RAP TINTINEANTE. Muchos, muchísimos, colocan aquí la línea de meta, el momento culminante de la trilogía universitaria de Kanye West. Una vez más, no puedo estar más de acuerdo. Lo que no quita que pelee conmigo mismo a la hora de identificar los motivos que hacen de este Late Registration la obra maestra de la primera época del de Chicago. Tal vez el secreto esté en sus letras, tan confesionales y autobiográficas que a veces parece el mismo Mark Kozelek (Red House Painters, Sun Kil Moon...). Tal vez radique en unas bases ligeras y tan llenas de aire que parecen acariciar su flow más que soportarlo. Ahí habría que acordarse de la orquesta de 20 piezas que sustenta buena parte del disco. Una orquesta que despacha las sonoridades más emotivas para enlazarlas con samples del soul más clásico, pespuntes en los que Kanye parece encontrar al Dios que invoca continuamente en su discurso.
Así, esta música suena a cine, a película de James Bond, al Curtis Mayfield que samplea sin pudor en "Touch the Sky", a Nina Simone, a la Billie Holiday terminal o a Isaac Hayes. A pura negritud, a pura denuncia y a puro brillo. Un brillo sangriento como el de los diamantes que ama con la misma pasión con la que odia su abyecta procedencia. Un brillo que puede perder algo de fuerza a lo largo de los setenta minutazos del viaje, pero que nunca desaparece. "Heard 'Em Say", "Touch the Sky", "Drive Slow", "Diamonds From Sierra Leone", "We Major", Gone", "Late"... Demasiados hitos, demasiadas razones como para buscarle peros incluso en su duración.
Todavía quedaba un volumen más para retratar la vida universitaria. Dicen que es magnífico también, aunque yo no lo he probado aún. Después llegaría el barroquismo y la fantasía y perderíamos la desnudez de un rap que brilló con fuerza propia en el cambio de siglo. Por parte de un hombre que carecía del pedigrí que da la calle. Un productor que no se suponía que debiera estar de ese lado de la pecera donde se colocan los micros. Y es que a veces las cosas no son como manda la tradición. Aquí tenemos un ejemplo rutilante de eso de salirse del camino establecido. Bendecido seas por ello, Kanye.
★★★★☆
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