domingo, 1 de septiembre de 2024

Dos españoles, tres opiniones

Si miramos dentro de nuestras fronteras, nos encontraremos que hay joyas de indudable valor. No necesariamente exportables, pero de un calado inmenso para todo un pueblo. Sí, la creatividad de la cepa hispana está fuera de toda duda. Desde compositores como Manuel de Falla a escritores como Federico García Lorca, la alta cultura no es algo ajeno en nuestras fronteras. En castellano o cualquier lengua oficial de esta piel de toro, nuestros paisanos han encontrado las formas más sutiles de expresarse desde tiempo inmemorial. También en la música, la cual recoge la herencia de las numerosas culturas y pueblos que han dejado su huella en la península.

Aquí he escogido discos producidos en España o que emplean alguna de nuestras lenguas oficiales. Y no he elegido solo discos de estudio. También se cuela algún directo de importancia capital para nuestra música popular y no sé si algún recopilatorio. Si no hay de esto último, no es porque los haya desechado de primeras. Flamenco, música tradicional, vanguardia, rock, pop... Poco ha escapado a una selección dura pero terriblemente gratificante. Tanto como si de discos internacionales se tratara. Y es que, si bien hay que haber nacido aquí para que esta música se te meta en la piel, no hace falta ser originario de esta piel de toro (o Sudamérica, que algún álbum hay también) para poder disfrutar de tanta ambrosía.


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10 Un soplo en el corazón (Family, 1993)

Family marcaron el camino a toda una generación. Sin tener un impacto en ventas notable, lograron sentar las bases de la música independiente de los 90 en este país. Músicas minimalistas, una desgana que parecía venir de la bossa nova y que se podía convertir en algo cálido, lánguido y melancólico hasta el extremo. Un modus operandi nada explosivo ni con vistas al éxito masivo. Naturalmente había más de uno dispuesto a seguirles.



9 Hermanos carnales (Surfin' Bichos, 1992)

Fernando Alfaro y Joaquín Pascual, las mentes pensantes detrás de esta banda siempre han tenido claro qué es eso de la independencia. Lo que no entraba en sus planes es el pequeño éxito que lograron con este disco. Que una canción como "Fuerte!" sonara en los 40 principales o que llegaran a ser teloneros de Nirvana seguro que superó sus expectativas. Máxime cuando lo que hay aquí es una poesía descarnada con las entrañas encima de la mesa.



8 El patio (Triana, 1975)

Triana concentraron en este disco todo el saber y el sentir de un pueblo, el andaluz, con sus rimas, su imaginería y su acento. Le pusieron un fondo de rock progresivo al que adornaron con guitarras flamencas y los melismas de esta tierra y lo que les salió ha quedado para la eternidad. No pudieron redondear la jugada como en este estreno, pero nada más que por este disco ya merecen un hueco en el rincón de la eternidad.


 

7 Una semana en el motor de un autobús (Los Planetas, 1998)

Los Planetas ya tenían una legión de seguidores fanáticos antes de la publicación de este disco, pero con esta apología de la desidia y del amor libre en tiempos robóticos ampliaron su base de fans y se convirtieron en la banda más grande de este país. No a nivel de ventas, por supuesto, pero sí que eran los únicos que podían conectar con esos jóvenes ávidos de nuevas sensaciones y de que les hablaran en su jerga para poder así curar esas cuitas de desamor que son de las cosas más universales que pueda haber en este mundo.



6 En el Olympia de París (Paco Ibáñez, 1969)

Este canto a la libertad no podía grabarse en el país natal de Ibáñez. Estas verdades camufladas de poesía no podían escupírsele a la cara a los que dictaban nuestros designios a finales de los 60. Esa es la única pena de un recital furibundo y poético hasta el tuétano. Un registro histórico para desgastar a base de bien. Porque si es bueno informarse, es mucho más importante aún no olvidar nunca.



5 Veneno (Veneno, 1977)

De la colisión de un hippy ilustrado y un par de gitanos de las tres mil viviendas salió este animalejo inclasificable. Partiendo del flamenco o del rock norteamericano, que no sé muy bien cuál era la base de todo esto, llegaron a un sitio donde nadie había llegado antes. Un rincón inexplorado y sin posibilidad de divulgación más allá de los cuatro locos dispuestos a escuchar. Un prototipo demasiado deslavazado como para impactar, pero también demasiado mágico como para no surcar las décadas hasta encontrarse con nosotros. Así, como por casualidad.



4 Bat-Hiru (Mikel Laboa, 1974)

Cantar en euskera en los 70 era un deporte de riesgo. Un deporte al que Mikel Laboa era más que aficionado. Médico de profesión, interesado en las mil posibilidades, taras y lesiones de la voz humana, pretendía sacar un disco triple que al final no pudo ser y se quedó en dos rodajas. De ahí el título, Uno-tres. Una auténtica joya de la música en cualquier idioma. Un manual avanzado de tradición y vanguardia. Sin que una avasalle a la otra, ambas se integran y consiguen fluir de una manera única, sin esfuerzo, de tal forma que te puedes encontrar al que te diga que suena casi medieval o al que le suene a algo alienígena.



