente.

Sea por la ausencia del carismático batería, por el trauma que provocó su desaparición o simplemente por el cansancio creativo de un Townshend al que los años al pie del cañón ya hacía tiempo que le pasaban factura, la cosa es que pocos elementos funcionaron en el noveno disco de los Who.

Un álbum en el que lo que más destaca es su portada, ahí es nada, y que peca de plano y aburrido como ningún otro hasta ese momento. Un trabajo que parece buscar la energía a espasmos y a piñón, que se olvida de lo que es una melodía memorable y que se recrea en lo simplón, lo directo y lo olvidable de una manera casi dolorosa para el seguidor habitual. Aun así, llegó al número 4 de las listas tanto británicas como norteamericanas. Todo un éxito que solo se explica por la inercia de una banda que en esos años vendería hasta hielo en el Polo Norte. O quizás también jugara su papel el morbo por ver cómo se desempeñaban sin el bueno de Keith. En cualquier caso, no me cuadraría que la mitad de los compradores de esto quedaran satisfechos con su adquisición. No, eso me resultaría demasiado increíble.

★☆☆☆☆

A1 You Better You Bet 5:36
A2 Don't Let Go the Coat 3:43
A3 Cache Cache 3:57
A4 The Quiet One 3:09
A5 Did You Steal My Money 4:10
B1 How Can You Do It Alone 5:26
B2 Daily Records 3:27
B3 You 4:30
B4 Another Tricky Day 4:55

Total: 38:53 

sábado, 2 de agosto de 2025

Not to be taken away

Who Are You (The Who, 1978)

ROCK. Y llegamos al final del camino con los Who, o al menos a un punto de no retorno. Este disco iba a ser el último que grabaran con Keith Moon, el cual fallecería de manera trágica apenas unas semanas después de su lanzamiento. La banda seguiría sin él con los resultados que podíamos esperar, porque para muchos fans, y me incluyo, igual que no podría haber The Who sin Pete, tampoco podía haberlos sin Keith.

Pero los hubo, y eso es una historia de la que hablaremos en su momento. En lo que nos concierne aquí, estamos ante el octavo álbum de los londinenses. Un disco que busca una salida a esa búsqueda constante por expresarse de manera diferente. En este caso lo más sorprendente son los escarceos puntuales y ligeros, pero evidentes, con la música disco, tan en boga a finales de los 70, además de una incorporación de elementos que los acercaban al rock progresivo.

De todas formas, los Who no pretendían salirse del rhythm & blues marca de la casa y las canciones, con todas sus ligeras novedades no dejan de sonar a la banda de manera clara y directa. Y eso a pesar de los problemas que tuvieron para poder grabar a un Moon que no estaba por la labor. Sus adicciones lo tenían casi fuera de juego, llegando a afectar incluso a su técnica, la cual se había deteriorado de manera catastrófica. Eso unido a los deseos del productor, Glyn Johns, de que tocara de una manera más simple, provocaron que la batería de este álbum sea quizás la menos impresionante de toda la etapa de Keith Moon en la banda. Una verdadera lástima teniendo en cuenta el fatal desenlace que se produciría poco después.

Tengo que añadir aquí que, aparte de Moon, la inspiración de sus compañeros tampoco estaba por las nubes. No sé si es por la composición o por la ejecución, pero el álbum empieza renqueante con un grupo de canciones aburridas y casi diría que anémicas. Empieza a animarse en el quinto corte, una "Music Must Change" a la que tuvieron que suprimir la pista de batería y sustituirla por unos pasos y golpes de platillo. Sí, Keith no era capaz de seguir el ritmo 6/8 que exigía la pieza, aunque aun así quedó como uno de los momentos más interesantes de todo el álbum. 

Como la cara B, que es la que sostiene a una obra que se debate entre la tristeza de ser la última de una era y la de no poder levantar el vuelo. El cierre de un ciclo que no quedó todo lo redondo que debería, pero que de alguna manera sigue siendo una forma válida de acercarse al legado de The Who. Quizás sea suficiente, aunque como la despedida de tantas cosas que iba a ser, me temo que no acaba de cumplir. Sin embargo, por otra parte, el mostrar de manera tan prístina el bloqueo creativo del que parecen hablar en varias canciones le da un encanto difícil de pasar por alto. Vamos, que con todas sus taritas... Me lo quedo. Con las ganas justas de seguir explorando, pero me lo quedo.

