sábado, 4 de noviembre de 2023

La vida pasa y tú con tus planes

 Blues de la frontera (Pata Negra, 1988)

ROCK GITANO. Pata Negra necesitaban un disco así. Una obra en la que plasmaran su grandeza como músicos, como intérpretes y como escritores de canciones. Con su tercer disco fuera de la órbita de Veneno ya taparon muchas bocas, pero este era el que acabaría por encumbrarlos como uno de los dúos del momento, tal vez los que mejor han entendido la palabra fusión. Sí, ese vocablo casi de mal gusto que alguna que otra vez ha tenido un sentido positivo e incluso glorioso.

Esto es Blues de la frontera, o cómo integrar el flamenco, el blues, el rock, el reggae y hasta el jazz sin que chirríen. El tratado perfecto para aprender sobre digitación vertiginosa y compás sincopado, cante jondo y deje populachero, poesía lorquiana y rimas callejeras. Un disco sobre Andalucía y sobre Broadway. Así son los Amador, siempre tendiendo puentes que parecían imposibles.

Es cierto que Guitarras callejeras (1986) puede sonar más espectacular en el sentido físico del término. Lo que hacen con las guitarras españolas y acústicas ahí roza el terrorismo, pero este creo que es bastante superior. Por sutileza, por lo difícil que es camuflar unas sevillanas como una pieza de jazz canalla ("Pasa la vida"), porque no se olvidan de su tierra ("Calle Betis", "Yo me quedo en Sevilla") ni de sus ídolos ("Camarón"), y porque esos ídolos aplaudirían gozosos toda esta desvergüenza. 

Aquí queda claro: no todo en el nuevo flamenco tiene valor, pero hay que reconocer que aquello que lo tiene vale millones. Este ataque contra lo establecido es de lo mejor que se ha hecho en este país en cualquier forma de arte. Brindemos por ello. ¡Por la bendita irreverencia!

★★

A1 Bodas de sangre 3:04
A2 Blues de la frontera 4:13
A3 Pasa la vida 3:50
A4 Yo me quedo en Sevilla 3:33
A5 How High the Moon 2:31
B1 Camarón 3:07
B2 Calle Betis 3:17
B3 Lindo gatito 4:52
B4 Lunático 5:14
Total: 33:41

Con este disco es inevitable pensar en Triana, en Sevilla, en Andalucía, pero también en el Delta del Misisipi o en Nueva Orleans. Es algo impepinable como inenarrable es lo que hace el entonces dúo con una "Blues de la frontera" que no parece de aquí hasta que le meten el toque ese que dice que sí que lo es. Tan innegable como apoteósico es lo que le hacen a una sevillana como fue "Pasa la vida", que desde este momento pasa a ser otra cosa, un soniquete negroide entre Chicago y Nueva Orleans.

Porque Blues de la frontera es un álbum que celebra el sur sin quedarse en lo local, que bebe de muchos ríos y que vomita algo que nunca antes habíamos escuchado. Una mezcolanza que celebra la vida y sus mil afluentes, una vida que hay que saber vivir como solo sabemos algunos. No es necesario ser del sur, de algún sur, para hacerlo como mandan los cánones, pero sin duda el serlo sí que ayuda.

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