Rêves mécaniques (The Hacker, 2004)
TECNO. Es lo que pasa cuando confiamos nuestros sentimientos a la electrónica. Poco consuelo podemos encontrar en su gélido abrazo. Puede que nos sorprendamos con algún que otro soniquete robótico o ante lo bien que nos entran esos bajos que casi parecen humanos, pero al final lo que queda es el negro abismo de lo inerte. Podemos disfrutar del paseo, pero para nada vamos a querer quedarnos a vivir allí.
Pues eso es lo que me pasa, una vez más, con esta piedra de toque de la electrónica más robotizada, aunque carnosa, en su versión más dinámica e incluso diría que voluptuosa. Los franceses, como los alemanes, saben de esto y The Hacker lo demuestra en una lección de gusto y sabiduría a la que no se le puede poner ningún pero más allá de unas filias personales que hacen que no sea capaz de repetir una y otra vez con un álbum que, lo admito, tiene mucha más miga de la que puedo otorgarle.
No sé si en futuros encuentros logrará ganarme para siempre. De momento le concedo el beneficio de la duda y, eso sí, me lo quito de encima de mala manera. Y a otra cosa mariposa.
★★★☆☆
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