CONSCIOUS HIP HOP. Ya desde el comienzo del disco, Kendrick deja claro que todo en él va a ser más borroso y abierto a múltiples significados. Con una base orquestal mínima que parece hacernos entrar en un western de los clásicos vuelve a la carga con la idea de la brutalidad policial en "Blood.". O quizás esté justificando de algún modo que la policía tenga el gatillo rápido ante lo imprevisible de las reacciones de un sospechoso. La letra no lo deja claro, pero invita a la reflexión, qué duda cabe. Como también lo hace el enganche, una "DNA.", que es de lo más brutal que haya grabado nunca. En sus dos partes, rítmicamente diferenciadas, nos suelta una diatriba que parece imposible que nadie pueda engarzar con una lengua y unos pulmones humanos. Con una agresividad visceral nos cuenta que todos llevamos el sexo, el dinero y el asesinato en nuestro ADN. O quizás no lo haya pillado. Ya digo que con este álbum todo lo que creamos queda en entredicho.
Ese es el comienzo de un disco que muestra unas ansias por trascender por encima de los ya de por sí ambiciosos discos anteriores. Un trabajo que fue sometido a la lupa de los expertos y consiguió el premio Pulitzer para el rapero de Compton. Un galardón nunca antes visto fuera de los círculos más prestigiosos de la literatura o el periodismo. Y es que debe ser que lo que hace Lamar se asemeja mucho a esos dos campos. Los que lo siguen llevan tiempo alabando sus obras por cinematográficas y poéticas, por tomar el pulso de su generación como nadie. Por eso a pocos de los que lo hemos estado siguiendo con más o menos interés nos ha sorprendido el premio. Y en este disco, que no me gusta más que To Pimp a Butterfly (2015), todo hay que decirlo, es donde su verborrea se desata para tocar tantas cosas a la vez, y que parezca que ha dicho una cosa y la contraria, que se nos muestra absolutamente inalcanzable en su enormidad.
Aquí Kendrick es capaz de hablar sobre su día a día, de hacer que el maltrato sea algo glamuroso, o quizás denunciarlo, no acabo de verlo claro. Puede sugerir ciertas cosas porque todos sabemos de su posicionamiento y su humanidad. Se permite soltar ráfagas de ideas que se abren en mil ramas cada una para confesarnos que nadie puede imaginar lo que se sufre en la cima o para refocilarse en sus escarceos sexuales. O utilizar sus ansias de juerga para meditar sobre la lealtad. Y si suelta todo esto con el engarce perfecto de su flow inalcanzable, con el colchón suntuoso de unas bases como nadie más puede hacerlas... De verdad, ¿algo puede salir mal?
Ya os digo que no. Que, sin ser yo el más experto en la materia, intuyo que el Pulitzer es más que merecido. Porque Kendrick se explica como nadie. Porque moldea el lenguaje a su antojo para llegar a unas profundidades que ningún otro colega puede siquiera otear. Porque ya son unos cuantos discos que el tiempo va a declarar obras maestras. Cosas que lo hacen uno de los mejores de su generación, pero también de la historia de una música que, como pocos, ha contribuido en convertir en algo mucho más grande de lo que ninguno de sus creadores pudiera llegar a imaginar. No es una hipérbole, es tan cierto y tan verdadero como cada nota y cada sílaba que se derraman de este disco.
★★★★☆
Total: 54:54
Casi nadie se lo esperaba, si no lo habían escuchado antes, claro, pero el Pulitzer de 2018 en la categoría de música fue para Kendrick Lamar por este álbum. Los motivos, que pueden parecer obvios para muchos, y escandalosamente dudosos para otros, quedan resumidos con gracia en la declaración del jurado de ese año. A saber...
"Recording released on April 14, 2017, a virtuosic song collection unified by its vernacular authenticity and rhythmic dynamism that offers affecting vignettes capturing the complexity of modern African-American life."
https://www.pulitzer.org/winners/kendrick-lamar
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