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miércoles, 17 de septiembre de 2025

Malas compañías

The Miseducation of Lauryn Hill (Lauryn Hill, 1998)

 

NEO SOUL. Este es el debut y a día de hoy el único álbum en solitario de Lauryn Hill. Un álbum que sirvió de molde para muchísimas cosas que vendrían después. Como influencia se me antoja incalculable, en la misma liga en la que jugaban D'Angelo o Erykah Badu, auténticos popes del neo soul de los últimos años del siglo XX y principios del XXI junto a la ex-Fugees.

Un disco que encontró pronto la aclamación casi universal de crítica y público, que surge de la experiencia de Hill como madre y que demuestra cómo se hace eso de juntar el hip hop con el reggae, el rock latino y el soul. Una integración que hoy nos parece de lo más natural, pero que era toda una novedad en esos años. Máxime si se hacía con la elegancia, el tino y la sapiencia de la de New Jersey. 

Allí, en su terreno, es donde empezó a grabar el álbum. Sin embargo, el ruido mediático, las opiniones a la cara de los conocidos y las malas vibras le hicieron plantearse un cambio radical, un sitio donde pudiera trabajar en familia. Y ese lugar fue Tuff Gong, en Kingston, Jamaica. El estudio que construyó Bob Marley y que fue parte esencial de este proyecto. Allí se rodeó de una caterva maravillosa de músicos locales entre los que estaban los descendientes de Marley, su pareja Rohan incluido, y allí recibió a esa cohorte de colaboradores, típica del género, entre los que estuvieron Carlos Santana, Mary J. Blige o D'Angelo.

Una serie de decisiones que contribuyeron a dar lustre a un discazo sobre el papel, pero que también puede resultar algo difícil de tragar. No sé si estoy solo en esta opinión, pero puede que, como a mí, sus casi ochenta minutos se te hagan muy cuesta arriba. Puede que la parte central del álbum sea un pelín demasiado densa. Puede que no acabes de encontrarle la gracia a las melodías o al menos no a muchas de ellas. Problemas que no desaparecen subiendo el volumen. Eso y arrellanarte en tu sillón para que su groove curativo te invada por completo puede ayudar bastante. Sin embargo, no te va a llevar al estado de éxtasis que un clásico indiscutible sí que lograría. Y así, al final, The Miseducation of Lauryn Hill se convierte en uno de los discos que más respetas en tu colección, pero que nunca te apetece colocar en el reproductor.

★★★

1 Intro 0:47
2 Lost Ones 5:34
3 Ex-Factor 5:27
4 To Zion 6:09 feat. Carlos Santana
5 Doo Wop (That Thing) 5:20
6 Superstar 4:57
7 Final Hour 4:16
8 When It Hurts So Bad 5:42
9 I Used to Love Him 5:40 feat. Mary J. Blige
10 Forgive Them Father 5:15 with Shelley Thunder
11 Every Ghetto, Every City 5:15
12 Nothing Even Matters 5:51 feat. D'Angelo
13 Everything Is Everything 4:53
14 The Miseducation of Lauryn Hill 4:17
15 Can't Take My Eyes Off of You [hidden track] 3:42
16 Tell Him [hidden track] 4:41

Total: 77:46 

Este disco tiene mucha generosidad y muy pocas deudas. Lo que no significa que no se haya inspirado en los mejores. Para empezar, su portada y buena parte de su sonido, su espíritu y su gestación tienen mucho de ese Burnin' (Bob Marley, 1973).

 

Eso en lo estético y en los detalles, porque en lo grueso, en su sonido, en su duración y en su afán aglutinador, lo veo como el heredero perfecto de todo un Songs in the Key of Life (Stevie Wonder, 1976), que seguro que la misma Lauryn podría ver sin problemas como su padre espiritual. Así la línea se garantiza una dignísima sucesora.

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lunes, 15 de septiembre de 2025

Tocando tierra sin piedad

Landfall (Laurie Anderson & Kronos Quartet, 2018)
 

ELECTRÓNICA DE CÁMARA. Que Landfall es un disco especial ya se ve claro en su portada, en sus treinta cortes, en la colaboración especialísima entre Laurie Anderson y Kronos Quartet y en el hecho de que esté inspirado en las experiencias vividas por la artista a raíz del paso inmisericorde del huracán Sandy por Nueva York.

Un álbum que habla de la pérdida y la redención. Un trabajo lleno de cuerdas, tensión no resuelta, emboscadas, susurros y llanto. Una obra expresionista pero íntima, doliente pero esperanzada, que nada más abrirse con esa premonición ominosa que es "CNN Predicts a Monster Storm" ya está plasmando su candidatura a ser una de las mejores obras de estos (ya no tan) albores del siglo XXI. 

Una candidatura que basa su razón de ser en una artista que se muestra aquí con su sinceridad habitual, entre lo elegíaco y lo trágico, pero con una naturalidad y una distancia que acongoja. Como lo hacen las cuerdas del Kronos Quartet, perfectamente empastadas con las capas electrónicas que fabrica Laurie, unas cuerdas que derraman tensión, drama, belleza y hasta ternura, según el pasaje.

No hay que olvidar que Anderson está aquí plasmando un mapa emocional del desastre según ella misma lo vivió. Perdió material importante de su estudio, entre otras cosas, algo que le sirve para poner sobre la mesa esta meditación sobre la memoria, la pérdida y la fragilidad de la vida moderna. Conceptos que nos narra en los escasos pasajes hablados, volviendo a ese spoken word que entronca con sus comienzos. Comentarios y pensamientos que suelta como si de entradas de un diario se trataran. Algo que hace de este disco un objeto casi viviente, un álbum de fotos donde habitan todos sus recuerdos y vivencias. Desde las más jubilosas a las más aterradoras. Un artefacto que sin duda le ayudaría a seguir con su vida nadando entre lo más preciado y lo irrecuperable.

Eso sí, hay que escucharlo del tirón. Como experiencia integral y como obra existencial que es, no funciona a tragos cortos. 

★★★★☆

1 CNN Predicts a Monster Storm 3:19
2 Wind Whistles Through the Dark City 1:59
3 The Water Rises 2:43
4 Our Street Is a Black River 1:20
5 Galaxies 1:07
6 Darkness Falls 1:56
7 Dreams 4:01
8 Dreams Translated 0:51
9 The Dark Side 1:11
10 Built You a Mountain 2:16
11 The Electricity Goes Out and We Move to a Hotel 3:04
12 We Learn to Speak Yet Another Language 3:01
13 Dawn of the World 2:22
14 The Wind Lifted the Boats and Left Them on the Highway 2:40
15 It Twisted the Street Signs 1:13
16 Then It Receded 0:52
17 The Nineteen Stars of Heaven 2:44
18 Nothing Left But Their Names 9:38
19 All the Extinct Animals 2:50
20 Galaxies II 0:54
21 Never What You Think It Will Be 1:11
22 Thunder Continues in the Aftermath 1:55
23 We Blame Each Other for Losing the Way 0:42
24 Another Long Evening 1:57
25 Riding Bicycles Through the Muddy Streets 2:37
26 Helicopters Hang Over Downtown 2:16
27 We Head Out 1:50
28 Everything Is Floating 1:59
29 Gongs and Bells Sing 2:33
30 Old Motors and Helicopters 2:49

Total: 69:50 

viernes, 12 de septiembre de 2025

Amistades (no tan) peligrosas

Les liaisons dangereuses 1960 (Thelonious Monk, 2017)

 

HARD BOP. Aquí tenemos los apuntes y los bocetos de Monk para la banda sonora de Las amistades peligrosas (Roger Vadim, 1959), película de la que finalmente solo algunos temas formaron parte, no llegando a salir como banda sonora completa. Estamos por tanto ante una recreación, sin filtro ni orden alguno, de lo que podría haber sido un disco que Monk grabó con su cuarteto y quedó olvidado en algún cajón.

