Liberty Belle and the Black Diamond Express (The Go-Betweens, 1986)
POP. Aquí hay que detenerse, hay que dejar de correr como pollos sin cabeza, tomar aire y disfrutar de los olores que trae la brisa. Porque si existe eso de la gran novela australiana de Robert Forster y Grant McLennan, tiene que ser justo este disco, la culminación del talento de dos escritores de canciones que solo se pueden medir con justicia si pensamos en mitos como Morrissey & Marr o, sí, no me he vuelto loco, Lennon & McCartney.
¿Y por qué, a pesar de llevar un buen rosario de buenos álbumes, es este cuarto el golpe definitivo? Creo que el secreto está en la sencillez de unas composiciones que huyen de lo alambicado que lastraba un poco su obra anterior. McLennan lo decía sin ambages: en este disco se buscó de manera clara ese 4/4 del que habían huido por facilón y previsible. La batería, Lindy Morrison, tampoco tiene pelos en la lengua para dejar bien claro que este es su disco favorito. El tiempo ha acabado dictando sentencia en su favor.
Lindy también afirmó que todas las canciones aquí le parecen clásicos y que si no tuvieron el éxito que merecían fue porque nunca se plegaron a meter bases sintetizadas o cajas de ritmo, cosa de la que Robert Forster se enorgullece especialmente. Y de la que nosotros tenemos que congratularnos por fuerza.
Aun así, veo los cuatro primeros temas como un mero calentamiento. Uno muy bueno y muy intenso, pero solo una preparación para lo que nos espera. Es al final de la cara A cuando llega la primera puñalada al corazón con una "Twin Layers of Lightning" en la que la poesía se alía con la música para dejarnos arrodillados ante la maravilla que supone invocar al misterio con ese nivel de conocimiento, con esa sensibilidad con la que solo los más grandes saben trabajar de una manera tan apabullante.
Después nos solazamos con la fiereza encantadora de "In the Core of a Flame" y el fluido nebuloso de una "Head Full of Steam" en la que parecen haber invitado al mismísimo Tom Verlaine a cantar. El preludio perfecto para un nuevo zarpazo a los jirones de nuestra alma maltrecha con esa "Bow Down" que dice tanto con tan poco. La erosión de una convivencia que a la altura de "Apology Accepted" se hace callo para siempre. Gloriosamente, que quede claro, pero para siempre, como para siempre es este disco inimitable.
★★★★☆
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