Burrito Deluxe (The Flying Burrito Bros, 1970)
COUNTRY ROCK. Este iba a ser el último disco de Gram Parsons con The Flying Burrito Brothers, algo que influyó sin duda en su factura apresurada y contrahecha. Dicen las malas lenguas que su relación cada vez más intensa con los Rolling Stones fue uno de los detonantes de la ruptura. Por otro lado, esa relación les posibilitó grabar esa inmortal "Wild Horses" que escribieran Jagger y Richards. Una grabación que se realizó a partir de una demo que los británicos dejaron a Parsons y que se produjo más de un año antes de que los Stones la inmortalizaran en Sticky Fingers (1971).
Los rockeros no fueron los únicos culpables. También estuvo la dejadez galopante del cantante, su cada vez más preocupante ausencia de muchos bolos, su alcoholismo y unas ínfulas que le hacían llegar en limusina a los conciertos mientras sus compañeros iban en otro coche con el equipo. Todo esto desembocó en que el de Florida fuera despedido del grupo apenas dos meses después de la publicación de este álbum.
Un disco que parece beber de muchas fuentes. De Hank Williams al rock and roll más galopante, los Burritos picotean aquí y allá sin acabar de redondear una jugada que ya se percibía bastante precaria nada más verlos en esa portada para olvidar. Detalles, detalles, que sumados no dejan lugar a la duda. Aquí falta coordinación, una dirección estricta, pero sobre todo faltan ganas y falta pasión. Demasiadas cosas como para decir que estamos ante un gran álbum. Que tampoco puedo decir que sea malo, pero cada vez tengo más claro que bueno, bueno, tampoco es.
★★★☆☆
Gram Parsons conoció a los Rolling Stones en 1968 y el flechazo fue inmediato. A lo largo del 69 fueron ahondando en su amistad, en la que no me cabe duda que el alcohol y otras sustancias tuvieron mucho que decir. Por eso los británicos se saltaron su hermetismo habitual y le "regalaron" la demo de una tal "Wild Horses" después de su infame concierto en Altamont. El resto es historia.
La sombra de Gram estuvo, por tanto, en la grabación de Sticky Fingers (1971). En espíritu y en la forma que acabó cobrando la canción mencionada. Parece difícil pensar que los Stones no tuvieron en su cabeza la versión de Parsons mientras le daban su forma definitiva.
Parsons siguió involucrado con los británicos y su presencia en esa Ville Nellcôte, que fue cuartel general del grupo durante la grabación de Exile on Main St. (1972), fue más que patente, por mucho que no interviniera de facto en ninguno de los dos álbumes. Su influjo siempre fue tan poderoso que tampoco le hizo falta para que su nombre quedara unido a esos dos momentazos de manera indeleble.
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