3 Omega (Enrique Morente & Lagartija Nick, 1996)

La revolución definitiva de Morente fue una afrenta de la que los puristas no se iban a recuperar jamás. Porque su fusión de rock duro, Leonard Cohen y Lorca con su cante abierto y profundo no se quedó en este álbum, sino que se ha ramificado en mil cosas y es el modelo en el que se mira cualquier artista que quiera salirse de los corsés que algunos imponen al flamenco. Lo que pasa es que Omega no es solo importante, no es solo fundamental, sino que es también una obra que se puede disfrutar sin esfuerzo a poco que se abran las orejas y se pongan los prejuicios bajo siete candados. La verdad, no lo veo tan difícil.



2 Mediterráneo (Joan Manuel Serrat, 1971)

La obra más significativa y absoluta de Joan Manuel Serrat reina en medio de una cordillera casi inexpugnable. La cantidad de hitos que el del Poble Sec había alcanzado e iba a alcanzar todavía es tan grande y tan fundamental para nuestro cancionero que pensar que Mediterráneo es el mayor de todos puede provocar vértigo.

Pero es así. La conjunción de las palabras y las músicas en este disco es sencillamente celestial. La forma en la que nos cuenta las historias, la manera en la que ajusta los vocablos a la melodía, lo sentido y lo sencillo de las emociones que nos narra... Son cosas que parecen fáciles pero que nadie había hecho hasta entonces con tal maestría. Por eso sumergirse en este disco siempre va a tener el mismo efecto. El de la euforia más pura y más mayúscula.


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1 La leyenda del tiempo (Camarón, 1979)


Está claro que no nos gusta que nos sacudan, que nos saquen de nuestra zona de confort. Ahora, una vez que salimos de ella, casi siempre nos alegramos. No me cuesta nada imaginarme a esos gitanos viejos devolviendo el disco en el Corte Inglés para que les devolvieran el dinero porque "ese no era Camarón". Lo que me pregunto es si con el tiempo habrán vuelto al disco, si habrá vuelto a caer en sus manos y le habrán dado otra oportunidad. Sería una auténtica pena que no lo hubieran hecho.

Una pena supurante. Estamos hablando del, para mí, mejor álbum hecho en nuestro idioma, en nuestras fronteras. De una obra capital en el devenir de la fusión de géneros, de la creación artística entendida como algo libre de toda cortapisa. Un disco que suena como un vendaval, capaz de contagiarte una alegría y una cantidad de emociones diferentes como ningún otro. Un disco que no se acaba cuando deja de sonar, sino que sigue y sigue y sigue contigo por siempre jamás. No sé si me he explicado bien, pero La leyenda del tiempo es de esas cosas que pasan una vez en la vida si tienes suerte. Como el Kind of Blue, como el Guernica, como las cosas más maravillosas y más inexplicables de esta vida. 

 

POR DÉCADAS

LOS 60

10 Lo mejor del clan! (Canarios / Pop Tops, 1968)

Curiosos artefactos estos discos compartidos. Y necesarios, porque hay casos como el que nos ocupa en el que los implicados no son artistas de largos recorridos. Artistas a los que el formato álbum les va grande. Artesanos de hits que encuentran en esa individualidad minuciosa su medio de expresión supremo. Con estas premisas se enfrentan en un combate desigual dos de los pesos pesados de la época en este país. En la zona A del ring, el rhythm & blues seco, irreverente y desenfrenado de Los Canarios. En la parte B el caramelo líquido de los Pop-Tops. Está claro quién ganaría en combate cerrado. (...)

9 Pic-Nic (Pic-Nic, 1967)

Una Jeanette adolescente lidera con su timidez y su carisma, sí, todo a la vez, a una banda en la que encontramos al gran Toti Soler. Con esos dos nombres no debería extrañarnos que encontremos aquí una pequeña gema de un incipiente pop en castellano lleno de dulzura y cosas que decir.

8 Lo mejor de los Salvajes (Los Salvajes, 1967)

Los Stones españoles tocaron muchos palos dentro del espectro del pop y el rock. Si en los momentos más suavones no acaban de convencer, pasa todo lo contrario con los más desatados. Es en esos momentos en los que fueron pioneros a la hora de transfundir la sangre más virulenta del rock and roll que se cocía en las islas británicas a la idiosincrasia hispana. ¿Imposible? Escuchen y juzguen por sí mismos.

7 Cantes antiguos del flamenco (Enrique Morente, 1969)

"¿Pa qué vamos a hacer bien las cosas pudiendo hacerlas mal?" (Enrique Morente).

Con hacer las cosas mal, quiero creer que Enrique Morente se refiere a salirse de los corsés, que en el mundo del flamenco son muchos y bien estrechos. Las leyes no escritas de unos pocos gerifaltes que se creen con la potestad de decidir qué entra dentro de esos moldes y qué no. Qué es flamenco y qué es otra cosa, siempre de escaso valor y que no merece ni su atención ni su aprecio. (...)

6 Los Brincos II (Los Brincos, 1966)

Los Beatles españoles digirieron solo el lado dulzón de los originales. Pueden llegar a empalagar a pesar de los momentos más agitados ("Sola" o "Tú en mí"). De todas formas cuando veo el año en el que fue editado esto, solo puedo decir, ¡chapó! Viendo el panorama de la época, esto es un caramelo ácido para paladares de pocos. Hoy es música de masas y eso es todo un éxito. (...)

5 El Camarón de la Isla con la colaboración especial de Paco de Lucía (Camarón de la Isla, 1969)

Como un elefante en una cacharrería. Así entra un imberbe Camarón de la Isla en el mundo discográfico. Escoltado, guiado y casi apadrinado por el gigantesco Paco de Lucía, se estrena en disco con una obra ya mayor en la que atina en casi todo.

Su voz inexperta ya cuenta con esa cualidad etérea capaz de engancharte para siempre. (...)

4 Los Bravos (Los Bravos, 1966)

En una época en la que ser diestro émulo era todo un triunfo se agradecían artistas como los Bravos. No lo digo en tono peyorativo. Sabe Dios lo que aprecio un digestión bien realizada y una puesta en práctica de lo aprendido con enjundia. Simplemente trato de constatar que hacer bien eso era a lo máximo que se podía aspirar en esos años. Y los Bravos lo hicieron. Y lo hicieron mejor que nadie. Tenían las canciones, tenían el estilazo y tenían un cantante magnífico. Por todo ello no deja de ser gratificante poner este disco y comprobar una y otra vez lo bien que se hacían las cosas en este país en 1966. Lo bien que siguen sonando estas perlas de pop cristalino, y lo bien que sonarán siempre. (...)

3 Peret (Peret, 1967)

Peret se erige desde el principio como un estilo en sí mismo. Creador, instigador o colaborador en los primeros pasos de la rumba catalana, da igual. Lo que estaba destinado a lograr el de Mataró supera las etiquetas y lo establecido.

Un ritmo atómico, esa guitarra que es como mínimo 50% percusión, esos aires importados directamente de Cuba... No, el flamenco nunca iba a ser lo mismo después de que Peret lo pasara por su filtro. (...)

2 Dedicado a Antonio Machado, poeta (Joan Manuel Serrat, 1969)

En la cima de su poder, Joan Manuel Serrat se enfrenta a la osadía de musicar la poesía libre y planeadora de Antonio Machado. Nada más y nada menos. Una tarea imponente por lo inmenso de estas palabras y porque es material sagrado que corre por la sangre de varias generaciones. Una tarea que se saldó con triunfo y que certificó la inmensidad artística del del Poble-sec. Estos poemas y esta música quedaron entrelazados inmediatamente hasta tal punto que ya no pueden separarse. (...)

1 En el Olympia de París (Paco Ibáñez, 1969)

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LOS 70

10 Señora Azul (Cánovas, Rodrigo, Adolfo y Guzmán, 1974)

Parece increíble que esta genialidad de pop mayúsculo se haya creado en España. Por el nivel medio de la época, la talla de este disco sobrepasa fronteras y edades. Perdurable, tanto por la belleza de unas composiciones que se adhieren para siempre, como por el minucioso trabajo de producción mediante el cual combinan una multitud apabullante de instrumentos con una sutileza y naturalidad fuera de toda norma. (...)

9 Heliotropo (Vainica Doble, 1973)

Una auténtica joya en toda su humildad. La obra cumbre del dúo más inclasificable, hogareño y eterno de la música española refulge en mil colores. Sus mil significados nacen del empleo fastuoso del idioma para enlucir lo que era sencillo hasta hacerlo majestuoso. Hasta hacerlo incomprensible, dirán algunos. Pero esos no se han parado a escuchar, han despachado esto con un mal gesto, sin mirarlo a los ojos. En cuanto escuchéis Heliotropo me daréis la razón y a esa gente no le dedicaréis ni un segundo de vuestro tiempo.

8 Qualsevol nit pot sortir el sol (Sisa, 1975)

Normalmente, cuando se habla de tótems hay que ir con cierto cuidado. De tanto manosearlos, de tanto admirarlos podemos acabar perdiendo perspectiva, podemos endiosarlos, o pueden caerse por el peso de los años y los halagos. Normalmente, porque nada de eso puede pasarle a este disco. No se me ocurre nada que pueda marchitar su belleza, nada que pueda drenarle la vida de la que está repleto. Una vida que vibra gozosa entre la psicodelia y la cançó, entre Bob Dylan y el bolero. (...)

7 Bambino y su combo flamenco (Bambino, 1971)

Un artistazo en su cúspide creativa y expresiva. Bambino era de los que se arrancaba el corazón del pecho cada noche, de los que lloraban sangre con cada verso, y todo eso está aquí, en uno de los discos más directos y claros, de los más increíbles que se hayan grabado en este país.