★★★☆☆

A1 New Song ✔
A2 Had Enough
A3 905
A4 Sister Disco
A5 Music Must Change ✔
B1 Trick of the Light ✔
B2 Guitar and Pen
B3 Love Is Coming Down ✔
B4 Who Are You ✔

Total: 42 min.

El álbum fue publicado el 18 de agosto de 1978. Pues bien, en la noche del 6 de septiembre, Keith Moon fue invitado por Paul McCartney junto a su pareja Annette Walter-Lax al preestreno de The Buddy Holly Story. Después de cenar, volvieron a casa y Moon ingirió 32 pastillas de su medicación para combatir el síndrome de abstinencia del alcohol. El médico le había indicado que en ningún caso podía tomar más de tres al día.

Tras su fallecimiento, la banda reclutó a Kenney Jones a las baquetas para la gira del álbum. A pesar del dolor que les supuso la pérdida de su amigo, los problemas que estaba dando en el grupo en los últimos tiempos, su falta de compromiso y su decadencia física y mental ya les había puesto en guardia y habían incluso barajado la idea de sustituirlo.

La vorágine de compromisos les hizo seguir con una gira que ya tenían comprometida. A posteriori debatieron si seguir con la banda o no y Townshend, que sentía que aún tenía cosas que decir, empujó claramente hacia la continuidad. De ahí saldría su siguiente álbum, Face Dances (1981).

Como curiosidad, señalaré un detalle especialmente luctuoso y premonitorio: el letrero que aparece en la silla sobre la que se sienta Moon en la portada de Who Are You. "No se lo lleven" se puede leer en el mismo. Más carnaza para la mitología ominosa del rock and roll. 

 

✠✠✠

 

"Tough Man Blues" (The Who, 1979) [BOOTLEG]

MAXIMUM R&B! Disco doble bien nutrido y bien suculento, siquiera a priori, se encarga de completar los huecos dejados por compilaciones tan jugosas y fundamentales en la historia de la banda como ese esencial Odds & Sods (1974) o ese pantagruélico Thirty Years of Maximum R&B (1994). Para ello tira de singles,caras B y descartes sacados de diferentes fuentes, con especial profusión en el material que solo podemos encontrar en Who's Missing (1985) y Two's Missing (1987).

La selección nos propone un viaje alternativo por la historia del grupo desde su formación, a principios de los 60, hasta el fallecimiento de Keith Moon en 1978. De hecho, el repertorio va un poco más allá e incluye las dos primeras aportaciones de Kenney Jones a la batería, unas "Get Out and Stay Out" y "Joker James, que estaban incluidas en la banda sonora de Quadrophenia (1979) y que cierran este recopilatorio a modo de epílogo.

Hasta llegar a ese punto, hemos disfrutado de la época inical de maximum r&b y estética mod, hemos pasado por su etapa experimental en la que empezaban a tontear con la idea de los álbumes conceptuales y las óperas rock, si bien no hay ejemplos directos de esa tendencia, más bien gotitas del tonteo con el que jugaron entre el 66 y el 67, con temas como "Bat Man" o "Bucket T". Después nos podemos sumergir en la época torrencial de Who's Next (1971), la cual dejó un reguero de gemas dentro y fuera del propio álbum. Deliciosos restos que dan fe de que estamos ante la etapa más fértil y fructífera del combo. Y para acabar, un par de descartes de las sesiones de Quadrophenia (1973) y los temas de su banda sonora ya mencionados arriba y que se grabarían seis años después de su magnífica ópera rock.

Con todas estas palabras he tratado de darle unidad a una cosa que no puede tenerla de ninguna forma. El aroma a batiburrillo no se lo quita nadie, la verdad. Los altibajos tampoco. Una vez más, estamos ante una colección dirigida a los muy iniciados. Y no porque sea difícil de digerir. Estamos ante tonadas de rock y rhythm and blues sin abstracciones ni experimentos. Lo que pasa es que si enfrentamos esto al canon oficial, no siempre aguanta la mirada, y eso lo hace casi prescindible al lado de las grandes obras del grupo. Vamos, que nadie debería empezar por aquí para conocer a los Who, aunque tampoco niego que a través de estas tonadillas puede uno llegar a conocerlos muy bien.

