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miércoles, 7 de agosto de 2024

En la corte del rey carmesí

In the Court of the Crimson King (King Crimson, 1969)


ROCK PROGRESIVO. Puede que el estreno de King Crimson esté ya trasnochado y se emborrache de grandilocuencia en demasía, pero es imposible no admitir que duele como el primer día. Una obra narrativa y gigantesca compuesta por canciones de rock obtuso y arreglado a la vez, delicados temas pastorales espaciales y templos de recogimiento y solemnidad. Si buscas, sabrás a cuál me refiero con cada adjetivo. A pesar de cualquier duda que pueda surgir, este es un disco memorable, fuera de toda moda y tendencia. Soberano y eterno a pesar de que pueda haber quien se empalague. Es su problema. Que se lo mire.
El disco se abre con un arrebato rockero de riff enorme y progresiones psicodélicas. "21st Century Schizoid Man" ataca con su poesía hermética al mundo moderno, al consumismo y a la paranoia social de una vida a doscientos por hora. Es una de las cumbres del disco la cual se funde en ese costumbrismo pastoral que oculta algo más de "I Talk to The Wind". Flautas e instrumentaciones naif para armar un canto de comunión imposible con la naturaleza. Nada más que el preludio para el momentazo definitivo de toda esta ópera: "Epitaph", pura ambrosía y delicadeza entre muros de sonido ambiental evanescentes y terribles a la vez. Un nuevo canto desesperado por una humanidad rota y destinada al precipicio. "Epitaph" hace honor a su título y suena a últimas palabras, a sello esculpido en la lápida de la conciencia.

La segunda cara rompe el ambiente tétrico inicial con una esperanzada y deliciosa "Moonchild", que es fracturada y lanzada en virutas al viento con un interludio asesino que amenaza con acabar con la paciencia del más pintado. Nada grave como demuestra el cierre de auténtico lujo que es "In the Court of the Crimson King". Una melopea festiva y casi eufórica que lanza un mensaje sanador que acompaña y subraya su letra luminosa, aunque con un giro ominoso en su final: "the yellow jester does not play but gently pulls the strings and smiles as the puppets dance in the court of the crimson king". Un recordatorio de la temática de un disco que glosa las tierras baldías que son el hogar del hombre contemporáneo. Una figura desdibujada en una sociedad despiadada. Como El Grito de Edvard Munch, al que parecen homenajear en la portada, hay cosas que no envejecen.
 
★★★★☆
 
A1 21st Century Schizoid Man (Including 'Mirrors') 6:52
A2 I Talk to the Wind 5:40
A3 Epitaph (Including 'March for No Reason' and 'Tomorrow and Tomorrow') 8:30
B1 Moonchild (Including 'The Dream' and 'The Illusion') 12:09
B2 The Court of the Crimson King (Including 'The Return of the Fire Witch' and 'The Dance of the Puppets') 8:48
Total: 41:59

El grito de Munch vuelve a servirme de referencia para ahondar en el significado, repercusión o impacto que me provoca una obra musical. Y en este caso está más que justificado, aunque curiosamente no tanto por una portada que, si homenajea a la pintura del noruego, lo hace a través de los Monty Python o de algo como más infantil, caricaturesco y difícil de tomar por pintura seria y adulta.

Curiosamente, ese grito enorme, infinito de la naturaleza que Munch quiso representar está más presente en la música del álbum. En ese equilibrio inestable que King Crimson siempre han invocado como nadie. En las marionetas que el bufón maneja al final de la obra para pasmo de todos. En una vida moderna más aterradora que la película de terror más escalofriante.


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