6 Vanguardia y pureza del flamenco (Smash / Agujetas, 1978)

Uno de los discos más extraños y curiosos del pos-franquismo, este mano a mano publicado el año de nuestra Constitución se contagiaba de los aires de cambio que se empezaban a respirar en este país. Luego tal cambio demostraría tener más sombras de la cuenta, no así esta obra capital para entender la potencia ilimitada del flamenco como música aglutinadora de mil formas de expresión ajenas de las que contaminarse sin dejar de ser ella misma. Y a la vez, el álbum deja constancia del poder ancestral de una música que hunde sus raíces en la tradición y en el origen de los tiempos. (...)

5 El patio (Triana, 1975)

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4 Veneno (Veneno, 1977)

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3 Bat-hiru (Mikel Laboa, 1974)

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2 Mediterráneo (Joan Manuel Serrat, 1971)

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1 La leyenda del tiempo (Camarón, 1979)

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LOS 80

10 Entre el cielo y el suelo (Mecano, 1986)

Cuarto disco de una carrera frenética. El momento culminante para un grupo que, a pesar de todo, puede llamarse único. Entre el cielo y el suelo supone la sublimación de una forma de ver el pop. La urgencia y la ingenuidad adolescente les queda un poco lejos ya, aunque da sus últimos coletazos en pildorazos hormonados que agitan un trabajo de fondo maduro, sereno e inteligente. (...)

9 No he olvidado cómo jugar embarrado / Fiesta del diablo y el cerdo (Mar Otra Vez, 1985)

Mar Otra Vez fue mucho más que el grupo donde empezó a foguearse todo un Javier Corcobado. Fue un punto y aparte en el panorama ochentero de este país. Y lo más representativo, lo más grande que hicieron, está concentrado en este minielepé, como un perfume indeleble y abyecto. (...)

8 Ilegales (Ilegales, 1983)

Lo de Ilegales es una anomalía en toda regla dentro del pop rock en castellano. Un trío de gente que sabe tocar, que sabe lo que se hace en todo momento y que dan con un sonido propio e intransferible desde el segundo cero. Aquí está este discazo para refrendarlo. Uno de los grandes estrenos dentro del rock en castellano, Ilegales, puede que no entre a la primera, que le sobren algo de unas tonterías líricas que si escuchamos con atención, no acaban siéndolo tanto, y en fin, que no sea lo que anuncian exitazos automáticos como "Tiempos nuevos, tiempos salvajes" o "La casa del misterio". (...)

7 Viviré (Camarón, 1984)

El disco se abre con un laúd que hilvana pespuntes de belleza cristalina con sus aires morunos. Y un pequeño toque de disonancia que junto a la percusión y al bajo eléctrico ponen a prueba una vez más a los oyentes más vetustos e inmovilistas. Está claro, Camarón no da ni un paso atrás. Olvídense, señores. Ese es el tono en uno de sus discos más majestuosos. Un disco en el que la interpretación del de San Fernando es ardiente y cruda, con una entrega que hace relucir la belleza del dolor más extremo. (...)

6 Mujer y sentimiento (Los Coyotes, 1985)

El calificativo de "rock latino" todavía levanta sarpullidos en ciertos entornos. La verdad es que no puedo culparles (yo era uno de ellos). Sin embargo, este disco me ha abierto los ojos. El buenrollismo, la coartada comercial vacua... Todo esto brilla por su ausencia en este cacho de maiz dulce compuesto por guitarras calientes, ritmos imaginativos, letras con sentido y sensibilidad y melodías incansables. Momentos que te dejan sin palabras como la oscuridad fronteriza de "Pepe", el corrido con teclados de feria, "¡Mira cómo tiemblo!", la rítmica termonuclear de "300 kg." ... La lista podría contener los 12 temas de álbum. Pop caliente, rock mestizo, África, Sudamérica... En fin, ese otro mundo posible.

5 La canción de Juan Perro (Radio Futura,1987)

Mientras el álbum anterior (De un país en llamas (1986)) suponía un análisis de la vida interior, en esta exuberante continuación Santiago Auserón se abre a la vida. Sigue habiendo gritos ahogados de desesperación y angustia ("El hombre de papel" o "La mala hora"), pero son los menos y el tono del disco se orienta un paso más hacia el calor del Caribe y África, cosa que, por otra parte, siempre había estado presente. (...)

4 Blues de la frontera (Pata Negra, 1988)

Pata Negra necesitaban un disco así. Una obra en la que plasmaran su grandeza como músicos, como intérpretes y como escritores de canciones. Con su tercer disco fuera de la órbita de Veneno ya taparon muchas bocas, pero este era el que acabaría por encumbrarlos como uno de los dúos del momento, tal vez los que mejor han entendido la palabra fusión. Sí, ese vocablo casi de mal gusto que alguna que otra vez ha tenido un sentido positivo e incluso glorioso. (...)

