HARDCORE/METAL. Un split mítico, esta confrontación entre dos de las bandas más pujantes de la escena hardcore de Washington D.C. en los 80 se resuelve a puñetazo limpio en lo que es uno de los discos más reverenciados del género.
En la cara A nos encontramos a unos The Faith que, a pesar de las connotaciones siniestras de su nombre, se dedican a facturar un hardcore crudo y rabioso sin concesiones para lo gótico. Un bombardeo incesante y brutal que encuentra su contrapunto más pesado y metálico en la cara B, con unos Void que sientan las bases de lo que iba a ser ese crossover brutal entre el punk y el thrash con una contundencia que les iba a valer toda la adoración que atesoraron a partir de entonces.
Un fanatismo que no pasó de los círculos más militantes del hardcore, pero que los sitúa como unos de los padres del invento a pesar de que solo publicaran veinte minutos escasos de música durante su corta vida. O gracias a ello, que ya sabemos lo que se aprecia entre la parroquia la autenticidad suicida por encima de cualquier otra consideración.
Y con todo, hay que estar muy metido en la secta para disfrutar esto como dicen que merece.
★★★☆☆
El disco, entre otros motivos, se ha hecho famoso gracias a un Kurt Cobain que lo colocó como uno de sus cincuenta álbumes favoritos. Otros que se pueden unir a los agradecimientos al cantante de Nirvana, el cual ya es más que responsable de poner en el mapa a Daniel Johnston o Meat Puppets, entre muchos otros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario