martes, 23 de mayo de 2023

Dentelladas secas y calientes

Miguel Hernández (Joan Manuel Serrat, 1972) 


POESÍA CANTADA. La portada lo dice casi todo. Parece dejar claro lo que te puedes encontrar aquí: un disco adusto, aunque no exento de ornamentos orquestales que en ningún caso se alzan sobre las palabras, sino que las acentúan. Y aunque es una apreciación algo injusta, algo de eso hay, y de eso se trataba en cierta forma. De buscar un minimalismo que no es tal en realidad, pero que enfrentado a sus dos referentes más directos, hacen que sus arreglos parezcan casi esqueléticos. Y es que las orquestaciones y el brillo ornamental de Mediterráneo (1971) y Dedicado a Antonio Machado, poeta (1969) son demasiado exuberantes a su lado, lo que puede empequeñecer a este homenaje al poeta de Orihuela.

Y esto, aunque no es del todo cierto, no deja de irle perfecto al aura de un poeta que siempre ha sido el olvidado, el que nunca se llevó la gloria. Un poeta al que Serrat reivindica con toda la intención. Por su humanismo, por la hondura de su denuncia y por la sutileza de esta última, algo que sin duda fue clave a la hora de esquivar a una censura franquista que aún no entiendo cómo se tragó la dureza y el brillo liberador de versos como los de "Para la libertad", "Nanas de la cebolla" o "El niño yuntero". Ya lo hizo con el disco dedicado a Antonio Machado, pero aquí el cantautor dobla la apuesta con un poeta mucho más militante y posicionado.

Será por lo grandioso de su escritura, por lo evanescente de sus metáforas o será porque Serrat alterna los temas más "políticos" con otros cargados de versos al amor y la pérdida, pero su noveno disco fue un éxito sin paliativos. No solo consiguió burlar la censura a pesar de que las fuerzas de seguridad y represión del estado seguían cada uno de sus pasos, sino que con este álbum triunfó en todos los círculos y entre todas las orientaciones políticas. Todo un hito de esa unión que a Miguel Hernández tanto le habría gustado, justo después de que el catalán hubiera publicado su obra cumbre apenas un año antes. Este disco bruno, casi negro, consiguió el más difícil todavía. Una maravillosa adaptación de la obra poética de un grande por un grande.


A1 Menos tu vientre 3:29
A2 Elegía 5:50
A3 Para la libertad 2:48
A4 La boca 3:46
A5 Umbrío por la pena 2:23
B1 Nanas de la cebolla 5:50
B2 Romancillo de Mayo 2:50
B3 El niño yuntero 4:51
B4 Canción última 3:24
B5 Llegó con tres heridas 1:52
Total: 37:03

Miguel Hernández fue un poeta al que los estudiosos no se ponen de acuerdo en situar. Que si de la Generación del 27, o como "genial epígono" de la misma, que si de la del 36 o que si de la Escuela de Vallecas, lo único cierto es que el de Orihuela fue un espíritu libre, un autodidacta con tan solo un año de escolarización y muchas lecturas en la biblioteca pública de su localidad.

Por eso es tan increíble que con tan escasa educación formal fuera un maestro de nuestro idioma y uno de los mejores poetas que hayamos tenido. No obstante su figura estaba más que olvidada, sepultada en la memoria en la época en la que Serrat decidió reivindicarlo. Una jugada valiente y arriesgada por parte del cantautor, pero que como con Antonio Machado fue un éxito sin paliativos. No solo para su bolsillo o su carrera artística, sino también a la hora de volver a poner en el centro del tablero a una figura que se merece todas las loas del mundo.

Como Machado, su vida tuvo un final trágico. Más que el del sevillano, diría yo. Este murió en Francia tan solo unos meses después de haber alcanzado la seguridad del exilio tras la Guerra Civil. Hernández se alistó en el bando republicano durante la guerra y ejerció como comisario político. Al acabar la guerra, en 1939, intentó huir a América por Portugal, pero fue delatado y apresado en dicho país para ser encarcelado en varias prisiones españolas muriendo de tuberculosis el 28 de marzo de 1942.

DISCOS RELACIONADOS


 

No hay comentarios:

Publicar un comentario