martes, 26 de septiembre de 2017

Más allá de cualquier límite

La leyenda del espacio (Los Planetas, 2007)

 

PSICODELIA JONDA.

"Me estoy quedando sin fuerzas
solo espero ya la muerte.
Me falta sangre en las venas
mi corazon se retuerce

Estoy muriendo de pena
y tu no vienes a verme
Te estoy pidiendo que vengas
y ni siquiera apareces"



Han pasado tres años desde Contra la ley de la gravedad (2004) y todo ha cambiado. El séptimo disco de Los Planetas se abre en canal con el dolor sangrante del flamenco. Si el anterior dejó un regusto amargo en bastantes paladares, este viene dispuesto a dar aún más guerra. No en vano tiene todas las papeletas para ser el disco más controvertido de los granaínos. Y es que ninguna advertencia ("¡Los Planetas se han pasado al flamenco!") ni el cierre del disco anterior con una versión de Bambino ni los palos flamencos que aparecen entre paréntesis tras los títulos podían hacernos el cuerpo para lo que contiene este disco, polémico sin duda, y que a la vez podría ser situado desde un primer momento entre lo mejor de la orquesta química.

No voy a decir que no resulte chocante. Las melodías y las letras tienen un rajo flamenco evidente. Tampoco creo que esto tenga que echar para atrás al integrista antigitaneo, porque hay muchas razones para que se pueda pasar por alto esta fusión. Primero el tono decididamente pop de temas como "Reunión En La Cumbre", "La verdulera", "Si me diste la espalda" o "Alegrías del incendio", luego el noise asfixiante, oscuro y psicodélico de "El canto del Bute", "Si estaba loco por ti", "Ya no me asomo a la reja" o "Negras las intenciones", y por último el cante de J, que además de estar enterrado en la grabación, de flamenco tiene muy poquito. Y esto es lo que hace que el disco vaya a pasar totalmente desapercibido para el fanatismo pro-flamenco-puro. Al fin y al cabo, el acabado de esta obra no tiene nada de canónico respecto a este arte ancestral, a pesar de la presencia (imponente como siempre) de don Enrique Morente.

Dejándonos de tonterías y prejuicios, podremos disfrutar con la viscosidad de un disco oscuro y ruidoso que engrosa de manera meritoria el ya apetitoso currículum de esta banda. Un experimento impresionante que tiene su culminación en la viva "Alegrías del incendio" donde la fusión de estilos llega al punto de no poder distinguir donde termina el rock y comienza el flamenco. Porque, y de eso no parece haberse dado cuenta mucha gente, al final del estribillo se intuye un aliento flamenco apreciable. No dejan de ser lo que anuncian, unas alegrías. Una excusa para el pop, mientras que en el grueso del álbum predomina la improvisación y la creación, nada de costumbrismos baratos ni cachondeíto guapo. Guitarras profundas que desgranan efectos de otro mundo.

El séptimo, una vuelta de timón firme y furibunda, un disco que no deja de poseer las mejores virtudes del rock que se encuentran siempre en la absoluta libertad creativa. Los Planetas, duros y más libres que nunca, tras esta demostración debemos certificar sin tacañerías que se han hecho muy grandes y que han encontrado una veta con posibilidades increíbles. De ellos depende que la exploten bien. Y a lo mejor tenemos que esperar otros tres años o cuatro o los que sean... Pero esto me tranquiliza. Sé que merecerá la pena.

★★★★

1 El canto del Bute (tientos) 4:49
2 Si estaba loco por ti (verdiales) 6:17
3 Reunión en la cumbre 3:09
4 La verdulera (mirabrás) 3:07
5 Ya no me asomo a la reja (fandangos) 6:34
6 Negras las intenciones (soleares) 7:14
7 Si me diste la espalda 3:25
8 Deseando una cosa (cantiñas) 2:54
9 Entre las flores del campo (caracoles) 2:43
10 La que vive en la carrera (granaínas) 2:35
11 Alegrías del incendio (alegrías) 3:48
12 Sol y sombra 4:18
13 Tendrá que haber un camino (caña) 5:02
Total: 55:55

Parece muy claro, desde el mismo título, que el disco homenajea a ese glorioso La leyenda del tiempo (1979) con el que Camarón puso del revés el mundo del flamenco. Por mucho que sónicamente los dos álbumes estén en las antípodas, se aprecian lazos comunes incontestables. El riesgo, el poner al oyente contra las cuerdas, la alianza con el rock de Camarón y el juego contrario por parte de Los Planetas... 

Dicen que los gitanos viejos devolvían el disco del de San Fernando porque ese no era Camarón. Algo parecido pasó con muchos de los fans de los granadinos ante esta "aberración". Lugares comunes que se repiten en un ciclo interminable.

También hay que acordarse, cómo no, de ese Omega (1996) que también es molde, quizás más que La leyenda del tiempo, para el séptimo trabajo de J y los suyos. La obra magna de Enrique Morente revolotea por este y multitud de trabajos surgidos en la órbita del pop independiente a partir de este disco seminal, de su continuación, Una ópera egipcia (2010), a obras tan rompedoras como Homenaje a Enrique Morente (Los Evangelistas, 2012), Para los que aún viven (Exquirla, 2017) o Fuerza Nueva (Fuerza Nueva, 2019).

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