El disco se recopiló con motivo del Record Store Day de 2017 y cuenta con varios problemillas bastante obvios por otro lado. Por un lado está la repetición de temas, algo que se acentúa por el hecho de que la mayoría de ellos son más que conocidos para el aficionado. La duración tampoco ayuda y todo esto redunda en una falta de unidad que hace que el artefacto carezca de hilo conductor sólido o conexiones fuertes entre sus diferentes partes.

Sin embargo, al final, las escuchas van revelando que poco o nada de esto tiene la menor importancia. Las interpretaciones del cuarteto, con ese Charlie Rouse al saxo tenor, son tan frescas y naturales, el sonido es tan espaciado y cálido que se pasan por alto todas esas consideraciones. La forma en la que se nos revela la construcción de joyas como "Pannonica" en sus diferentes etapas o secciones es jugosísima, sin contar que la versión máster que tenían preparada puede ser fácilmente mi rendición favorita de dicho tema. El par de novedades ("By and By (We'll Understand It Better By and By)" y "Six in One") es absolutamente delicioso. 

Y en fin, que con toda esta ambrosía golpeándonos, no solo sentimos que estamos redescubriendo unas piezas fundamentales en la historia del jazz, sino que no nos importa que el disco cierre con catorce minutazos del making of de "Light Blue", que la verdad, sobran. Pero no voy a acabar con esa idea. De verdad, esa menudencia da exactamente igual. Así de bueno será el álbum.

★★★★☆

A1 Rhythm-a-Ning
A2 Crepuscule With Nellie
A3 Six in One
A4 Well, You Needn't
B1 Pannonica (Solo)
B2 Pannonica (Solo)
B3 Pannonica (Quartet)
B4 Ba-Lue Bolivar Ba-Lues-Are
B5 Light Blue
B6 By and By (We'll Understand It Better By and By) 

C1 Rhythm-a-Ning (Alternate)
C2 Crepuscule With Nellie (Take 1)
C3 Pannonica (45 Master)
C4 Light Blue (45 Master)
D1 Well, You Needn't (Unedited)
D2 Light Blue (Making Of) 🕱

Total: 83 min. 

Xxx 

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Ángeles con caras sucias

Strange Angels (Laurie Anderson, 1989)

ART POP. Esa portada tan parecida a la de Strange Weather (Marianne Faithfull, 1987); ese bajo sin trastes que, unido a ese sonido tan elegante, me lleva directo a la Joni Mitchell de la etapa con Jaco Pastorius; esa forma de retorcerlo todo cuando no hace falta a lo Kate Bush; ese engolamiento dulzón de la Patti Smith de los 80... Todo eso me salta a la cara en cuanto pongo el quinto disco de Laurie Anderson, tercero solo a su nombre. Una joya, dicen, y un álbum que a pesar de todas esas "deudas", o gracias a ellas, nos vuelve a mostrar a una artista personal e intransferible.

Un trabajo que trata de aprovechar la inercia de un Big Science (1982), que fue su obra clave para que se decidiera a continuar en esto de la música. Un disco esencial de los 80 del que ya hacía siete años con otro registro en medio en el que también primaba un spoken word y un radicalismo estructural que aquí se pierde en su mayor parte. No es de extrañar, por tanto, que quede poco del furioso exotismo de dicha obra. Si acaso, algo de ese etnicismo oscuro y algo más de esa capacidad para descolocar al oyente a cada requiebro.

Sin embargo, poco más allá del sutil tenebrismo de "Coolsville" encuentro para llevarme a la boca aquí. Siempre me ha costado ser sincero cuando un disco supuestamente prestigioso no me ha gustado lo que debía, o no me ha gustado a secas. Suelo conseguir ser asertivo al final, aunque reconozco que alguna vez me he dejado llevar por el entusiasmo ajeno y no he parado hasta encontrar los motivos que justifiquen un aprecio que, siendo sincero, era más artificioso que auténtico. No me gustaría que me ocurriera lo mismo con este disco. Por tanto, debo sincerarme y decir que por muy buena acogida que tuviera, y por mucho que derroche arte por todos sus poros, a mí me suena demasiado sintético, ochentero en el mal sentido y naíf hasta la náusea.

Y con todas estas cargas, he de admitir que Anderson sigue brillando aquí, que consigue hacernos llegar su mensaje, su choque frontal entre realidad y fantasía, su idea intransferible y combativa de lo que es la feminidad... Con un álbum vaporoso y extraño, demasiado producido y que tiene esa capacidad de crecer con las escuchas de la que no gozan todas las obras. ¿Me he dejado llevar al final por los cantos de sirena una vez más? Podría ser, aunque sinceramente creo que ha sido el disco el que me ha llevado de la mano a su terreno. Por mucha resistencia que haya puesto.

★★★☆☆ 

1 Strange Angels 3:52
2 Monkey's Paw 4:35
3 Coolsville 4:36
4 Ramon 5:05
5 Babydoll 3:38
6 Beautiful Red Dress 4:44
7 The Day the Devil 4:01
8 The Dream Before 3:04
9 My Eyes 5:31
10 Hiawatha 6:52

Total: 45:58 

Xxx 

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martes, 9 de septiembre de 2025

Anegados

 

Título: Become Ocean

Autor: John Luther Adams

Año de composición: 2013

Género: Post-minimalismo ambiental

 

Grabaciones de referencia:

  • Become Ocean (Seattle Symphony / Ludovic Morlot, 2014) ★★★★☆
 


"Life on this earth first emerged from the sea. As the polar ice melts and sea level rises, we humans find ourselves facing the prospect that once again we may quite literally become ocean". (John Cage)

Esta es la cita en la que John Luther Adams basa su proyecto. Una cita que es una advertencia que suena más a amenaza que a premonición. El compositor norteamericano ondea su ecologismo al ritmo de las mareas y fabrica una epopeya drónica en la que los vaivenes de la música, sus subidas y bajadas simulan el oleaje de un mar que se antoja abisal y devorador. Parece plácido, pero en algunas de esas subidas se nos antoja casi tectónico. Venimos del mar, somos en gran parte agua, y parece que nuestro destino es regresar a él para fundirnos en su inmensidad.