☆☆★★★

Vol. 1

  1. Bald Headed Woman
  2. Anytime You Want Me ✔
  3. Lubie (Come Back Home)
  4. Motoring ✔
  5. Shout and Shimmy ✔
  6. Instant Party (Circles) ✔3
  7. Barbara Ann
  8. Bat Man
  9. Bucket T
  10. My Way ✔
  11. Man with the Money
  12. I've Been Away
  13. Doctor, Doctor
  14. Hall of the Mountain King
  15. In the City
  16. Summertime Blues (Studio Version) ✔
  17. Someone's Coming
  18. Glittering Girl
  19. Under My Thumb ✔
  20. Dogs, Part 2

Vol. 2

  1. My Generation/Land of Hope and Glory ✔
  2. Young Man Blues (Alternate Studio Version) ✔
  3. Time Is Passing ✔
  4. I Don't Even Know Myself ✔
  5. Water (Studio Version) ✔
  6. Here for More
  7. When I Was a Boy ✔
  8. Wasp Man
  9. Baby Don't You Do It ✔
  10. Water (Live) ✔
  11. Goin' Down (Live) ✔
  12. We Close Tonight ✔
  13. Four Faces ✔
  14. Cousin Kevin Model Child
  15. Get Out and Stay Out ✔
  16. Joker James 

Total: 113 min. 

viernes, 1 de agosto de 2025

La voz dormida

Título: let me tell you

Autor: Hans Abrahamsen

Año de composición: 2012-13

Género: Contemporánea vocal 

 

Grabaciones de referencia:

  • let me tell you (Symphonieorchester des Bayerischen Rundfunks / Andris Nelsons / Barbara Hannigan, 2016) ★★★★☆

 


let me tell you (sí, todo con minúsculas) es una obra del compositor danés Hans Abrahamsen, basada en el libro del mismo título publicado por Paul Griffiths en 2008. La obra se inscribe dentro de la música contemporánea y, al tratarse de una composición eminentemente vocal, fue escrita para una soprano, específicamente para Barbara Hannigan. El propio Griffiths escribió el libreto para adaptarlo a la música, lo que une a los dos autores a través de una obra de arte total en la que la literatura y la música se unen para crear una atmósfera taciturna, turbia y a la vez sanadora, con el tiempo como lienzo perfecto sobre el que desplegarse. Ya lo dice Griffiths en el libreto que adaptó para esta miniópera: ¿qué es la música si no tiempo?

En su obra, Griffiths utiliza las 481 palabras que Ofelia pronuncia en Hamlet (William Shakespeare, 1603), las reordena y crea con ellas una narración a base de monólogos introspectivos, citas y reflexiones a vuelapluma. Una forma original de presentarnos la personalidad de una Ofelia que siempre mereció más protagonismo a partir de una limitación que sirve para espolear la creatividad de un escritor en las antípodas de ese acomodo que suele castrar al artista.

Con estas constricciones ambos artesanos consiguen transmitir todo el empoderamiento que Ofelia no pudo expresar en la obra de  Shakespeare. En un canto a la elasticidad de la memoria y el tiempo. A los lugares de donde vienen nuestros recuerdos y al fluir infinito que los agita en nuestro interior. Eso en una primera parte para enmarcar. En la segunda, la cual empieza de manera sobrecogedora parece hablarnos desde el presente en un canto de amor incondicional a su amado, un Hamlet que le ha enseñado la música que surge del amor y la ha hecho pura luz. Una luz que le permite seguir adelante hasta en la muerte tal y como sugiere de manera sutil una tercera parte más meditativa y trágica. 

Abrahamsen, en definitiva, nos está ofreciendo su visión sobre lo que debería ser una ópera en el siglo XXI. Ideas concisas, aunque tremendamente evocadoras y poéticas, un desarrollo que apenas supera la media hora y una música expresiva y sugerente dentro de su abstracción. Algo a lo que podamos aproximarnos sin miedo en plena era digital, pero conservando el riesgo y la capacidad de sorpresa reservados para los más audaces. Y me refiero, por supuesto, al artista, pero también a un público que necesita de una predisposición y casi diría que una preparación previa bastante intensa antes de poder sentarse a disfrutar de una maravilla que, por mucho que me haya empeñado en diseccionar, no admite explicación alguna.

