Cancionero de los cielos (Viva Belgrado, 2024)
EMOCORE. Cuarto disco en el currículum de los cordobeses y un auténtico hito dentro de una carrera que da miedo a partir de este punto. Porque se han dado de bruces con uno de esos discos generacionales, una obra que chorrea importancia desde la primera escucha. Un álbum tan bien pensado, tan bien grabado y tan bien acabado que causa pavor. ¿El mejor disco de rock que ha dado este país en los últimos diez años? No sé si las palabras siempre sagradas de la Rockdelux serán un poco excesivas, pero tan solo el tenerlas en consideración ya es algo a su favor.
No sé por dónde empezar a la hora de describir este discazo que se esfuma en menos de cuarenta minutos, que parecen ser veinte. Una obra que sorprende por sus contrastes extremos y por cómo se ensamblan estos opuestos. Un disco que golpea con palabras poéticas y cuidadas, que gira en torno al eje temático de la creación artística y todos sus demonios, del futuro incierto, del hedonismo y hasta del abismo de Dios. Un trabajo que para un cordobés como yo no puede pasar desapercibido, ya que pone a nuestra ciudad en primer plano y en entredicho en más de un momento.
Por todo esto, por cómo consiguen tocarte la fibra con esa mezcla de rap, pop y post-hardcore, por cómo ensartan las melodías más dulces con la agresión vocal en la misma brocheta, por cómo enganchan las canciones haciendo que el final de una y el principio de otra sea un fluido perfecto... Por tantos detalles, tantas palabras atinadas, tantas combinaciones imposibles, creo que estamos ante una obra que ha venido para quedarse. Un disco que no me esperaba ni en mil años y que seguro que vamos a seguir escuchando dentro de diez, veinte, treinta... Hasta las estrellas.
★★★★☆
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