POP DE IDA Y VUELTA. La continuación a ese sorprendente Alegato meridional (2006) da el giro esperado y es un disco mejor tocado, mejor pensado y, por supuesto, carente de la frescura chulesca y perezosa del primero. Cosas todas esperables y casi diría que deseables en un disco que abandona la reivindicación de lo pequeño en favor de una denuncia social clara y no siempre sutil.
El eje de la Tierra es un ajuste de cuentas continuo. Una obra que triunfa en su huída hacia delante sin perder demasiado en el balance de ganancias y pérdidas. Si el bofetón refrescante del debut era algo que inevitablemente se iba a perder, siempre estaremos dispuestos a asumirlo sin mayores problemas con melodías del brillo de "La nueva reconquista de Graná", "Perros muertos", "Dime", "¿Por qué no te largas de aquí?" o esa subyugante "Tú, misionero de Dios" con la que cierran.
Si tan solo hubieran enganchado un par de temas más de esa altura, estaríamos hablando de un clásico imperecedero, pero al final, este grandísimo disco, eso no hay quien se lo escamotee, acaba ofreciendo disfrute y reflexión en un equilibrio delicioso. Y además, te deja con la sensación de que estás escuchando a unos tíos que no han dado aún su zarpazo definitivo. Por mucho que con esos teclados suenen más a Los Planetas que lo que tenían pensado en un principio. Cosa que para mí nunca va a ser un problema.
★★★★☆
- La nueva Reconquista de Graná
- Perros muertos
- Dime ✠
- Merienda de negro
- ¿Por qué no te largas de aquí? ✠
- Blues chillando en un cubo (adaptación de Kevin Ayers)
- De baja
- Pequeños
- El evangelio (según Pablo)
- Tú, misionero de Dios ✠
Total: 34 min.
Jamás creí que iba a relacionar a Juan Rodríguez (J) con Bob Dylan. El cínico número uno, el que se reía de la canción protesta en una de las caras B de Los Planetas, el icono de la modernidad, no podía ser conectado con, ni mucho menos rendir pleitesía al bardo de Duluth.
Pero al final ha ocurrido. Desde que empezaron con el proyecto se mencionaba a Gram Parsons, a los Byrds, a Guy Clark... Y se dejaba de lado, adrede, a Robert Allen Zimmerman, a pesar de que su fantasma revoloteaba por todos lados. En ese "Billy total" con el que apellidaban la primera versión de "Par de flamenquines". ¿Puede ser otra cosa que una referencia a las varias tomas de "Billy" que Dylan incluyera en Pat Garrett & Billy the Kid (1973)?
En este disco la influencia es aún más palpable. En el teclado lisérgico que rememora la etapa del mercurio salvaje del cantautor y, como colofón, en la letra de esa fastuosa "Tú, misionero de Dios" con la que cierran. Por esa interpelación al amor perdido, por lo que le tiene que decir el oyente si la encuentra, por ese frío que trata de calmar... "Girl of the North Country", "If You See Her, Say Hello" y toda esa mitología de la pérdida que el premio nóbel ha hecho universal hasta grabarlo en el mármol del acervo popular.
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