Teenage Head (Flamin' Groovies, 1971)
GARAGE BLUES. El tercer disco de los de San Francisco es una anguila eléctrica que se ha escapado de su pecera y amenaza con electrocutar a todo bicho viviente que se le acerque. Un manual de referencia sobre cómo infectar el blues con la urgencia burbujeante del mejor rock & roll. O viceversa. Con este sexteto no se sabe dónde empieza lo uno y acaba lo otro ni responde a la eterna pregunta de si primero fue el huevo o la gallina.
Pianos, calambrazos, boogie al rojo vivo y un sonido garajero tumbador son el santo y seña de la obra clave de Flamin' Groovies. Con un Roy Loney imperial al micro y un fastuoso acompañamiento de los demás, se ensañan con crudeza en siete partituras propias y dos versionacas como una casa. Los agraciados, Randy Newman y Robert Johnson. Ahí es nada. Y el resultado en ambos casos, grandioso.
Con todas estas credenciales, veo absolutamente injustas esas comparaciones constantes con el "Sticky Fingers", que los Rolling Stones publicaron unos meses después. Ni se parecen tanto como dicen ni necesitan tal cotejo. "Teenage Head" cuenta con encantos propios más que suficientes y más que evidentes. Encantos que debieron ser apreciados por gente como The Cramps, The Fleshtones y todo ese punk rock que estaba por llegar. Y es que a veces no se cumple eso de "mejor insinuar que mostrar" y es preferible el escotazo y los cojones encima de la mesa.
★★★★☆
Lo curioso es que los discos tampoco se parecen tanto. En mi opinión, casi nada. Otra cosa es que hablemos del espíritu y del tono que ambos transmiten. Es cierto que los dos están llenos de un blues & roll rajado y con alma cazallera y de alto octanaje. Así que, lo entienda o no, la comparación siempre estará ahí. Y por suerte para nosotros, tampoco se nos obliga a elegir. Podemos disfrutar de los dos a tumba abierta y hasta atragantarnos.
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