Sticky Fingers (The Rolling Stones, 1971)
ROCK & ROLL. En plena vorágine de popularidad, excesos y grandeza compositiva, los Stones se sacan de la manga una nueva muestra de genio. Los límites los marcaban ellos y solo ellos en esta época en la que todo parecía a su alcance. En el primer trabajo de estudio sin el malogrado Brian Jones, Mick Taylor se muestra tan perfecto que da miedo. Como el resto del grupo, ofrece unas interpretaciones ajustadas, tórridas y de una brillantez acongojante.
Sticky Fingers es un puñetazo en la mesa. Su tercera obra maestra consecutiva (si no contamos el excelente directo Get Yer Ya-Ya's Out (1970)). Un dechado de autoridad en el que añaden algo más de dulzura a la mezcla. Una dulzura que contrasta con la sexualidad sugerida en una portada icónica made in Warhol. En la antesala del rock putero que sellarían para siempre con Exile on Main St. (1972), los Stones se ponen duros. Con matices.
"Wild Horses", "I Got the blues" y "Moonlight Mile" pueden parecer melindrosas, y eso es algo que no encontramos en los dos discos anteriores, pero las tres contienen ese hálito de eternidad que jamás debe ser ninguneado. Su belleza y su volatilidad choca frontalmente con la dureza y el desenfreno de "Brown Sugar" o "Bitch", la electricidad viciada y pantanosa de "Sway" o "Can't You Hear Me Knocking", las raíces sabrosas de "You Gotta Move" o "Dead Flowers", o con la pornografía sangrienta y drogadiza de "Sister Morphine". Y lo mejor es que ninguna se daña en el choque. Por el contrario, acaban enriqueciendo un conjunto que te deja una y otra vez hambriento.
Blues, folk y rock dañinos, bailables, coreables… Sticky Fingers es más que un disco. Es un sentimiento. Tan potente como su groove, sus jadeos y el puñado de colaboradores de lujo asiático que metieron sus zarpas en él. Es y será siempre monstruoso.
★★★★★
Total: 46:22
Que fue un disco rupturista queda claro desde el hecho de que fuera el primero desligado de Decca, la antigua compañía de la banda. A partir de este publicarían en su propio sello, Rolling Stones Records.
La mítica portada del vinilo original incluía una cremallera real y una hebilla que al abrirse revelaban unos calzoncillos de algodón. Tamaña provocación no fue aceptada igualmente en todo el mundo y en muchos países el diseño de la carpeta variaba tremendamente. En España, sin ir más lejos, se veían unos dedos saliendo de una lata de lo que parece melaza. De pena.
El disco también fue pionero en el uso del logo más conocido e imitado de los Stones. Sí, los labios y la lengua aparecen por primera vez aquí.
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ROCK & ROLL. Pirata de buen sonido en el que podemos presenciar el poder de los Stones en directo y sin aditivos. El poder mayestático de un grupo que, con todas las imperfecciones que se quiera, tocaba rock & roll como nadie.
El directo da cuenta de un repertorio fastuoso en medio de la mejor época de la banda. Canciones de Beggars Banquet (1968), Let It Bleed (1969) y del entonces flamante Sticky Fingers (1971), más alguna versión y alguna copla de tiempos más remotos conforman un setlist antológico ante el que solo podemos caer de rodillas.
Si tiene algo malo esta rodaja de buen blues rock de verdad, sería el hecho de que comparta marco temporal con un 'Get Yer Ya-Ya's Out!' (1970) que le supera en todo. Es lo normal, desde luego, ya que hablamos de un disco oficial que además está ampliamente considerado como uno de los mejores álbumes en directo de la historia.
Esa es la cruda realidad para Live in Leeds 1971.
Por lo demás no hay mucho que achacar a un registro vibrante y
eléctrico en el que podemos disfrutar de una banda que se muestra más
viva que nunca. Y eso a pesar de toda la mugre que supura (o gracias a
ella), a pesar de su portada y a pesar de que necesite algo más que una
restauración. Nada, que por más que lo he intentado, no hay manera de
bajarle la calificación.
☆☆★★★
Que estas grabaciones tienen algo especial se hace evidente desde el momento en el que los Stones decidieron agregarlas a la edición "Super Deluxe" de Sticky Fingers (1971). Colocaron todas estas canciones en el tercer CD de la reedición de 2015, quitándole valor a un pirata que, por lo que sea, siempre ha sido muy apreciado por sus fans.
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