La insoportable levedad del ser (Grushenka, 2015)
POP. Rastros de The Cure, Los Planetas y de la parte más melódica del shoegaze noventero, el romanticismo oscuro de La Dama se Esconde... Influencias a medio digerir, casi tergiversadas, de una torpeza embriagadora. Así suena la última esperanza blanca, un grupo que encuentra su mejor baza cuando juega a lo mínimo. Como McEnroe más que como Maga. Y por suerte, gracias a los astros.
Grushenka me resultan más creíbles, más hondos, cuanto más post-punk, y me chirrían cuando juegan al rencor amoroso tratando de emular a unos Planetas que destacan como plato principal en su dieta, pero que les quedan un poco grandes. Saben sonar magníficos cuando espacian su shoegaze y lanzan notas flotantes de órgano. Mucho más que cuando aplican una luminosidad pop que suena demasiado a otras cosas y que no deja el poso deseado.
Hay grupos a los que les va mejor la anemia que la vigorexia y creo que este es uno de ellos. Aunque suene contradictorio si hablamos de pasarlo bien, con ellos prefiero arrebujarme y bañarme en mi propio llanto antes que saltar desaforado como un loco sin remedio.
★★★☆☆
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