Todo este tono poético, como digo, no oculta la tragedia de nuestra autodestrucción. Algo que resuena en estos acordes continuos, calmados y explosivos en algunos momentos. Un gigantismo, una amplitud de espacios que cobra todo su sentido con su interpretación en el auditorio. Ahí, con los cambios de luz y la interacción de la orquesta dirigida con maestría y una deliciosa languidez por parte de Ludovic Morlot, Leonard Slatkin o cualquiera que se atreviera, directores que no acaparan las miradas para no distraernos de lo esencial, es donde podemos disfrutar de esta música en plenitud. También se disfruta en el refugio del hogar, cómo no, pero no puedo evitar sentir que falta algo para aprehenderla en su totalidad.

Adams siempre se ha inspirado en la naturaleza para sus composiciones. Hasta hacerla la materia prima de las mismas. Aquí, no sé si como nunca, pero sí con maestría absoluta, emplea el sonido mismo como un elemento fundamental de su minimalismo. Sí, está la melodía, la armonía, el ritmo y el sonido en estado puro. Estos son los componentes de esta música. Algo tan bello y tan poderoso como la más absoluta inmensidad que describe. Tanto que más que describirla la hace carne ante nuestros oídos.

♪♪

1 Become Ocean 

This is the time, and this is the record of the time!

Big Science (Laurie Anderson, 1982)

 

VANGUARDIA. Laurie Anderson ya era una reputada artista de performance cuando sacó este disco, su auténtico debut en LP a pesar de su colaboración en You're The Guy I Want to Share My Money With (1981), doble álbum compartido con William S. Burroughs y John Giorno, en el que le dejaron una cara para ella. En este, todo responsabilidad suya, lo que hace es destilar lo más llamativo y musical de su producción United States Live, la cual duraba unas ocho horas.

De esa destilación quedaron estas ocho piezas en las que juega con los límites de lo sintético para pintarlos de una pátina de exotismo que hacen que lleguen a sonar casi étnicas por momentos. Étnicas pero falsas, como si nos estuviera mostrando cómo llegan estos sonidos de Medio Oriente, África, Asia o Irlanda a los oídos de un norteamericano medio. Un juego en el que la de Chicago pone sobre la mesa su impresionante rango artístico, lo afinado de su instinto musical y una capacidad infinita para retar al oyente a que explore territorios ignotos sin apartarse del atractivo melódico o rítmico que toda pieza musical debe tener. Una obra que podríamos encuadrar en el minimalismo neoyorquino de finales del siglo pasado, pero pasada por el tamiz del pop de masas, del cual se le acabaron quedando solo unos pocos tropezones, todo hay que decirlo. Suficiente, eso sí para engañar al populacho.

Por eso este disco es tan gustoso. Es un reto continuo, una obra en las antípodas de lo inmediato y lo fungible, pero tampoco te exige tantísimo como para que ni siquiera lo intentes. Según he leído, Anderson empezó a tomarse más en serio su faceta como músico después de este disco. La buena e inesperada aceptación del público, los parabienes de todo un John Peel, que ayudaron a ello, y el encontrarse cómoda en un ámbito que le había sido extraño hasta entonces debieron contribuir a que disfrutáramos de más obras de enjundia después de esta.

Sobra decirlo, pero nada más que por eso Big Science ya hubiera merecido la pena. Que ya la merece por todo ese misterio y ese vitalismo enlatado que contiene. Eso ni lo duden.

★★★★☆

A1 From the Air 4:29
A2 Big Science 6:14
A3 Sweaters 2:18
A4 Walking & Falling 2:10
A5 Born, Never Asked 4:56
B1 O Superman (For Massenet) 8:21
B2 Example #22 2:59
B3 Let X=X / It Tango 6:52

Total: 38:19 

jueves, 4 de septiembre de 2025

Enterrado vivo

Monk's Blues (Thelonious Monk, 1969)

BIG BAND. ¿Quién lo iba a decir? Después de un disco arriesgado pero magnífico como Underground (1968), iba a llegar este álbum para finiquitar la carrera discográfica del maestro. Un disco, además, absolutamente atípico para el pianista. Con la idea de reactivar su carrera, o vayan a saber ustedes qué, la discográfica contrató a todo un Oliver Nelson para que arreglara las piezas de Monk y dirigiera a una big band para acompañar los temas, sacados de todas las épocas de la carrera del de Carolina del Norte. La gran mayoría ya los había grabado anteriormente, aunque entre las tres que no, se cuela una canción de Teo Macero, productor de este y alguno de sus álbumes anteriores.

Como pueden ver, nombres de peso para dar un lavado de cara que nadie había pedido a un Monk que estaba empezando a entrar en su etapa oscura en cuanto a la enfermedad mental que acabaría por consumirlo. Nombres de peso que no pudieron evitar que a casi nadie le gustara esta despedida, que eso iba a ser, aunque no se supiera aún. La mayoría de los seguidores han dictado sentencia. Que si más que liderar, aquí Monk es uno más en el acompañamiento y ni siquiera el más brillante. Que si los arreglos de la big band lo ahogan todo. Que si el pianista suena pacato y domesticado, sin garra. Y lo peor es que, una vez escuchado a fondo, tengo que decir que todo es verdad.

Eso sí, también hay una parte buena con esta triste y extraña despedida. Y es que, por mucho que esto no se acerque al Thelonious Monk que conocemos y amamos, no deja de sonar interesante y novedoso. Además, los arreglos de Oliver Nelson son todo lo que podíamos esperar, esto es, precisos, elegantes y absolutamente mayúsculos. Por eso, se me hace imposible catalogar a este álbum como un mal disco. En absoluto. Será inesperado, inoportuno e incluso molesto para el seguidor más hardcore, pero no deja de mostrarnos una cara diferente de Monk. Un perfil más bajo, lo que, dadas las circunstacias, no tenía por qué ser malo. Es más, al escucharlo, tengo la sensación de que aquí sacaron al mejor Thelonious posible en esos momentos. O quizás no, quién sabe, pero ¿a que es más que posible?

★★★☆☆

A1 Let's Cool One 3:47
A2 Reflections 4:35
A3 Rootie Tootie 7:35
A4 Just a Glance at Love 2:52
A5 Brilliant Corners 3:52
B1 Consecutive Seconds 2:41
B2 Monk's Point 8:03
B3 Trinkle Tinkle 4:59
B4 Straight, No Chaser 7:20

Total: 45:44

La Resistencia

Underground (Thelonious Monk, 1968)

 

POST-BOP. Underground es un disco realmente diferente dentro del canon monkiano, uno de los últimos que grabó el pianista en un estado de conciencia pleno y la materialización de un giro que había iniciado en el anterior, Straight No Chaser (1967). Un giro que culminaba esa evolución en la que empezó siendo pieza clave de un bebop que ayudaría a transformar en hard bop, siquiera tangencialmente, para ahora dinamitar las estructuras más rígidas desde dentro, abriéndose a la elasticidad del post-bop sin alejarse por completo de las raíces.

