MÚSICA LLANERA. Músico indispensable dentro del canon tradicionalista latinoamericano, Simón Díaz completa con este disco su obra más redonda e inmortal. Diez canciones que capturan de manera inmejorable el espíritu de la mejor música llanera, con sus campos, sus animales y sus olores. Diez joyitas que traspasan géneros y fronteras para convertirse en material de estudio y disfrute obligado para melómanos de todo el mundo. Y eso que el disco, cómo no, no es lo conocido que debiera fuera de Sudamérica. Una pena, pero también un motivo de gozo para los que nos demos de bruces con semejante hallazgo.
Un tesoro enterrado sin capacidad de encontrar una audiencia masiva. Este estilo requiere atención, pausa y sensibilidad. Tres cosas que escasean en estos tiempos como la humanidad y la misericordia. Por eso, está bien que tratemos de convertir al personal, pero tampoco nos frustremos cuando la respuesta sea tibia o incluso inexistente.
Sin embargo, debería ser mucho más fácil convencer a cualquiera de las bondades de esta música. Yo mismo, ajeno al género por completo, caí rendido a la primera escucha. Cómo iba permanecer impávido ante la emoción que transmiten estas letras tan de verdad. Cómo iba a mirar para otro lado con estos arreglos tan sencillos y tan emocionantes a la vez. Con esa voz tan sonora y tan sincera.
De verdad que estoy convencido de que el mundo se va a la mierda, porque no me cabe en la cabeza que cosas como "El loco Carabina", "El alcaraván", "Mi querencia" o casi cualquier otra canción no estén sonando en nuestras casas a todas horas. Sí, es un sonido antiguo, y precisamente por eso sigue siendo tan sorprendente. Porque es escuchar estas canciones y saber que han atravesado océanos de tiempo para llegar hasta nosotros. Para hendirnos el alma. Y por pocos que seamos los que lo sepamos, lo seguirán haciendo por mucho tiempo.
★★★★★
A1 Tonada del cabrestero ✔
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