3 A Santa Compaña (Golpes Bajos, 1984)

El único disco largo de estudio de Golpes Bajos es una maravilla como se ven pocas. Un disco que parte de la new wave, pero que se ramifica en tantas sonoridades diferentes que se convierte en un animalejo imposible de domesticar. Como un insecto alienígena, A Santa Compaña revolotea de manera caótica y absolutamente impredecible. Y como las obras que realmente importan, se nutre de los sonidos, las palabras y las historias del terruño, esa Galicia poblada de meigas y mares embravecidos, de lluvia y olor a tierra y a bosque. (...)

2 4.02.42 (Ovidi Montllor, 1980)

El testamento vital de un gigante de la cançó, por mucho que lo suyo solo pueda explicarse al margen de cualquier movimiento artístico, es un recuento de una vida torcida hecho con la boca seca y el corazón embravecido. Un disco tan expresivo y tan carnal que parece que era la meta que Ovidi había estado buscando desde hacía décadas. Fecha de nacimiento y fin. Increíble manera de cerrar el círculo.

1 Encuentros (El Lebrijano con la Orquesta Andalusí de Tánger, 1985)

En un salto mortal sin red, Juan Peña se lía la manta a la cabeza y se junta con la Orquesta Andalusí de Tánger para crear una obra maestra por derecho, un dechado de sutileza y emoción capaz de traspasar géneros, edades e inmovilismos. Uno de los mejores discos que se han hecho en nuestro idioma, aunque curiosamente comparta protagonismo con ese árabe tan cercano en el espacio y tan lejano en nuestra mentalidad. (...)

 

LOS 90

10 Moor Room (Cancer Moon, 1994)

Que Cancer Moon fue un grupo maldito es algo bien sabido. Después de dos discos colosales se inmolaron en su obra magna. Un ejercicio de madurez que aglutinó las influencias y el aprendizaje de estos vascos para destilar sus mejores esencias con sutileza y una seguridad abrasiva. (...)

9 Échate un cantecito (Kiko Veneno, 1992)

Kiko Veneno ya volaba en solitario desde 1981, pero no fue hasta su tercer disco en once años cuando pudimos afirmar con rotundidad que había parido un disco realmente enorme. Con la enormidad de lo cotidiano. Del mundo al barrio, del barrio al hogar y del hogar al dormitorio. Un microcosmos en el que no hay besos en la ducha ni pelos ni nada. Un torrente de lucidez ilimitada; de pop, flamenco y rock. Un barrio en el que Bob Dylan y Joselito van a comprar el pan y son saludados como héroes. La gente sencilla, las palabras justas y la música que sale desde dentro, de verdad. (...)

8 No sólo de rumba vive el hombre (Albert Pla, 1992)

Albert Pla se quita la ropa y la piel para mostrarse como ese Diógenes cínico y puerco de la portada. El altavoz para unas palabras asquerosas envueltas en papel de celofán. La cabalgata de reyes para unos caramelos inyectados de ácido y veneno. En No sólo de rumba vive el hombre, este cantautor de los bajos fondos somete al oyente a una experiencia donde la risa sucede a la media sonrisa y la sorpresa a la aversión. El sexo es chungo, sucio, directo y nada romántico y los crímenes se cuentan con la asepsia y la calma de, digamos, un Lou Reed.

7 La vida mata (Los Enemigos, 1990)

Podría ser rock urbano. Los ingredientes los tiene, la mala leche corre sin pudor, la cerveza salpica por doquier y, sin embargo, algo ha debido intervenir en la preparación de este plato que lo sitúa a años luz de ese rock de garito tan propenso a consignas calimocheras y cutrez de garrafa. (...)

6 Honestidad Brutal (Andrés Calamaro, 1999)

Entrar a valorar estas casi dos horas y media de música es como tratar de medir un océano con un vaso. Aún así, y como es obligatorio, trataré de detallar las impresiones que causa la obra magna de Andrés Calamaro, porque eso sí, esto es una cumbre en una cordillera puntiaguda. Es más, yo diría que es toda una cordillera con sus irregularidades, sus panorámicas que quitan el hipo, sus abismos cortados al ras, sus barrancos tenebrosos y sus hondonadas hediondas. Un disco de luces y sombras que se suceden constantemente entre sus dos rodajas, entre sus diferentes cortes, dentro de una misma canción e incluso en una misma sílaba. (...)

5 Tejido de felicidad (Chucho, 1999)

Fernando Alfaro comanda a sus huestes en esa huida que inició en 1995 y que culmina en este clásico del pop patrio. Tejido de felicidad se coloca en la cima del canon del albaceteño en todas sus encarnaciones, Surfin Bichos incluidos. Este y Hermanos carnales (1992) pueden ser considerados sus obras maestras (más) indiscutibles.

4 Un soplo en el corazón (Family, 1993)

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3 Hermanos carnales (Surfin' Bichos, 1992)

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2 Una semana en el motor de un autobús (Los Planetas, 1998)

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1 Omega (Enrique Morente & Lagartija Nick)

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LOS 2000

10 Triángulo de Amor Bizarro (Triángulo de Amor Bizarro, 2007)

Cuando la actitud se pega con cinta aislante al instrumento con una tensión casi insoportable o se queda de gilipollas o (lo más normal) se triunfa como la sensación de la temporada. Eso como mínimo, porque me da a mí que estos gallegos van a dar de qué hablar. (...)