Un post-bop que, como la genial portada que lo envuelve, no está exento de humor. Sí, Thelonious se divierte espaciando los silencios, aporreando a destiempo y aplicando disonancias con todo su cuerpo. De eso también iba el jazz. No es que fuera algo nuevo en su estilo, pero aquí lo aplica a mansalva y de manera mucho más salvaje. A eso hay que unirle la aplicación de ostinatos hipnóticos y el abandono de los ritmos más marcados por una elasticidad en la que todos los instrumentos se acompañan sin dejar de ser protagonistas. Podríamos decir que la improvisación aquí es horizontal, los instrumentos dialogan constantemente oponiéndose a esa jerarquía turnista del hard bop en la que mandaba la demostración constante del virtuosismo por encima de todo.

Todo esto nos deja un álbum realmente especial en la discografía del maestro. El penúltimo antes de un ejercicio con big band más que discutido. Después llegaría algún directo y rescates de la discográfica, pero este se puede decir que es uno de los últimos momentos para la posteridad en los que nos encontramos a un Thelonious lúcido y pletórico, un titán que seguía con ganas de avanzar en su exploración artística, aún sin dar muestras del agotamiento y el desvarío que acabarían con él, sumiéndolo antes en el silencio más atroz en la década que acechaba. Por todos estos detalles, diría que estamos ante un disco único, quizás la última muestra de auténtico genio de uno de los músicos más importantes de la historia.

★★★★☆

A1 Thelonious 3:14
A2 Ugly Beauty 7:20
A3 Raise Four 4:36
A4 Boo Boo's Birthday 5:56
B1 Easy Street 5:52
B2 Green Chimneys 9:00
B3 In Walked Bud 4:17

Total: 40:15 

martes, 2 de septiembre de 2025

Trece confesiones a corazón abierto

Eli and the Thirteenth Confession (Laura Nyro, 1968)


SOUL BLANCO/R&B/JAZZ. Apenas un año después de su debut, con solo veinte, Laura Nyro parece haberlo aprendido todo con una obra maestra algo discutible, pero capaz de atravesar el tiempo y el espacio. Trece canciones que son trece confesiones a grito pelado en medio de una vorágine de vientos, cuerdas y arreglos multicromáticos que te dejan con poca o ninguna capacidad de reacción. Trece revelaciones con las que, como refleja en su contraportada, da un beso de despedida a sus diecinueve primeros años de vida.

Sí, Laura Nyro se había hecho mayor. Apenas empezaba a volar sola y ya nos estaba dejando claro que lo suyo era algo incomparable. Escribir estas trece confidencias e interpretarlas como lo hace ella aquí no está al alcance de cualquiera. Así lo entendieron figuras como Elton John, Todd Rundgren, Carole King, Joni Mitchell o Rickie Lee Jones. Cantantes influidos de manera directa por la neoyorquina. Como también bandas de la talla de Steely Dan o artistas más alejados a priori como Stevie Wonder o Alice Cooper. Un elenco demasiado rutilante como para pasarlo por alto, ¿no creen?

Lo que no quiere decir que estemos ante un disco fácil. Esto es un bichejo que no se deja atrapar. Sus letras, visiones, fogonazos que parecen desconectados y aleatorios solo cobran sentido con la música y con las escuchas reiteradas. Solo así podremos construir la historia extraña y abstracta que se inventa la Nyro aquí. La pérdida de la inocencia está ahí, el deseo sexual y el rito de iniciación también, pero poco más podemos deducir a simple vista. Y su música, qué decir de esos cambios de ritmo y melodía tan abruptos, de esa forma de cantar hiperexpresiva, pero que no busca agradar, y en fin, de toda esa heterodoxia armónica que hace que lo que parecía dulce y sutil acabe siendo tan escarpado y árido que no se puede digerir ni a la primera ni a la décima escucha.

Eli and the Thirteenth Confession se viste de colores brillantes para tratar de ocultar un corazón oscuro como la noche más negra. En ningún momento pretende calmarte o ser esa redoma balsámica que cure tus heridas, pero tiene tanta magia en su interior que, por mucho que no lo entendamos, no podemos dejar de sentirla. Algo que nos obliga a ponerlo a girar una y otra vez buscando entrar en sus entresijos de una vez por todas. Y es imposible, no lo vamos a conseguir. Sin embargo, siempre vamos a disfrutar del viaje, de la inmersión a pulmón, porque como con las mejores cosas, el final del trayecto no es lo importante aquí. 

★★★★☆

A1 Luckie 3:00
A2 Lu 2:44
A3 Sweet Blindness 2:37
A4 Poverty Train 4:16
A5 Lonely Women 3:32
A6 Eli's Comin 3:58
B1 Timer 3:22
B2 Stoned Soul Picnic 3:47
B3 Emmie 4:20
B4 Woman's Blues 3:46
B5 Once It Was Alright Now (Farmer Joe) 2:58
B6 December's Boudoir 5:05
B7 The Confession 2:50

Total: 46:15

 
Este es un disco de detalles, no de carnaca. Todo es difícil en él, todo hay que trabajárselo, pero las satisfacciones al entender siquiera la superficie de esos detalles son inmensas. Como en esa famosa contraportada en la que la Nyro parece estar dando un beso de despedida a su infancia y adolescencia. Una foto en la que se reafirma como artista adulta y mira hacia el futuro sin nostalgia, pero sin olvidar de dónde viene.

Una foto tomada al trasluz en la que solo se adivinan sombras. Las mismas sombras que pintan al claroscuro una portada fantástica, obra de Bob Cato, en la que se nos aparece como una virgen dolorosa con un toque sensual en esos jugosos labios rojos. Un toque terrenal como el que aplicaba Caravaggio a sus madonnas, a las cuales bajaba a la Tierra al usar modelos reales de gente normal y corriente, casi vulgar.

Un detalle que nos acerca el disco a una realidad de la que parece estar evadiéndose constantemente, ya sea por sus letras evanescentes y espectrales o por sus sonidos tan hermosos como crudos en esos cambios de ritmo y melodía tan radicales.  

lunes, 1 de septiembre de 2025

Esperando el primer tren que me lleve lejos de aquí

Solo Monk (Thelonious Monk, 1965)

 

STRIDE. Si realizas tu inmersión en la obra de Thelonious Monk como está mandado, esto es, de manera cronológica, este no será el primer disco en el que te lo encuentres al piano sin acompañamiento alguno. Y lejos de enfrentarte a un "más de lo mismo", una vez más, Monk te va a dejar ojiplático tras ofrecerte un nuevo ángulo de su arte cuando ya creías que lo habías escuchado todo. Y es que cada disco de piano solo del genio cuenta con su personalidad propia.

Si en Thelonious Himself (1957), por ejemplo, nos encontramos a Monk esculpiendo su sonido con el silencio como si de mármol se tratara, y con Thelonious Alone in San Francisco (1960) parece invitarnos a su chimenea en una fría noche de invierno, con este podemos disfrutar de un Monk más multifacetado. Un pianista que recoge el testigo del registro californiano en el Fugazi Hall en cuanto a intimismo, pero al que podemos ver más saltarín y despendolado en otras piezas. Un pianista que disfruta de su madurez jugando con el swing a placer, con un dominio y una soltura que no habíamos escuchado antes.

