miércoles, 17 de octubre de 2012

El ruido del océano

Loveless (My Bloody Valentine, 1991)
 

RUIDO OCEÁNICO. Loveless es una obra maestrísima de los 90. Un dechado de gracia en movimiento. Una sacudida interminable. Un disco irrepetible e inalcanzable que supuso el agotamiento de una banda genial. Es curioso porque abres el libreto y no hay apenas información. Tanto misterio solo puede deberse al descuido o a la imposibilidad de glosar el trabajo milimétrico, concienzudo y chinesco de un Kevin Shields desaforado, que lo dio todo en el estudio para parir su magnum opus. Esto es un testamento inabarcable que casi nadie puede aspirar a legar.

Se abre esta joya a martillazo limpio y puro con las guitarras entrechocando contra la solidez férrea de una batería de adamantio. "Only Shallow" es tan prístina y precisa como un reloj suizo. Tan inmisericorde como Atila. El perfecto pórtico que nos adentra por senderos más turbios cargados de estática viciada y salvajemente hermosa. Eso es "Loomer", volatilidad y bruma que se amplifica en el interludio selvático que es "Touched". Tan solo un respiro para volver a volar a lomos de la guitarra planeadora sobre nubes hinchadas por el trémolo en la melodía esbozada pero clara que se va ensuciando en "To Here Knows When". "When You Sleep" golpea sin rodeos sobre un soniquete arrebatador en el que las voces de Kevin y Bilinda se sienten como en casa. Un chute de euforia antes de volver a la selva de los efectos con "I Only Said", donde algún ave mitológica grazna imperial sobre ese colchón de ruido que acaricia a bofetadas.

El resto, pura gloria. "Come In Alone" pone algo de pausa sin perder un ápice de intensidad. "Sometimes" es una delicia derretida que requiere un apartado propio. Un arrebato sonoro escalofriante en su emoción, un sueño imposible, candidata eterna a mejor canción de la historia. Ante tanta intensidad se hacía perentorio un tema de la ligereza de "Blown a Wish". Lo bueno es precisamente cómo esa levedad va enrareciéndose merced a una guitarra prácticamente daliniana. Ese sacarse melodías es-pec-ta-cu-la-res a partir de ruido viscoso es lo que hace a este disco tan impresionante. Y eso es lo que vuelven a hacer en la recta final con la contundencia pop de "What You Want" y el adhesivo eterno de "Soon". No se puede acabar mejor.

Hay discos que parecen haber estado ahí siempre. Obras tan necesarias que se hace imposible pensar cómo viviríamos hoy sin ellas. Forman parte de nuestra vida. Nos han ayudado y nos han inspirado. Y lo mejor de todo es que lo van a seguir haciendo siempre. No se puede volver a sentir el escalofrío de la primera vez, pero el fantasma de ese temblor sigue aterrando y maravillando. Como el primer día.

 

A1 Only Shallow
A2 Loomer
A3 Touched
A4 To Here Knows When
A5 When You Sleep
A6 I Only Said
B1 Come In Alone
B2 Sometimes
B3 Blown a Wish
B4 What You Want
B5 Soon

Total: 49 min.



Que el trabajo de grabación y edición fue minucioso queda claro cuando descubrimos que tardaron dos años en grabarlo y que usaron diecinueve estudios diferentes. Entre muchas otras técnicas, para conseguir el sonido tan único del disco, Shields usó barras de trémolo (una variedad de vibrato) en su guitarra, abusó del sampleado en baterías y enturbió voces.

Un disco así es muy costoso y las 250,000 libras que se dice que costó pudieron tener una influencia decisiva en la ruina del sello Creation.

"Loveless tiene un grosor invertido y escalonado que hace que los sonidos duros suenen suaves y los momentos frágiles, inmensos." - Chuck Klosterman.

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