9 Tu hoguera está ardiendo (klaus&kinski, 2008)

Un homenaje al pop en toda regla. Melodías adhesivas y letras muy vivas y muy afiladas, llenas de humor (negro o no). Quizás les falte algo de enfoque porque mezclan bien, pero demasiadas cosas. Los Planetas, Nosoträsh, un bolero, shoegazing e incluso post-rock del duro... En principio, demasiado para digerir así de golpe, pero cuanto más lo escucho menos me importa, porque cuando te metes de lleno ves clara la rotunda verdad: que aquí hay grupazo y discazo. Disfrutable de pe a pa, del derecho y del revés. Uno de los mejores discos que he escuchado en nuestro idioma, al menos en su década. (...)

8 Las golondrinas etcétera (Josele Santiago, 2004)

Disueltos los Enemigos, ahí es nada, Josele Santiago se saca de la manga un disco tozudo como solo él podría hacerlo. Tozudo desde la portada, donde Josele se empeña en tirar de un burro que no pone mucho de su parte. A ver quién puede más. Y ya represente el burro su pasado, sus cargas o su dolor, el resultado da al cantautor como vencedor. No parecía tenerlas todas consigo, pero no confiar en el poder de su pluma se revela aquí como una auténtica locura. Josele siempre ha tenido el don, el duende, el mojo, y si ahora decide despojarlo de la barbarie eléctrica de su banda de toda la vida, todo lo que puede pasar es lo que acaba pasando: que sus letras brillen como nunca para dejarnos claro que lo suyo es mucho más de lo que creíamos, incluso los más fieles. (...)

7 Habiak (Anari, 2000)

"El oscuro mar que más temo es ese que tú tienes dentro / el mismo que nos llena los ojos de agua salada cuando se encrespa". Las quemaduras de la ausencia. Intensidad y expresionismo a través de unas letras personales y trascendentes, cuerdas emotivas y fantasmas aullando. Rock al ralentí, que no relajado, que da forma a eso que llamamos devastación emocional. (...)

6 Lujo ibérico (Mala Rodríguez, 2000)

En una escena algo revuelta era necesario que alguien impusiera un golpe de autoridad. Un puñetazo en la mesa que aparte la bazofia a un lado. Y eso es lo que hizo la Mala en el 2000 con el que puede ser el mejor disco de hip-hop en castellano. Vale que es una afirmación un poco arriesgada, pero creo que nadie me negará el beneficio de la duda, y eso ya es mucho. (...)

5 Los diarios de petróleo (Chucho, 2002)

Aquí tenemos la historia al completo. Los diarios íntimos de Fernando Alfaro recopilados para la eternidad. Al fragmento principal, que ya era lo suficientemente esplendoroso, se le añaden los tres EPs que había ido sacando mes a mes desde febrero de 2001. Así se redondea la jugada con una box-set superlativa en la que sucede algo que se da muy pocas veces, como es que la ampliación supere al resumen. Por una vez menos no es más, sino que la adición acaba amplificando el efecto ya brutal que ofrecía ese CD de quince canciones. (...)

4 Desaparezca aquí (Nacho Vegas, 2005)

"Y entonces nos precipitamos en brazos de la catarata, en la que se abrió un abismo para recibirnos. Pero he aquí que surgió en nuestra senda una figura humana amortajada, de proporciones mucho más grandes que las de ningún habitante de la tierra. Y el tinte de la piel de la figura tenía la perfecta blancura de la nieve." (La narración de Arthur Gordon Pym, E. A. Poe)

El final del viaje, como en este relato de Edgar Allan Poe, que podría describir este disco inmenso. La perfecta y eterna blancura, la muerte son las inspiradoras de esta obra en la que el cantautor invoca a sus referencias más obvias (Nick Cave, Leonard Cohen, Bob Dylan, John Lennon...) y las baña de su estilo único para convertirlo en una celebración de la experiencia. La experiencia, como la vida, es dolorosa y es leve. (...)

3 Popemas (Nosoträsh, 2002)

Lo de Nosoträsh es tan aparente, tan delicado y tan en su sitio... no hacen ruido. Nunca lo han hecho y nunca lo harán. Por eso todos sus discos pueden malinterpretarse o colocarse en el estante de lo liviano y lo innecesario. A pesar de que fueran capaces de crear esta preciosidad, cumbre de una forma de hacer las cosas, de un arte espartano y puro, sutil y sencillo, sin ambages. A pesar de que con este disco se hayan encaramado para siempre en lo más alto de la música hecha en castellano. (...)

2 El fuego amigo (Sr. Chinarro, 2005)

Este es el punto de inflexión en la discografía del grupo sevillano. Un grupo que siempre fue, no lo olvidemos, la imagen y el juguete exclusivo de Antonio Luque. Aquí eso se hace más evidente y tras la firma del grupo está la voz, la pluma y el enorme talento melódico del sevillano. Como siempre, pero con el puntito extra que da el no esconderse, o no esconderse tanto, tras el surrealismo de las metáforas y el arrullo de lo absurdo. (...)