Doce temas en menos de cuarenta minutos que dan fe de que nuestro Thelonious, a estas alturas de la película, podía sonar como si estuviera tocando en la hora del cierre de cualquier tugurio o como si estuviera recreando la banda sonora de El golpe (George Roy Hill, 1973). Un Thelonious imperial, rozando la cincuentena, sensible como siempre, pero más autoritario y asertivo ante su piano que nunca.

Estos son los matices que me saltan a la cara durante el disfrute de una obra que tampoco me apetecía tanto, por los lugares comunes ya comentados, y que me ha conquistado desde la primera escucha. No solo muestra esos ángulos novedosos e inesperados, sino que cuenta con interpretaciones tan definitivas como "Dinah", "I'm Confessin' (That I Love You)", "These Foolish Things (Remind Me of You)"o una "Ask Me Now" que me derrite aquí como nunca antes. Un repertorio plagado de novedades, hasta ocho de los temas en este disco no habían sido grabados por Monk anteriormente, que nos muestra al artista vivo y en plenitud. Sin rastro de la crisis y subsiguiente decrepitud mental que se avecinaba.

★★★★☆

A1 Dinah 2:27
A2 I Surrender, Dear 3:43
A3 Sweet and Lovely 2:58
A4 North of the Sunset 1:50
A5 Ruby, My Dear 5:35
A6 I'm Confessin' (That I Love You) 2:36
B1 I Hadn't Anyone Till You 3:17
B2 Everything Happens to Me 3:25
B3 Monk's Point 2:11
B4 I Should Care 1:56
B5 Ask Me Now 4:35
B6 These Foolish Things (Remind Me of You) 3:32
 
Total: 38:05

domingo, 31 de agosto de 2025

El sueño de la sinrazón...

 
Monk's Dream (Thelonious Monk Quartet, 1962)
 

HARD BOP. Lo de Monk no tiene nombre. Aquí lo tenemos en su decimoséptimo álbum de estudio y primero para la todopoderosa Columbia. Un salto cualitativo que se notó en los medios a la hora de grabarlo. Así esta obra suena como suena. Absolutamente inmaculada y apabullante. También es el trabajo en el que se estrena con su cuarteto clásico, el cual le iba a acompañar con una cierta estabilidad durante los primeros años 60.

Todas estas novedades, que hablan de renacimiento artístico, esa portada icónica en la que lo vemos con uno de sus característicos sombreros y la música desbordante de estos surcos fueron los culpables de que este disco se convirtiera en uno de los favoritos de la afición desde el momento de su lanzamiento. Y no porque ofreciera demasiados temas realmente nuevos, algo que siempre me ha maravillado de un compositor tan prolífico como el de Carolina del Norte.

Y es que a pesar de haber compuesto entre 70 y 80 temas (depende de la fuente consultada), solo publicó algo más de 20 álbumes de estudio, lo que con una media conservadora de 8 temas por álbum nos acercaría a las 200 canciones. La diferencia tan abrumadora se debe, aparte de su parada obligada en estándares varios, a la repetición constante de sus temas, a su regrabación y reinterpretación. Algo típico de este genio y algo que no molestaba en absoluto a unos seguidores ávidos de que les volviera a contar la misma historia con ese giro inesperado y esa ambientación sorpresa. Como mínimo la mitad de este cancionero encuentra su versión definitiva en esta obra. Y puede que me esté quedando corto.

Lo había estado haciendo constantemente y lo vuelve a hacer aquí. Reinventar un cancionero que creíamos conocer, pero que se nos presenta tan jugoso, tan vibrante y tan exuberante como la primera vez. Algunos dirán que es por la estupenda grabación de Columbia, otros por el acompañamiento comedido, elegante y soberbio de sus tres compañeros de armas... Es difícil decir que todo eso no ha influido en el resultado final. Tanto como no reconocer que la genialidad del pianista, compositor y director musical se desborda en esta obra como en tantas otras. Y me atrevería a decir que más que en la mayoría. Sí, uno de esos momentos de epifanía que podemos llamar obra maestra. Pues eso, otra muesca en su más que marcado revólver.

★★★★

A1 Monk's Dream 6:26
A2 Body and Soul 4:29
A3 Bright Mississippi 8:34
A4 Five Spot Blues 3:15
B1 Bolivar Blues 7:30
B2 Just a Gigolo 2:29
B3 Bye-Ya 6:01
B4 Sweet and Lovely 7:48

Total: 46:32

viernes, 29 de agosto de 2025

El rey de San Francisco

Thelonious Alone in San Francisco (Thelonious Monk, 1960)

 

HARD BOP/STRIDE. Monk se fue a San Francisco para grabar este disco. El lugar elegido fue el Fugazi Hall, donde registró sin público este recital entre los días 21 y 22 de octubre de 1959. Una forma de grabar un álbum que no dista mucho de lo que se hacía en el estudio en esos años. Unos cuantos micrófonos y a correr. Por eso, en esto del jazz, no tengo tan claro que sean necesarios los discos en directo como tales. Este, en esencia, es uno, pero la ausencia de público lo coloca en el cajón de las obras de estudio.

Por lo demás cuenta con la inmediatez, el aquí te pillo, aquí te mato y toda la frescura de sus mejores obras, en directo o no. Este álbum es un arrullo, una prueba más de lo cercano y cálido que puede ser Monk con su piano. Un disco que vamos a enfrentar sin duda a tótems del pianista como ese Thelonious Himself (1957), que se cocinó tres años antes. Lo cierto es que no son comparables. El anterior es una obra arquitectónica en la que Thelonious juega a epatar sacando la emoción desde cada ángulo de su pulsación y desde la amplificación del silencio en grado sumo. Este es otra cosa. Un arrullo acogedor en el que encontrar refugio. Una faceta de apariencia menor pero bastante más atractiva en según qué momentos.

Esa diferencia es la que hace a este disco especial. También esa combinación entre composiciones nuevas y recreaciones de sus clásicos junto con algún estándar y un par de improvisaciones ad hoc. Porque, por mucho que nos guste perseguir la novedad como única forma de excitación, lo que hace aquí Monk con temas que ya conocíamos, como "Ruby, My Dear" o "Pannonica", los lleva a otro nivel. A una dimensión en la que podemos disfrutarlos como si fuera la primera vez. Ese es el secreto que hace de este disco una maravilla, otra más, a tener en cuenta durante nuestra inmersión en las procelosas y cálidas aguas de la discografía del maestro.

★★★★☆

A1 Blue Monk 3:41
A2 Ruby, My Dear 3:55
A3 Round Lights 3:33
A4 Everything Happens to Me 5:35
A5 You Took the Words Right Out of My Heart 3:58
B1 Bluehawk 3:37
B2 Pannonica 3:48
B3 Remember 2:36
B4 There's Danger in Your Eyes, Cherie 4:17
B5 Reflections 5:03

Total: 40:03

Deconstruyéndose hasta el infinito

Thelonious Himself (Thelonious Monk, 1957)

 

HARD BOP/STRIDE. Thelonious mismo, Thelonious en persona nos asalta en este ritual noctámbulo etiqueta negra. Solo para los muy cafeteros está el poder penetrar hasta las entrañas de esta música. Soniquetes que, por otro lado, encandilarán siquiera en su superficie a cualquier oyente distraído que se pasee por sus alrededores.

