
ROCK ALTERNATIVO. Después de sus coqueteos con el rock industrial y el thrash metal, los granadinos vuelven de alguna manera a las formas con las que empezaron su carrera más de una década antes. Con un disco esquivo y de portada horrible, pero con un disco también brillante en lo compositivo, un bichejo escurridizo con el que seguir obsesionándose con la sinestesia y las reacciones químicas que explican nuestra existencia.
Un regreso a su esencia que puede que no contara con la energía punk de sus comienzos, pero que transforma esa nueva madurez en una nueva forma de escupir con la tensión contenida pero al máximo. Un regreso que se apoya en la gloriosa vuelta de Eric Jiménez a las baquetas, el cual se afanaría desde esta obra en compaginar su trabajo con Lagartija y Los Planetas.
Un detalle nada anecdótico que significó un impulso definitivo para esta segunda etapa, si no dorada, al menos de plata maciza. En ese punto podemos medir la valía de un disco que está de por sí muy bien, lleno de canciones sólidas y sugerentes. Un álbum que fluye estupendamente y blablablá, pero que es aún mejor por todo lo que prologa.
★★★☆☆
1 Lo imprevisto ✓
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