
DEATH METAL TÉCNICO. Nuevo disco y nueva debacle en la formación de Death. Chuck Schuldiner mantiene únicamente a Steve Di Giorgio al bajo y da la bienvenida al sueco Andy LaRocque (King Diamond) a la guitarra y a Gene Hoglan a la batería. Un cambio que vuelve a dar como resultado un disco fantástico. No sé si será cierto eso de que Death no tiene un disco malo, pero lo que sí es verdad es que Chuck siempre se las apañó para rodearse de los mejores.
Ahondando en ese death metal técnico que prácticamente fundó con el álbum anterior, Schuldiner vuelca aquí toda la tensión y la mala leche que venía arrastrando en una época de enfrentamiento constante. Discográfica, mánagers, ex-componentes del grupo... A Chuck le llovían las hostias por todos los flancos. Y claro, eso se tenía que notar en las letras y la actitud de un disco oscuro y amargo como pocos en su discografía. Un vitriolo que vuelca en unas composiciones hermosas, insolentes y confrontacionales, las cuales se suavizan las micras suficientes con la guitarra melódica, multicromática y superlativa de Andy LaRocque. Una guitarra para la que no hay palabras cuando entra en diálogo con la de Schuldiner sobre la base dura, refulgente y casi tectónica que ofrecen Di Giorgio y Hoglan.
Eso es lo que propone el fastuoso quinto disco de los de Florida. Chispazos de brillantez en medio de la tormenta, solidez interpretativa, composición del más alto nivel y dinámicas siempre sorprendentes y epatantes. Una amalgama estruendosa y envolvente, que te hace preguntarte una y otra vez si puede ser cierto lo que estás escuchando. Parece que no llega al nivel de Human (1991) simplemente porque le falta el factor sorpresa y por estar emparedado entre ese álbum y la intensidad infinita de Symbolic (1995), pero esa carencia es más una sensación que una realidad. Sí, podemos decir tranquilamente que Death estaban aquí en su mejor momento.
★★★★☆
1 Overactive Imagination 3:28 ✔
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