Y es que aquí nos encontramos al Monk más puro, al más de verdad. A solas con su piano y sus pensamientos, enfrentado a la inmensidad del silencio, el cual emplea como una nota más para dar rienda suelta a sus emociones más íntimas. Desnudo, excepto en el epílogo, con una "Monk's Mood" en la que se acompaña por Wilbur Ware al bajo y, agárrense los machos, John Coltrane al saxo tenor. Escoltas impagables para un cierre antológico.

Es lo que tiene ser pianista. Te puedes permitir estos lujos de lobo solitario. Esta era su segunda grabación a pelo y volvería a repetir en futuras ocasiones, todas gloriosas, aunque yo diría que nunca iba a alcanzar el nivel de intimidad que logra aquí. En un disco en el que hasta podemos tocar el silencio. Ahí están Thelonious Alone in San Francisco (1960) o Solo Monk (1965), discos en los que parece invitarnos al salón de su casa con toda su calidez y su impagable cercanía. 

Abrazos acogedores que no tienen nada que ver con esta disección musical. Thelonious Himself es otra cosa, un monumento, una catedral levantada a base de golpeos secos a mano abierta, sus columnas, y con ese espacio infinito que es el silencio más beatífico con el que llena de aire sus bóvedas y naves inmensas. Más que un disco, una experiencia imprescindible para entender cuán profundo podía llegar Monk. Aunque nos sigamos quedando lejos de poder tasar la inmensidad de su alma. 

★★★★

A1 April in Paris
A2 (I Don't Stand) A Ghost of a Chance With You
A3 Functional
A4 I'm Getting Sentimental Over Youlyrics
B1 I Should Care
B2 'Round Midnight
B3 All Alone
B4 Monk's Mood

Total: 44 min. 

jueves, 28 de agosto de 2025

Primeros pasitos gigantes

More Than a New Discovery (Laura Nyro, 1967)

SOUL POP. Con este estreno Laura Nyro entró en la industria como elefante en una cacharrería. Sin timideces de ningún tipo, esta niña de 19 años, la cual había compuesto varias de estas canciones cuando tenía entre 16 y 17, deja que le titulen su primera grabación en largo con el deseo de intrigar, pero sobre todo de dejar muy claro que lo que iba a escuchar el oyente era algo especial y alejado de cualquier expectativa.

En futuras reediciones, el álbum pasaría a llamarse The First Songs, un título mucho más neutro, descriptivo y aburrido. Yo prefiero ese excitante "más que un nuevo descubrimiento" con el que nos hacían soñar antes de ponerlo a girar, aunque he de decir que si bien muchas de las promesas que encapsulaba el título se hacen realidad, la escucha del disco no es lo fluida que anunciaba, y esa prometedora niña llega a sonar algo monótona en el conjunto de un álbum que no deja de ser toda una sorpresa para el aficionado al soul blanco con toques de pop, rhythm & blues y hasta jazz. 

Sobre todo al principio, porque ¡cómo empieza esto! De una tacada, la Nyro engarza cuatro gemas relucientes así como el que no quiere la cosa, con decisión, dulzura y conocimiento infinitos. Cuatro canciones que prolongan su efecto devastador bastantes minutos más, pero que no pueden evitar que comparemos todo lo demás con ellas. Que tampoco es ese el verdadero problema. Después de múltiples escuchas, lo que creo que ocurre es que la claridad y las ganas del principio van disolviéndose en las aguas del ejercicio de estilo. O eso o algo pasa para que todas las emociones que empieza transmitiendo la neoyorquina se vayan diluyendo y no nos llegue más que una masa muy emocional y muy hermosa, pero demasiado uniforme o demasiado monocorde.

Resucitamos del sopor con el cierre, una saltarina y preciosa "California Shoe-Shine Boys" con la que volvemos a creer, pero ya es demasiado tarde como para que el disco sea la obra magna que parecía. Sin que ello implique que estemos ante una obra menor o prescindible. Creo que este debut es fundamental para conocer a Laura Nyro. Aunque quede lejos de la gloria que sí que alcanzaría en pocos meses.

 ★★★☆☆

A1 Goodbye Joe 2:36
A2 Billy's Blues 3:16
A3 And When I Die 2:37
A4 Stoney End 2:41
A5 Lazy Susan 3:50
A6 Hands Off the Man 2:25
B1 Wedding Bells [sic] Blues 2:46
B2 Buy and Sell 3:34
B3 He's a Runner 3:37
B4 Blowin' Away 2:20
B5 I Never Meant to Hurt You2:49
B6 California Shoe-Shine Boys 2:43

Total: 35:14 

miércoles, 27 de agosto de 2025

6 son compañía...

Monk's Music (Thelonious Monk, 1957)

 

HARD BOP. Tercer álbum en el mismo año y único en su carrera en el que Monk comandaría a todo un septeto en el estudio. ¡Y qué septeto! Monk en su piano se acompañó de Ray Copeland a la trompeta, Gigi Gryce al saxo alto, Wilbur Ware al contrabajo, Art Blakey a la batería y Coleman Hawkins y John Coltrane al saxo tenor. Una alineación, esta vez sí que sí, irrepetible. Algo que también debió pensar un Monk extático, al cual podemos oír alentando a Trane antes de empezar su solo en "Well You Needn't".

Una prueba del estupendo ambiente que reinaba en una sesión de grabación en la que, como era costumbre en la época, los músicos tocaban a la vez en el estudio, en riguroso directo y retroalimentándose y reaccionando a lo que iba saliendo del resto de instrumentos. Será por eso que estos discos suenan tan vivos y tan contagiosos. Será por eso que hasta Thelonious se deja ir y deja el protagonismo a esa dupla infernal de saxos tenores. Un dúo en el que conjugó a uno de sus maestros y valedores (Hawkins) y a uno de sus protegidos y figura incipiente (Coltrane). 

¿Nos perdemos algo con este pequeño paso atrás en cuanto a protagonismo? Bueno, a todos nos encanta escuchar alto y claro al maestro de Carolina del Norte, eso por descontado, pero ni es un paso atrás tan notorio ni podemos dejar de disfrutar con una interacción única en su canon. Así las cosas, ya tenemos su discos de piano solo para embadurnarnos de su arte a base de bien. Aquí toca disfrutar de su talento inmenso como compositor y director de orquesta, algo que también merece la pena destacar.

Resumiendo, un disco esencial para entender otra de las múltiples habilidades de Monk. Una obra monumental en la que no solo podemos disfrutar del duelo en las alturas entre Coltrane y Hawkins, sino que no podemos perdernos tampoco la pegada brutal, como siempre, de Art Blakey a la batería o los momentos en los que Thelonious vuelve a dar sentido a todo con su piano. Momentos de coherencia en medio de un jolgorio puntuado aquí y allá por las interjecciones irrefrenables de los participantes. Un disco que se puede analizar, cómo no, pero que lo que pide a gritos es ser disfrutado sin más.

