Essence (Lucinda Williams, 2001)
ALT. COUNTRY. Essence se despierta en el mismo lecho en el que se durmió Car Wheels On a Gravel Road (1998). Las sábanas están desechas y sudadas, claro, y desprenden ese olor fuerte y almizclado de las noches en vela. Los desconchones en las paredes siguen ahí, como si nada hubiera pasado. También el cristo torcido y lleno de polvo. Parece que poco ha cambiado, aunque han pasado tres años... Y mil vidas.
En cuanto arranca este álbum con la belleza sin lustre de "Lonely Girls" y va empalmando joya tras joya, nos vamos dando cuenta de que el viaje, otra vez, va a merecer la pena. Y así acaba siendo. Por una vez nuestras expectativas se ven colmadas sobradamente. Y no estamos acostumbrados a eso. Como no estamos acostumbrados a que nos zarandeen con una balada tras otra, cada una mejor que la anterior. Ni a que nos despierten a latigazos con el mejor rock que el country haya podido crear. Nanas, corazones rotos en mil pedazos, medios tiempos de gloria... No, esto no puede estar pasando.
Pero sí, Essence es así de bueno, no hay que darle más vueltas. Lucinda ha vuelto a afilar su pluma, desgastada del esfuerzo titánico que supuso su obra maestra anterior, y no solo cumple, sino que vuelve tocar hueso con una obra para la posteridad. Auténtica literatura del horror, del de todas esas historias derribadas en pleno vuelo, del de todas esas almas solitarias sin posibilidad de redención, de dios y el demonio, de mariposas rotas y ese viento por el que nos cambiaríamos sin dudarlo. Por poder tocar y sentir de una maldita vez.
★★★★☆
No hay comentarios:
Publicar un comentario