I Part
1 Let Me Tell You How It Was 3:50
2 O But Memory Is Not One But Many 2:50
3 There Was a Time, I Remember 5:58

II Part
4 Let Me Tell You How It Is 2:04
5 Now I Do Not Mind 6:13

III Part
6 I Know You Are There 1:00
7 I Will Go Out Now 10:44

Total: 32:39 

jueves, 31 de julio de 2025

El elegido

Seventh Star (Black Sabbath featuring Tony Iommi, 1986)

HARD ROCK/A.O.R. Lo de este disco no tiene nombre ya desde el planteamiento. Se suponía que iba a ser un trabajo de Tony Iommi en solitario y no de Black Sabbath, pero la discográfica presionó para que el nombre del mítico cuarteto de Birmingham estuviera en la portada. Una portada en la que sale solo el bueno de Tony, porque en realidad era el único superviviente del grupo original y porque este iba a ser su disco. Un gesto que lo dice todo acerca de lo que nos vamos a encontrar dentro y que junto a ese featuring Tony Iommi que colocan junto al nombre del grupo parece susurrarnos que el guitarrista tampoco estaba especialmente contento con firmar esto con el nombre de un grupo que sencillamente ya no existía.

No creo que nadie se creyera que esto iba a sonar ni de lejos a lo que hacía la banda en cualquiera de sus encarnaciones anteriores, pero es que es ponerlo y no poder creer lo que escupen los altavoces. Nunca mejor dicho lo de "escupen", porque esta zambullida en el hard rock y hasta el AOR, con la voz épica y gigantesca de Glenn Hughes, jamás debería haber sido el duodécimo álbum de Black Sabbath. Sin entrar en si suena bien o mal, que para mi gusto sería más bien lo segundo, esta música estaría bien si fuera dirigida a los seguidores de grupos como Trapeze o Deep Purple, de donde venía Hughes. Ese es su nicho de mercado y ahí no tengo nada que rebatir.

Sin embargo, la avaricia, una vez más, se pasó por el forro toda la coherencia artística y los deseos del músico. Aun sin estos prejuicios y consideraciones previas, me he puesto el disco y lo he tasado con imparcialidad, pero es que esta música no es para mí. Me parece aburrida, histriónica y absolutamente desconectada no ya de clásicos como "War Pigs", sino del mismísimo Born Again (1983), al que casi hace bueno este álbum infame. Sonará duro, pero esto son, ni más ni menos, treinta y cinco minutos de mi vida que no me va a devolver nadie.

★☆☆☆☆

A1 In for the Kill 3:48
A2 No Stranger to Love 4:28
A3 Turn to Stone 3:28
A4 Sphinx (The Guardian) 1:12
A5 Seventh Star 5:20 ✔
B1 Danger Zone 4:26 ✔
B2 Heart Like a Wheel 6:36 ✔
B3 Angry Heart 3:06
B4 In Memory 2:36

Total: 35:00 

miércoles, 30 de julio de 2025

Une los puntos

The Who by Numbers (The Who, 1975)

ROCK. Estaba claro que los Who no estaban muertos todavía cuando se cumplían diez años de su estreno en largo. Ese famoso décimo puesto entre los mejores discos del año que le otorgó Pazz & Jop, la prestigiosa encuesta anual que publicaba el semanario The Village Voice y que fue creada por el exigente Robert Christgau, decía mucho a favor de un estado de forma que otros ponían en duda. ¿Loas merecidas o el inflado artificial de un ábum más bien normalito?

Lo cierto es que ya desde las primeras escuchas apreciamos que estamos ante un disco más bien tranquilo de Pete Townshend y los suyos. Con pocas salidas de tono, la banda se pasea con soltura por el rhythm and blues que habían hecho suyo desde sus comienzos, con ciertos toques de folk y hasta de country, terrenos no tan novedosos. pero sí que poco explorados por la banda hasta ese momento. Todo esto, unido a un nivel compositivo notable, me hacen alinearme con la buena recepción que la crítica tuvo para con el disco.

Sin embargo, para mí todo lo bueno que tiene The Who by Numbers se diluye en el hecho de que percibo un bajón demasiado apreciable respecto de sus grandes obras maestras de principios de los 70. Un bajón que se traduce en que no disfrute el disco como me dicen los críticos que debería, ya que estas canciones, más que penetrar mi ser, se acaban quedando en mi superficie. Cuando me concentro, puedo apreciar claramente la talla interpretativa de la banda, intacta y superlativa, como siempre, e incluso puedo tararear las melodías, pero sin ese esfuerzo de concentración, el disco simplemente me pasa por encima sin emocionarme.

Y si tengo que explicar toda esta sensación, debo detenerme en "Squeeze Box", porque si esa canción es de lo mejor que puede ofrecer el séptimo trabajo de estudio de los Who, creo que queda patente el bajón del que hablaba. Y me gusta mucho el tema, pero no creo que pueda compararse con los hitos del pasado. Por eso, una vez más, acabo vilipendiando a un disco por no ponerlo en el pedestal que le han reservado oídos más afilados que los míos. O quizás esté salvando de la quema una obra que merecía menos de lo que le doy. Sin duda, estoy más cerca de la primera opinión, y cada nueva escucha no hace más que confirmármelo. Algo me dice que el tiempo acabará dando la razón a un álbum interesantísimo dentro del canon incomparable de The Who. O quizás se imponga la insustancialidad de cosas como "How Many Friends", auténtica piedra de toque de la crisis de la mediana edad que parece aquejar a Pete Townshend en este trabajo.