★★★★☆

A1 Abide With Me 0:54
A2 Well You Needn't 11:26
A3 Ruby, My Dear 5:26
B1 Off Minor 5:10
B2 Epistrophy 10:47
B3 Crepescule With Nellie 4:39

Total: 38:22

martes, 26 de agosto de 2025

Científico loco

Brilliant Corners (Thelonious Monk, 1957)

HARD BOP. Brilliant Corners fue un álbum clave para Monk. Un parteaguas en su discografía, para empezar, porque siendo el tercer disco que grababa para Riverside, fue el primero en incluir sus propias composiciones. El intérprete dislocado subía un escalón para convertirse en el compositor loco. No es difícil imaginárselo en su torre rodeado de cachivaches, disoluciones, matraces, humo y burbujas mientras da forma a unas composiciones que, como todo lo que hizo en su vida, no iban a tener parangón.

Ahí está esa pieza titular, que seguro que te suena extraña y a terreno desconocido. Y no es una simple impresión. Su complejidad hizo imposible poder grabarla en una toma completa en condiciones y el productor, Orrin Keepnews, tuvo que ensamblarla a partir de un puñado de ellas. O esa "Bemsha Swing" que parece derramarse sin límite para cerrar el álbum de manera gloriosa.

En medio, un par de temas en honor de Pannonica de Koenigswarter, la famosa mecenas del jazz. "Ba-Lue Bolivar Ba-Lues-Are" trata de transcribir la manera jocosa y exagerada en la que el propio Monk pronunciaba el nombre del bulevar en el que se alojaba la rica heredera. "Pannonica" es mucho más transparente en su título y ambas son dos clásicos inmarchitables del cancionero del pianista. Temas inconfundibles que avanzan pulsantes y sin prisa sumando más de veintiún minutos entre los dos.

Tras ellas, la banda da un paso atrás para dejar a Thelonious solo con su piano y así asestarnos un golpe definitivo con la muy elegante, meditativa y emocionante "I Surrender, Dear". Un ejercicio apasionado y conmovedor a solas con el maestro, que no nos hace olvidar el trabajo supremo que realizan en el disco los saxos de Ernie Henry y Sonny Rollins, la trompeta de Clark Terry, el contrabajo de Oscar Pettiford y de Paul Chambers y la batería y percusión del enorme Max Roach. Un elenco de absoluto escalofrío para redondear una de las obras maestras más grandes y definitorias del jazz moderno.

★★★★★

A1 Brilliant Corners with Ernie Henry (alto saxophone) & Sonny Rollins (tenor saxophone)
A2 Ba-Lue Bolivar Ba-Lues-Are with Ernie Henry (alto saxophone) & Sonny Rollins (tenor saxophone)
B1 Pannonica with Ernie Henry (alto saxophone) & Sonny Rollins (tenor saxophone)
B2 I Surrender, Dear
B3 Bemsha Swing with Clark Terry (trumpet) & Sonny Rollins (tenor saxophone)

Total: 43 min. 

El papel de Pannonica de Koenigswarter fue clave en el mundo del jazz, más concretamente en el entorno del bebop neoyorquino. La rica heredera, que había llegado a colaborar con la Resistencia francesa durante la Segunda Guerra Mundial, fue el sostén, la musa y el apoyo en momentos de crisis para jazzmen como Charlie Parker o Thelonious Monk.

 

Preocupada y siempre en lucha contra el racismo latente que sufrían los músicos de ese jazz que amaba con todas sus fuerzas, estableció una relación que se hizo imprescindible para estos músicos, los cuales encontraban refugio en su casa (y quizás en sus sábanas) en sus momentos más difíciles.

Con Thelonious su relación fue especial. Se sabe que Nellie, la esposa del pianista, era consciente de la situación y, ya sea por resignación o por comprensión absoluta, la aceptaba y vivió con ello toda su vida. Se puede decir que Pannonica fue el refugio para Monk durante sus últimos 30 años de vida, llegando a cuidarlo en sus peores momentos, como cuando dejó de hablar en los 70 por una crisis mental que acabó desembocando en su fallecimiento en 1982. Murió en casa de Nica, como la conocían todos sus allegados, literalmente en sus brazos.

Crisálida

I Am a Bird Now (Antony and the Johnsons, 2005)

POP BARROCO

"One day I'll grow up, I'll be a beautiful woman
One day I'll grow up, I'll be a beautiful girl
One day I'll grow up, I'll be a beautiful woman
One day I'll grow up, I'll be a beautiful girl


But for today I am a child, for today I am a boy
For today I am a child, for today I am a boy
For today I am a child, for today I am a boy
"
 

La obra maestra de Antony Hegarty, genio británico de voz inimitable asentado en Nueva York, se basa en la historia de metamorfosis que nos cuentan unas composiciones brillantes y apasionadas hasta el tuétano. Una transformación personal a través del fuego que culminaría años después cuando la artista surgiría pura y grandiosa como Anohni, cerrando un círculo que había iniciado en estos años de incertidumbre.

Es por ese viaje vital que lo vertebra que este álbum es tan conmovedor. Por cómo el artista nos habla desde el mismo tuétano de su alma, por cómo se desnuda entre arreglos de piano, vientos y arpegios de sutileza prístina y honesta hasta el paroxismo. La foto de Candy Darling (musa de la Factory de Andy Warhol) en su lecho de muerte y las colaboraciones de Lou Reed, Rufus Wainwright, Boy George o Devendra Banhart, a pesar de su fuerza y su peso específico, no hacen sino puntuar y subrayar unas canciones que se muestran exuberantes y emocionalmente aplastantes por sí mismas.

Porque eso es lo que definiría el rito de paso que es este disco. El aplastamiento emocional que sufrimos canción tras canción, nota tras nota, trino tras trino. Cada canción parece esforzarse en superar a la anterior en un rosario tan antológico que agota todos los calificativos. Porque con cada canción Antony se va quitando un peso de encima, va creciendo y mutando en algo más grande y más brillante. Hasta que le salen las alas en esa extática "Bird Gerhl". Sí señor, ya eres un pájaro. Libre al fin. Eres lo que tú quieras.

★★★★★

1 Hope There's Someone 4:21
2 My Lady Story 3:33
3 For Today I Am a Bouy 2:36
4 Man Is the Baby 4:09
5 You Are My Sister 3:59
6 What Can I Do? 1:40 
7 Fistfull of Love 5:51
8 Spiralling 4:25
9 Free at Last 1:36
10 Bird Gerhl 3:14

Total: 35:24 


La portada de este disco es tan poderosa, sugerente y simbólica como su contenido. Candy Darling, musa de Andy Warhol, fotografiada en su lecho de muerte, cerrando el ciclo, preparada para un renacer como el que hervía en el alma de la que hoy es nuestra Anohni.

