How to Make a Monster (The Cramps, 2004) [RECOPILATORIO]
PSYCHOBILLY. Recopilatorio de material de archivo correspondiente en su mayor parte a los primerísimos momentos del grupo. Ensayos, bocetos y un segundo volumen que incluye un par de conciertos de 1977 y 1978. Los lugares, nada menos que los míticos Max's Kansas City y el CBGB, pura historia viva del rock & roll en la Gran Manzana. El sonido, en buena parte del metraje, pura bazofia que hace algo más que rozar lo insoportable.
Una cacofonía que no hace más que echar tierra encima de tus ganas de empaparte de los orígenes putrefactos de un grupo que puede sonar aquí más auténtico que nunca, pero que apenas deja entrever su potencial entre baterías de lata, guitarras anémicas y una voz que pelea tanto por hacerse oír como por encontrar una personalidad que sí que se intuye, pero a la que le faltaba todavía un hervor.
Y aun así, conforme avanza el disco empezamos a apreciar el brillo que de vez en cuando reluce entre los cascotes. Esos temas que no conocemos en ninguna versión, auténticos ensayos generales que anuncian la riqueza del grupo; esas diferentes tomas sobre un "Rumble Blues" (Link Wray) que dice tantísimo sobre sus filias y su formación, sobre todo por parte de una Poison Ivy que ya sabe sonar especial; y en fin todo lo que ayuda a completar el cuadro, siquiera a brochazos informes, de lo que han sido los Cramps en sus inmundos y gloriosos espasmos iniciáticos.
En cuanto al segundo volumen, el de los directos, será por el contraste con las primeras piezas del primer disco, pero su sonido ratonero me parece casi aceptable y hace que me sumerja sin esfuerzo en unas interpretaciones en las que los Cramps en general y Lux en particular dejan clara una cosa: siempre les ha dado igual quién o cuánta gente estuviera delante. Lo suyo era darlo absolutamente todo en el escenario, y ya fuera ante cientos o ante una decena, la epilepsia y el asesinato sónico siempre iban a ser los mandamientos centrales de su religión.
Después de esta descripción puede que nadie tenga claro si me parece un buen disco, uno regular o una jodida obra maestra. Bueno, es que ni yo puedo llegar a una conclusión. Lo único que puedo decir sin temor a equivocarme es que aquí hay una intensidad de mil demonios, pero no siempre, que me encantan los cristales rotos y la pasión desbordada, y mucho de eso hay aquí. Y también, por supuesto, que todo aquí, lo bueno y lo malo, está envuelto en lo insoportable. Creo que me he explicado con claridad. Bueno, no, ya lo sé.
★★★☆☆
Este recopilatorio saca su título de la película dirigida por Herbert L. Strock en 1958, un drama de terror en el que un maquillador de Hollywood, a través de la hipnosis, manda a sus "personajes" a matar a magnates del cine.
Unas creaciones monstruosas que de manera tangencial, pero clara, beben de ese Frankenstein (1816) con el que Mary Shelley asombró al mundo y seguirá haciéndolo por los siglos de los siglos. ¿Los Cramps jugando a ser Dios? ¡Me cago vivo!
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