1 La leyenda del espacio (Los Planetas, 2007)

"Me estoy quedando sin fuerzas
solo espero ya la muerte.
Me falta sangre en las venas
mi corazon se retuerce

Estoy muriendo de pena
y tu no vienes a verme
Te estoy pidiendo que vengas
y ni siquiera apareces"



Han pasado tres años desde Contra la ley de la gravedad (2004) y todo ha cambiado. El séptimo disco de Los Planetas se abre en canal con el dolor sangrante del flamenco. Si el anterior dejó un regusto amargo en bastantes paladares, este viene dispuesto a dar aún más guerra. No en vano tiene todas las papeletas para ser el disco más controvertido de los granaínos. Y es que ninguna advertencia ("¡Los Planetas se han pasado al flamenco!") ni el cierre del disco anterior con una versión de Bambino ni los palos flamencos que aparecen entre paréntesis tras los títulos podían hacernos el cuerpo para lo que contiene este disco, polémico sin duda, y que a la vez podría ser situado desde un primer momento entre lo mejor de la orquesta química.

 

LOS 2010

10 León Benavente (León Benavente, 2013)

Sorpresa mayúscula este debut de unos músicos experimentados en diversas formaciones. No es este un motivo de peso que asegure el éxito, eso lo sabemos demasiado bien. Como también que cuando se hacen las cosas con la honradez que nace de la sencillez más pura, los resultados suelen ser grandiosos. Y en este proyecto se detecta que no hay impostura, no hay florituras ni académicas ni histriónicas. Son diez canciones cantadas con sosiego y templanza, cocinadas a fuego lento y que fluyen con una perfección metronómica. (...)

9 Los ángeles (Rosalía, 2017)

Este disco es una pura contradicción. Por un lado, la profundidad insondable, la hondura abisal que consigue alcanzar Rosalía, una chavala de veintipocos que transmite todo el dolor concentrado en estas coplas tradicionales y milenarias a base de rajo y de esa campanita que tintinea en su voz, un brillito que me recuerda a Billie Holiday y Karen Dalton. Por el otro, el rasgueo primitivo y maleducado de un Raül Fernández que suple el virtuosismo por instinto y crudeza. (...)

8 Homenaje a Enrique Morente (Los Evangelistas, 2012)

Homenaje es cuando te desnudas y dejas de lado lucimientos y egos. Homenaje es cuando te entregas a la causa ajena como si fuera propia y la haces relucir con generosidad. Homenaje es lo que late en cada sílaba de este proyecto nacido de la admiración más sincera. J, Florent, Antonio Arias y Eric Jiménez aparcan diferencias y proyectos personales para cantarle al más grande, para arrojar al viento las palabras y la sabiduría del Ronco del Albaicín. Cuatro granadinos que son aquí los cuatro evangelistas, los encargados de transcribir la buena nueva del cante en las sagradas escrituras de Enrique Morente. (...)

7 Sangrín (Pablo und Destruktion, 2014)

Pablo und Destruktion se saca de la manga una obra maestra en su segundo intento. Atenúa el mordisco industrial que desgarraba a su debut y el resultado, aunque parezca imposible, es un recrudecimiento, una amplificación de la intensidad de una música que suena mucho más sólida y epatante. (...)

6 Fuerza Nueva (Fuerza Nueva, 2019)

Barbaridad donde las haya, esta colaboración en la cumbre entre Los Planetas y Niño de Elche se salda con un disco triunfante en el que todo parece abocado al éxito más absoluto desde su misma concepción. Y es que por difícil que fuera imaginarse lo que podía salir de la unión de estas mentes, lo que está claro es que todos sabíamos que el resultado iba a ser espectacular. Como lo ha sido. (...)

5 Salve discordia (Triángulo de Amor Bizarro, 2016)

Ascensión planetaria la de Triángulo de Amor Bizarro. Cuatro discos como cuatro soles oscuros. Cuatro joyas de quilates que además, y esto es lo insólito, muestran a un grupo en continua progresión. Como un tiro se nos presentan en este falso disco conceptual en el que afilan la brutalidad y amplían la paleta llegando a coquetear con un reggae tan personal que parece otra cosa, pero que es reggae, puro y crudo, seco y bruto, a la gallega, si es que eso es posible. (...)

4 Wanananai (Za!, 2013)

Un disco magnífico y, a la vez, una pequeña decepción. Y es que las loas que recibió en la prensa especializada tras su publicación me hacían esperar algo más de él. Los videos que hay por internet con sesiones grabadas en directo desde un estudio me hacían salivar. Sin embargo, en el disco se pierde el componente visual. Y ver a este dúo todo brazos y piernas, multiplicándose para tocar a la vez todos los instrumentos posibles, es una experiencia casi religiosa. (...)