La elección no es baladí. Candy fue una estrella transexual del underground, una de esas que abrió caminos a los desheredados, que puso las cosas un poco más fáciles para las crisálidas del futuro. Anohni le rinde homenaje aquí, aunque también lo haría al versionar esa "Candy Says" que le dedicó The Velvet Underground. Eso ha sido siempre esta artista: coherencia, pasión y lealtad por encima de todas las cosas.

lunes, 25 de agosto de 2025

Punk del Raval

Disco de autoayuda para mutantes (Las Ruinas, 2011)

ROCK ALTERNATIVO. Sensaciones mezcladas con este disco, el segundo de la banda de Barcelona. Está claro que tienen un sentido melódico bastante personal, aumentado por el acento sudamericano de su cantante, Eduardo Chirinos. La mezcla de ruido y melodía es muy efectiva, por más que sea algo más que machacado. Las letras son insustanciales, a veces con su encanto, pero más bien con poca chicha. 

Y los temazos, salvo excepciones, me los encuentro al final: "Cerveza-Beer" es puro Nirvana pre-Nevermind y "No correspondido" tiene unos coros muy sencillos y muy aparentes, que me enganchan totalmente. 

En definitiva, el disco me ha intrigado muchísimo y me ha gustado algo menos. No abre nuevos caminos ni vetas para explorar, pero es de lo más interesante que he escuchado últimamente. 

★★★☆☆

1 Secundarios del mundo, uníos!
2 Cinco semanas en globo
3 El navegante
4 Paranoide esquizoide
5 Estrella fugaz
6 Un regalo
7 El extraño
8 Atlántida
9 Cerveza beer
10 No correspondido

Total: 28 min. 

Piano x3

Thelonious (Thelonious Monk Trio, 1953)

HARD BOP. Thelonious Monk no se prodigó mucho en formato de trío, formación que solo empleó al principio de su carrera y con cuentagotas a partir de entonces. Una pena, ya que es en este entorno en el que más podemos apreciar su piano sin la distracción de unos vientos que acabarían llevando su música a otro nivel, no hay duda, pero al precio de asfixiar un poco el tintineo frágil y mágico del genio de Carolina del Norte.

De los discos que grabó con ese acompañamiento de contrabajo y batería este es el primero, su debut en diez pulgadas además, dejando al margen los recopilatorios. Una obra en la que podemos tratar de entender esa acusación que sufrió al principio de su carrera y que decía que no sabía tocar, que tenía dos manos izquierdas. Algo que en pleno siglo XXI, con el desarrollo de las vanguardias y con todo lo que ha pasado en el jazz y en la música en general, nos debe parecer sencillamente increíble. La técnica de Monk, por muy heterodoxa que sea, que lo es, por muy torpe que se nos quiera hacer, no oculta el carácter de una personalidad y una sensibilidad únicas, intransferibles y mucho más emocionantes que las de la mayoría de pianistas.

En resumen, veinticinco minutos escasos para aproximarse al arte primerizo de un Thelonious que ya había grabado a fuego su biblia para la posteridad en unas sesiones entre 1947 y 1952. Interpretaciones que incluiría en los dos volúmenes del seminal y catártico Genius of Modern Music (1951-52). La diferencia, como he recalcado ya, está en el protagonismo especial que cobran las teclas en este álbum. Por eso y para poder sentir la magia que invadió a grandes como Coleman Hawkins y Mary Lou Williams, algunos de sus defensores primerizos, se hace perentorio sumergirse en estas ocho composiciones. Más adelante superaría todo esto en términos de riesgo y fiereza, pero aquí tenemos una de esas piedras angulares capaces de sustentar una carrera tan rica y variada como la de Thelonious Monk, si no el mejor, seguro que el pianista más importante, radical y visionario de toda la historia del jazz.

★★★★☆

A1 Little Rootie Tootie 3:08
A2 Sweet and Lovely 3:36
A3 Bye-Ya 2:48
A4 Monk's Dream 3:07
B1 Trinkle, Tinkle 2:51
B2 These Foolish Things 2:48
B3 Bemesha Swing 3:11
B4 Reflections 2:50

Total: 24:19

Cuenta atrás hacia no se sabe qué

The Final Countdown (Europe, 1986)

HARD ROCK. Es imposible hablar del tercer disco de la banda sueca sin mencionar su éxito masivo. Unas ventas de 15 millones de copias sustentadas en sus cuatro rutilantes singles, con esa canción titular a la cabeza, lugar común y auténtico himno para cualquiera que haya crecido durante los 80 en cualquier parte del mundo.

Dicho esto, tampoco todo es maravilloso alrededor de The Final Countdown. De hecho, bajo mi punto de vista, tiene más lugares oscuros que luminosos. Por mucho que los jevis de pro fliparan con el hecho de que una banda que suena a puro rock duro estuviera triunfando en las listas, por mucho que se derritieran con la voz portentosa (aunque algo engolada) de Joey Tempest o los solos hipervitaminados y ultravirtuosos de John Norum, la verdad es que a casi cincuenta años vista, el disco apenas se sostiene ante un análisis serio y exhaustivo.

El hecho de que no haya vida más allá de los cuatro singles mencionados arriba o la afectación con la que está producido son motivos de mucho peso como para poder disfrutar de un producto más que plastificado. La portada ya nos avisa de que aquí manda la pompa y lo aséptico, pero por si no nos lo creíamos ahí están los detalles. Como ese hálito absolutamente cursi que recorre "Carrie" (mi favorita en todo caso) o esos teclados que doblan el riff principal de "Cherokee" como para que no suene tan crudo. No sea que el gran público al que iba dirigido el disco en todo momento se fuera a asustar.

En resumen, misión cumplida. El disco tenía su objetivo bien claro y lo cumplió con creces. Lo de pasar la prueba del tiempo o ganarse el respeto de los melómanos más serios no entraba en su checklist. No podemos pedir que rinda cuentas, por tanto. A no ser que sigamos echándole en cara que usara un poco la imaginería y los manierismos del heavy para ganar réditos y pescar en aguas diversas. Algo que no deja de ser de una inteligencia comercial más loable que censurable. No se hagan los despechados ante un engaño que tampoco es que fuera tan difícil de ver, la verdad. 

★☆☆☆☆

A1 The Final Countdown 5:09
A2 Rock the Night 4:04
A3 Carrie 4:29
A4 Danger on the Track 3:45
A5 Ninja 3:47
B1 Cherokee 4:12
B2 Time Has Come 4:00
B3 Heart of Stone 3:46
B4 On the Loose 3:08
B5 Love Chaser 3:28

Total: 39:48 

Centrándonos en la carátula del disco, ese aire tan ochentero y tan de fantasía me recuerda horrores al arte usado en cartelería, vestuario y escenarios de películas como En el laberinto (Jim Henson, 1986 ) o Cristal oscuro (Jim Henson y Frank Oz, 1982).

 
 

Películas de corte infantil que hoy son obras de culto, si bien no cuentan con el respeto de una crítica seria que siempre las vio como algo demasiado loco y demasiado deshilachado como para captar su atención. Parece claro que a los suecos les pega bastante la comparación.