lunes, 25 de abril de 2022

Better to reign in Hell than to serve in Heaven

Lost Paradise (Paradise Lost, 1990)

DOOM METAL. No se puede decir que los de Halifax no nacieran con personalidad. Pocos tenían una aproximación tan estudiada y cuidada en esto del metal extremo por esos años. La guturalidad se esperaba, la morosidad rítmica no tanto. Tampoco ese tratamiento de las guitarras entre lo sinfónico y el ruidismo más atonal. 

Berridos abisales para cantar las miserias del ser humano, así resumiría lo que suena aquí. Lost Paradise expresa, sin adornos superfluos ni alambicadas armonías, ese deseo de explorar sin límites el poema narrativo de John Milton. Por supuesto desde la superficie de una perspectiva tremendista y más expositiva que analítica. Literatura, poca, más allá de la exposición expresionista de la agonía del hombre devorado por su propio tormento interior.

Creo que suena lo suficientemente suculento para, como mínimo, echar una miradita. Y salir corriendo después, sí, eso también.

★★☆☆☆

1 Intro 2:41
2 Deadly Inner Sense 4:36
3 Paradise Lost 5:29
4 Our Saviour 5:07
5 Rotting Misery 5:15
6 Frozen Illusion 5:21
7 Breeding Fear 4:14
8 Lost Paradise 2:08
9 Internal Torment II 5:55
Total length: 40:46

Paradise Lost parecen querer conectar la idea pesimista que transmite el título de la obra de Milton (el contenido es otra cosa) con el mundo actual. Lo dejan bien claro con la portada futurista de corte casi industrial con la que adornan este estreno. Una portada que puede llevarte de las simas existenciales del siglo XVII a cosas como Alien (Ridley Scott, 1979), Blade Runner (Ridley Scott, 1982) o Depredador (John McTiernan, 1987).

Por muchas connotaciones fascistas que también se le puedan sacar a ese brazo extendido, me quedo con todo lo anterior. Paradise Lost siempre le ha sacado mucho partido a lo pictórico en su obra, y si bien no estamos ante su mejor portada en lo estético, sí que da juego para simbolismos y para buscar referencias, las cuales te acaban saltando a la cara casi sin pensar. ¿Saludo fascista? ¿Alcanzar a la divinidad como en la Capilla Sixtina? Sí, ahí me he pasado de optimista.

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