3 Guadalupe Plata (Guadalupe Plata, 2013)

Aprovechando su imponente proyección internacional, el trío se va a grabar su segundo disco a Austin, Texas. El resultado, como era de esperar, es espectacular para unas canciones que suponen un salto cualitativo importantísimo para la banda, la cual empieza a ganar adeptos y a aumentar su leyenda a partir de este álbum clave. (...)

2 Animalia lotsatuen putzua (Lisabö, 2011)

"El pozo de los animales avergonzados" se abre paso a dentelladas y no deja títere ni cabeza en sus cuarenta minutos de asedio. Así se las gastan los irundarras en su quinto asalto en largo, un disco que suena como lo hace la furia y que duele como un aullido. Las letras son de Martxel Mariskal, como viene siendo marca de la casa en los últimos trabajos del grupo. Y habría que colocarlas en el primer plano que merecen. Son confesiones descarnadas, puñaladas a la conciencia y el entendimiento, disparos secos de auténtica poesía lúcida, personal, desnuda, salvaje. Es como la nieve que golpea la cara en la ventisca, el manto intraspasable que cubre estas canciones aceradas y brutales. (...)

1 Para quienes aún viven (Exquirla, 2017)

Está claro que Niño de Elche no va a hacer nunca nada gratuito. Jamás. Lo nombro por encima de Toundra porque lo veo como la auténtica fuerza motriz del proyecto, todo un aglutinador artístico a todos los niveles. Lo de Toundra tampoco tiene nombre. Son dueños y señores de la calma y el espacio, del ladrido y la estridencia y te vapulean como les sale del alma. A veinte años de Omega (Morente & Lagartija Nick, 1996) esta alianza tan imposible como inevitable dobla la apuesta y asedia por puro y duro aplastamiento. (...)

LOS 2020 (EN REVISIÓN)

 

6 Cuatro chavales (Carolina Durante, 2022)

Aquí está la más que esperada continuación a su estreno de 2019 y no se puede decir que los madrileños decepcionen. A no ser que esperes lo que no debes. Dentro de sus clarísimas limitaciones, se puede decir sin rubor que, a pesar de su más que influenciado estilo, Carolina Durante están dando forma a un sello distintivo que se aprovecha de la sequía extrema en el panorama si hablamos de rock caradura. Y eso es de ser muy listos, porque cuánto partido le sacan a esta sed. (...)

5 Plena pausa (J, 2023)

Juan Ramón Rodríguez Cervilla, Jota para el arte, estaba destinado a volar en solitario. El alma de Los Planetas y Grupo de Expertos Solynieve tenía que acabar entregando algo a su nombre. De todas formas no parecía que fuera a ser este disco, homenaje y banda sonora imaginada para el cine de Iván Zulueta, el cual tenía la intención de grabar con su banda de toda la vida. Problemas de agenda precipitaron la aventura en solitario del granadino, la cual se salda con el que podría haber sido mejor disco de Los Planetas desde el ya lejano La leyenda del espacio (2007). (...)

4 Sanación (Mª José Llergo, 2020)

María José Llergo sale de la nada con la insolencia de la juventud. Una altivez insultante que le permite mezclar la tradición con la vibración del mundo actual sin prejuicios ni mojigatismos. Una altivez que surge de estar muy segura de que lo suyo es especial. Eso es más que evidente en su fraseo, su entonación celestial y su gusto lírico y musical. (...)

3 Cancionero de los cielos (Viva Belgrado, 2024)

Cuarto disco en el currículum de los cordobeses y un auténtico hito dentro de una carrera que da miedo a partir de este punto. Porque se han dado de bruces con uno de esos discos generacionales, una obra que chorrea importancia desde la primera escucha. Un álbum tan bien pensado, tan bien grabado y tan bien acabado que causa pavor. ¿El mejor disco de rock que ha dado este país en los últimos diez años? No sé si las palabras siempre sagradas de la Rockdelux serán un poco excesivas, pero tan solo el tenerlas en consideración ya es algo a su favor. (...)

2 Manual de romería (Rodrigo Cuevas, 2023)

La manera en la que Rodrigo Cuevas traduce el folklore tradicional asturiano a nuestros días es sin duda impactante como un puñetazo. Es una forma de arte total, de una potencia avasalladora, algo que no siempre es bien recibido de primeras. Sin embargo, aunque sea más que obvio y casi superfluo decirlo, me veo en la necesidad de recordarme a mí mismo que las mieles más dulces siempre son las que más cuesta recolectar. (...)

1 oɹɹɐzıqɹoɯɐǝpolnƃuɐıɹʇ (Triángulo de Amor Bizarro, 2020)

Yo lo llamaría maestría. Es el mejor calificativo que se me ocurre para definir los progresos de estos gallegos. Disco tras disco refinan la fórmula, la perfeccionan, le dan un nuevo giro de tuerca. Una vuelta más a lo que parece inamovible. Un baño de sutileza a lo que parecía ir a piñón fijo. Un manguerazo de sulfuro a lo que parecía que no podía ser más corrosivo. Sí, parecía imposible viendo cómo se las han ido gastando, pero una vez más vuelven a superarse, o por lo menos a igualar lo que ya parecía inigualable. Y van cinco. (...)

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