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It Serve You Right to Suffer (John Lee Hooker, 1966)
BLUES. Con John Lee Hooker siempre va a ser difícil bucear entre sus álbumes a la busca de las joyas más preciadas. Ni se ha preocupado por la redondez en ese formato, ni podemos decantarnos por uno u otro al estar todos trufados por piezas gloriosas entre otras más predecibles o menos emocionantes.
A pesar de todo esto, este álbum es uno de los mejor valorados, y no solo por el público. Baste la curiosidad de que en el mítico concierto que le filmaron en París en 1970, al menos tres de los temas que podemos disfrutar en su escasa media hora de película (mi memoria me impide asegurar que no hubo alguno más) pertenecen a este LP. Teniendo en cuenta que estos hechos se produjeron cuatro años y una decena de discos después, el que "the Hook" siga acudiendo a esta obra para prender la mecha de su directo, creo que es bastante elocuente acerca de la calidad de lo que aquí suena.
Precisamente, en dicho concierto, la pieza que más brilla es la que abre aquí. Un "Shake It Baby" que en directo alarga hasta los ocho minutos en un intento por tocar el éxtasis con las dos manos y algo más. Una pieza de una turgencia sexual increíble, algo que en la versión de estudio consigue hacer brillar igualmente el genio de Mississippi. Todo un temazo para entrar en faena y poder disfrutar de la sutileza en cueros de "Country Boy", el clasicismo marca de la casa y cargado de despreocupación de "Bottle Up and Go" o el cinismo radical de una "Money" que parece hecha a su medida.
En esos extremos se mueve un disco que fue grabado para Impulse! por todo un Bob Thiele. Músicos de jazz y todo el oropel de la disquera emblema de John Coltrane ayudan a colocar a este álbum entre las obras más finas de Hooker. No volvería a grabar otro disco con Impulse!, vayan a saber por qué, pero es una gozada que se asumieran los riesgos pertinentes por todas las partes implicadas. Así podemos disfrutar de un momento bien suculento de nuestro bluesman favorito.
Un momento en el que, a pesar del par de conatos eléctricos que posee, manda la oscuridad, lo moroso y lo dolorosamente abisal. Cuanto más triste es la letra, más lento tocan. Y es por esa manera tan gloriosa de entender el espíritu del maestro por la que la banda está tan bien en esta obra. "Relajaos", cuentan que les pidió Hooker, "como si estuviérais en una silla cómoda en casa tomando un café". A la altura de "Decoration Day" podemos comprobar que todos lo habían entendido perfectamente.
★★★★☆
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