Con tal de volar (Julio Bustamante, 2003)
POP DE AUTOR. Lo de la lírica de este autor es digno de estudio. He de reconocer que a veces me cuesta disfrutar de ese delicadísimo equilibrio entre lo sutil y lo ñoño por el que siempre ha transitado Bustamante. Aquí me vuelve a pasar. Lo curioso es que siempre, siempre, cuando parece que se va a despeñar por los acantilados de lo pasteloso, surge un giro salvador que hace que vuelva a creer en él de inmediato. Y es que en frente de títulos como "Mundo libélula" o "Lisboa lapso" nos encontramos versos tan desarmantes como "Eh, Adelina, ésta es la canción que te prometí; era hora ya. He de decirte, aunque sabes bien, que te debo a ti ésta y muchas más". Adelina es su madre, por cierto.
Un detalle cogido a vuela pluma que atestigua lo injusto que he sido al sacar a colación una supuesta melindrosidad lírica que aquí, encima, es menos patente que en ninguna otra obra del valenciano. Y es que este Con tal de volar, a pesar de engrosar el epílogo de toda una carrera, a pesar de aparecer cuando ya está todo dicho, se coloca sin problemas entre las obras fundamentales del levantino. Una prueba más, si no de genio, sí de que estamos ante un artista incapaz de firmar un trabajo malo.
★★★☆☆
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