jueves, 28 de agosto de 2025

Desbordándose sin freno

Misterioso (Thelonious Monk Quartet, 1958) [DIRECTO]

HARD BOP. Han pasado muchos años desde la publicación de este disco, el primero que capturaba a Thelonious Monk en directo, concretamente en el Five Spot Café, mítico local de jazz activo durante los años 50 y 60 del siglo pasado. Su importancia histórica, por tanto, queda fuera de toda duda. No así su calidad, cuestión que enfrenta a los aficionados desde su edición.

El problema parece estar en la interpretación de Johnny Griffin, saxo tenor de reputado prestigio, que aquí suelta sus típicas cascadas de notas sin esfuerzo pero también sin mesura. Para unos, la interacción con Monk, aunque poco fluida, genera una tensión más que interesante. Para otros, la cosa no fluye como debería, sensación que se ve potenciada por la portentosa interpretación de un Thelonious en estado de gracia. Eso unido a lo bien que el álbum captura el ambiente de club, tan difícil de apreciar en otras obras, les es suficiente como para encumbrarlo.

Personalmente, será por mi falta de conocimientos profundos respecto al jazz, me parece una actuación muy correcta en todos los sentidos. Sí que percibo una cierta falta de garra y una anemia en el saxo en ciertos momentos que requieren algo más de personalidad (en "Let's Cool One", por ejemplo), pero por lo demás no diría que estamos ante un mal disco. Que no me enamora en su conjunto como sí lo hace un Monk que me gana del todo en esa preciosa y resquebrajada rendición de "Just a Gigolo", pues también es cierto, pero por lo demás creo que es un disco bastante disfrutable, si bien lo veo un poco por debajo del estándar sobresaliente del pianista.

★★★☆☆

A1 Nutty 5:15
A2 Blues Five Spot 8:06
A3 Let's Cool One 9:14
B1 In Walked Bud 11:22
B2 Just a Gigolo 2:03
B3 Misterioso 10:50

Total: 46:50

La relación entre el jazz y la alta cultura se empezaba a cocer en esos años. No fue siempre así. En sus primeros momentos era una música asociada a las clases populares y más concretamente a la comunidad afroamericana. El swing de los años 20 y 30, por su parte, apelaba a la juventud con ganas de juerga. Con los años, sin embargo, fue ganando ese aire de sofisticación y elegancia como de producto pensado para ser degustado por los más cultivados del lugar.

Los seguidores de Thelonious Monk eran un público que se circunscribía en buena parte en esas coordenadas. De ahí que la discográfica buscara potenciar la asociación y mejorar sus ventas envolviendo el disco con un cuadro de Giorgio de Chirico, concretamente The Seer (1914-15). Nada de fragmentos, motivos, recreaciones o alusiones. El cuadro puro y duro en toda su plenitud y a volver loca a la intelligentsia del momento.

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