ROCK & ROLL. Los Stones tratan de seguir surfeando la ola que levantaron con Some Girls (1978), de prolongar una inercia positiva que había tardado demasiado en llegar. La mayoría de opiniones que leo por ahí dicen que no lo consiguieron ni de lejos, aunque yo no me precipitaría a tirar el decimosexto disco de los Rolling a la basura sin darle una oportunidad.
Porque una oportunidad es lo que me está pidiendo el baile casi funk de Dance (Pt. 1), así como los aires mexicanos de "Indian Girl", el blues desolado de "Down in the Hole" o ese soul casi de alcoba acelerado que es el tema titular. Unos temas vibrantes que se alejan un poco de lo que venían haciendo los londinenses. En un disco marcado por el soul desde esa declaración de intenciones que supone el poner el bajo de Bill Wyman en primer plano, ahí, como si de un disco de la Motown se tratara.
También es indudable que, como mínimo, hay tantos puntos altos como insulsamente bajos. Un desequilibrio demasiado brutal como para que el disco funcione como debería. Porque, aparte de las canciones mencionadas arriba, lo demás es un rock & roll más ramplón que otra cosa. Canciones bien cerradas y mejor ejecutadas que los mantienen en su zona de confort, pero que no añaden absolutamente nada a un discurso que se percibe, si no agotado, sí en las primeras fases de una agonía que se iba a prolongar por toda la década que inauguraban aquí. Y casi diría que durante lo que les quedaba de dilatada carrera.
★★☆☆☆
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