miércoles, 21 de diciembre de 2022

El vals del fin de los tiempos

La valse à mille temps [Nº 4] (Jacques Brel, 1959)


CHANSON. Tranquilo en su trono y con la vista en la eternidad. Empezando a controlar ese torrente que hierve en sus venas, en su garganta, en su aliento... O sea, "Ne me quitte pas".

París marca el ritmo, pero es Brel el que empieza a controlar la alternancia entre tempos moviditos y desolados. El que imparte magisterio con pinceladas sarcásticas ("La dame patronesse"), corrosivas ("Les flamandes") o de un amor tan antiguo como entregado ("Je t'aime"). 

Si se le va la mano con el dramatismo ("La colombe"), no es su culpa. El sentimiento estaba todavía alterado en esos años. Solo 14 años después de la guerra más cruenta que haya habido, las heridas todavía escuecen. 

Porque es aquí donde sus canciones empiezan a sonar a maldición ("Seul") a la par que conservan la inocencia de los primeros años ("Isabelle"). Por eso, a los que se atrevan a poner faltas, ¡yo les maldigo! Esto suena como el rumor de las tormentas que acechan en los huesos rotos. Esas que siempre vas a notar. Toda tu vida.

"Ne me quitte pas
Je ne vais plus pleurer
Je ne vais plus parler
Je me cacherai là
A te regarder
Danser et sourire
Et à t'écouter
Chanter et puis rire
"

Por mi parte me santiguo y te rezo. Aquí empiezan a afianzarse las razones por las que te escucharé siempre.

★★★★☆

A1 La valse à mille temps 3:38
A2 Seul 3:15
A3 La dame patronnesse 3:09
A4 Je t'aime 2:08
A5 Ne me quitte pas 3:38
B1 Les Flamandes 2:25
B2 Isabelle 3:00
B3 La mort 2:42
B4 La tendresse 2:32
B5 La colombe 2:52

Total: 29:19

De Charlot a Ingmar Bergman, del humor con mensaje a la condena irremediable, el trayecto vital y artístico de Jacques Brel en poco más de cinco años se antoja demasiado intenso, demasiado profundo y demasiado oscuro como para envidiarle por ello. Nosotros solo podemos deleitarnos ante el alcance de unas composiciones y un estilo interpretativo que iban a llevarlo a la cúspide de la canción, no solo en lengua francesa, sino en cualquier país, idioma o condición humana.

Los tiempos modernos, la agitación y el circo parecen lejanos ya. Bienvenidos a la filosofía fatalista y a esa tierra yerma dominada por el silencio de Dios.

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