
SONIDO DONOSTI. Estamos ante el difícil disco post-Hallelujah! (2001), que venía con la dificultad añadida de epilogar un EP tan estupendo como Harmónica (2002). Problema que los donostiarras acabaron convirtiendo en virtud con un discazo a la altura de su leyenda.
Para ello, contra todo pronóstico, ahondaron en la influencia que siempre habían tenido sus amigos de Los Planetas hasta dejarla tan a la vista que no hubiera lugar para la duda. De hecho, a todos esos ritmos de batería, esos rasgueos de guitarra acústica, a esas cuerdas y a esas letras de desamor tan características de los granadinos les añadieron ese cierre tan revelador y tan sarcástico, de título más que explicito y puesto ahí como para adelantarse a las críticas.
Sí, La Buena Vida eran más que conscientes de unos paralelismos que parecían querer dejar claros y que parecían más buscados que casuales. También, y esto no se comenta tan a menudo, hacia una Velvet Underground de la que muestran su lado más sutil en todo su esplendor. Todo lo cual no quita que sigan teniendo el toque y el sello secreto de una lucidez a prueba de bomba. Sí, fue sacar Soidemersol (1997) y todo cobró vida en un recorrido que parecía no tener fin.
★★★★☆
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