El acTo (Parálisis Permanente, 1982) ♠
POST-PUNK. Desde la cara oculta de la movida, Parálisis Permanente reinó en toda su putrefacción merced a una imagen de estudiado malditismo con la afrenta y la mugre de cementerio como bandera. Lo lúgubre, lo gótico y lo escatológico llevados a extremos caricaturescos. A eso podríamos reducir a un grupo tan malo (en todos los sentidos) que parece un chiste. Tanto se empeñan en que nos creamos su catecismo, tanto se revuelcan en detritus y vómitos sanguinolentos, que resultan a la vez patéticos y entrañables.
Parálisis Permanente quería parecer a toda costa un grupo maldito. Y al final lo consiguió. "El AcTo", su único álbum de estudio fue su legado y su lápida. Vivieron con tanta urgencia como la poquita música que editaron, que se podría describir como una repetición obsesiva y en múltiples variantes del riff del "I Wanna Be Your Dog" que versionarían en este disco.
"El AcTo" se convertiría en una isla en el panorama patrio. Nadie se les ha parecido jamás. Ni en entrega, ni en sacar tanto de tan poco. Se trata de un disco monocorde, a piñón fijo, que realmente posee escasas virtudes en lo musical. En lo lírico, por su parte, mastican carnaza gótica sin pulir. Y sin embargo el disco tiene aura, ha sobrevivido a su leyenda negra. Con una portada tan camp como icónica, con esas versiones más o menos discutibles (sobre todo la de Bowie) y con ese sampler de tormenta que se repite como un mantra en varias canciones. Un mantra que resultaría trágicamente premonitorio cuando el coche en el que viajaban tres de los miembros del grupo se salía de la carretera por la lluvia el 14 de mayo de 1983. Eduardo Benavente, cantante y líder del combo, moriría en dicho accidente amputando una carrera que se antojaba importante. Y claro, "El AcTo" se convirtió automáticamente en un testamento mítico para unos y sobrevalorado para otros. Un disco como mínimo más que interesante. O eso creo yo.
★★★☆☆
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