★★★☆☆

A1 Slip Kid 4:29 ✔
A2 However Much I Booze 5:03 ✔
A3 Squeeze Box 2:41 ✔
A4 Dreaming From the Waist 4:08 ✔
A5 Imagine a Man 4:00 ✔
B1 Success Story 3:20 ✔
B2 They Are All in Love 3:00 ✔
B3 Blue Red and Grey 2:47 ✔
B4 How Many Friends 4:06
B5 In a Hand or a Face 3:25 ✔

Total: 36:59 

martes, 29 de julio de 2025

Retoño maldito

Born Again (Black Sabbath, 1983)

HEAVY METAL. Black Sabbath son unos supervivientes. Eso hay que reconocérselo. A pesar de los numerosos cambios en un puesto tan definitorio como el de vocalista, se las han ingeniado para seguir con su mismo nombre, sus resultados han sido más que irregulares, y aun así han mantenido su masa de fans más o menos intacta. Algo de lo que este disco en particular es el ejemplo perfecto.

Born Again juega en el título con la idea de ese renacer tras el segundo intento de destrucción del grupo. La primera vez tuvieron que despedir a un Ozzy enloquecido por las drogas y aquejado de una notable falta de compromiso y motivación. Ahora se les iba Ronnie James Dio, frustrado por la falta de profesionalidad del grupo, y en su lugar ficharon a todo un Ian Gillan (ex-Deep Purple). Una voz demasiado icónica y reconocible, en mi opinión, como para que el proyecto pudiera tener éxito.

Efectivamente, la opinión mayoritaria me da la razón. En este disco no funciona prácticamente nada. La voz de Gillan, aun estupenda, había perdido buena parte del brillo de los 70 y además ni ella ni el estilo escénico del vocalista se ajustaban a los manierismos y el aura de Black Sabbath. La producción es desastrosa, y no lo digo solo yo, los propios miembros del grupo no se mostraron precisamente satisfechos con la mezcla final. Pero lo peor de todo son las canciones. Todos tenemos algún disco favorito con una producción infame, porque una buena canción lo puede todo, pero aquí es que tampoco podemos agarrarnos a eso en casi ningún caso. Especialmente sangrantes son los casos de "Disturbing the Priest" o "Digital Bitch". De lo peor que haya grabado Sabbath jamás.

Así las cosas, entiendo que el grupo necesitara reivindicarse después de tantos reveses y entiendo que nos presentaran su undécimo disco como un renacer absoluto. Comprendo que haya seguidores que defiendan las novedades que presenta el álbum y por supuesto estoy hasta de acuerdo con el hecho de que la banda estaba casi renaciendo de sus cenizas aquí. Otra cosa es que la criaturita que estaba llegando a la vida fuera más o menos agraciada. Por mi parte tengo claro que la horrible portada que escogieron es más que descriptiva y hace justicia a este engendro discográfico de manera magistral. He dicho.

★☆☆☆☆

A1 Trashed 4:16
A2 Stonehenge 1:58 ✔
A3 Disturbing the Priest 5:49
A4 The Dark 0:45
A5 Zero the Hero 7:35 ✔
B1 Digital Bitch 3:39
B2 Born Again 6:34 ✔
B3 Hot Line 4:52
B4 Keep It Warm 5:35

Total: 41:03

La infame portada fue diseñada por Steve Joule, colaborador habitual de Ozzy. Según explicó después, para evitar que Osbourne se enfadara por colaborar con Black Sabbath, les envió bocetos mal hechos con el fin de que los rechazaran. Pero no, les gustó su trabajo y aceptó el contrato que le ofrecieron.


El diseño se derivaba de la fotografía de un bebé sacada de la revista Mind Alive (1968). Lo más curioso es que no fue el único que la había utilizado, ya que un par de años antes Depeche Mode usó la misma fotografía para su single "New Life" (1981). Una portada, esta última, que a pesar de su fealdad, supera con mucho en atractivo al aborto demoníaco de Black Sabbath. Un engendro que siempre he pensado que era perfecto para lo que suena en el disco.