Haunted Dancehall (The Sabres of Paradise, 1994)
IDM. Los Sabres of Paradise nos llevan en este disco de la mano a esa pista de baile poseída por los demonios desde la que crean sus sonidos más secretos y herméticos. En una obra que suena como un todo rotundo nos endosan el abecé de lo que debe ser esa IDM que bebe del ambient y de Kraftwerk cosa mala, pero con la "novedad" o la adición que supone el hilarlo todo dentro de un argumento vertebrador al estilo de los discos conceptuales de otros géneros.
Aquí nos encontramos, según dicen, la historia de un tal McGuire, la cual, si bien no hay letras que nos la cuenten, puede desgranarse a partir de los títulos de cada tema. Todo eso unido, cómo no, a una música que trata de ser narrativa sin dejar de ser ambiental y cortante sin dejar de acariciar nuestros oídos. Una música que deja caer todo su peso a la hora de fabricar una atmósfera densa y gruesa, flotante también, y que juega a elevarse por encima de una repetición que parece querer explicarlo todo.
Será por las melodías que se cuelan aquí o allá, o por los sonidos intrigantes que lo pueblan, o más probablemente por la sensación rotunda de disco coherente y sólido en el sentido más estricto, pero el segundo disco de Andrew Weatherall y los suyos es un pepino que hasta yo puedo entender. No es que lo haya digerido con facilidad ni que me parezca lo más inmediato del mundo, pero sí que aprecio todos los detalles jugosos de los que hablo. Algo que no debe menospreciarse cuando hablamos de mi querida y gran desconocida electrónica. Al menos tengo claro que a este lo pongo entre los grandes.
★★★★☆
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