BLUES 1.1. Entre la operación de maquillaje innecesaria y el homenaje y puesta en valor que siempre mereció John Lee Hooker, nos encontramos con este trabajo en el que el genio sureño se deja piropear y adorar por un grupo de acólitos que tratan de llevar su música a otro nivel. Algo que, sin ser necesario per se, sí que posibilitó que el bluesman viviera sus últimos años de una manera más desahogada en lo económico y más feliz en lo artístico.
En cuanto a las diferentes colaboraciones, no se les puede achacar gran cosa. Es cierto que no me queda claro qué queda de blues en la apertura, ese "The Healer" que Santana tropicaliza hasta dar con un tema inesperado y sorprendente, pero que gracias a la voz del maestro vuelve a la Tierra de una manera gloriosa. Mucho más canónicas, aunque dotadas de ese toque moderno y brillante, son el resto de intervenciones. Da igual, como digo, Hooker acaba imponiendo su ley hasta que no queda claro si aquí hay más de entregar al genio incomprendido a las masas o gana el que estos devotos de su arte se imbuyan de un aura de respetabilidad que ninguna otra alianza podría proporcionarles.
Si por un momento nos tapamos los ojos y evitamos la ceguera que puede provocarnos el Grammy, los dineros y todas las loas y exposición que sobrevino a este disco, podremos escuchar de una manera limpia para darnos cuenta de que lo que bulle aquí es poderoso, es legítimo y es hasta sincero. Será que The Hook jamás se dejaría engatusar por los cantos de sirena, será que da igual lo que intenten con él, siempre va a acabar llevándoselo a su terreno. Y puede que no me quede claro si la potencia de su arte se impone a todos los arreglos que le echan encima como pesadas mantas o simplemente se acentúa como con un buen condimento. Lo único que sé es que cuando Hooker manda a todos a casa para regalarnos esos tres últimos temas en soledad, todo eso nos acaba importando un pimiento.
★★★☆☆
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