Free Jazz (Ornette Coleman, 1961)
FREE JAZZ. "Free Jazz" lleva con orgullo el nombre de una revolución. El disco de Coleman, el sexto de su carrera y cuarto con Atlantic, es la bandera gigante de una forma nueva de hacer música. Aquellos que criticaban el gusto y las dotes de Coleman cuando empezó a despuntar a finales de los 50 no podían ni imaginar que el saxofonista llegaría a estos extremos.
Este disco lleva a gala la palabra "libre" y no lo hace a la ligera. El oyente debe tomar aire antes de enfrentarse a lo que van a escupir sus altavoces, porque la atonalidad y el caos van a poseerlo en cuestión de segundos y no lo van a soltar en toda su duración. Coleman destroza cualquier corsé o idea preconcebida y suelta a dos cuartetos enrabietados para que se ataquen a dentelladas, uno en cada canal. Aprovecha el recién estrenado sistema estéreo para liberar a la bestia en un duelo improvisatorio nunca visto ni oido anteriormente.
Que nadie se lleve las manos a la cabeza. La portada, con el genial "White Light" de Pollock, lo anuncia a voz en grito. "Free Jazz: A Collective Improvisation by the Ornette Coleman Double Quartet". Improvisación libre. Nada de acordes que seguir. Solo sensaciones explosivas, estallidos de fulgor y asociaciones mutantes. Así, cuando casi al final del segundo tema dejan solos a Billy Higgins por el canal izquierdo a la batería y a Charlie Haden por el derecho al contrabajo, casi lloramos de alegría y sorpresa al ver como este último juguetea con algo que parece... sí, "La danza del fuego" de Manuel de Falla. Un espejismo, una dádiva que sabe a gloria y que sirve para recuperarse y apreciar más si cabe el valor de una música que cada vez que se escuche parece creada en ese mismo momento. Porque nace de la nada, bulle y crece y muere en un estertor. Como la vida misma.
Este disco lleva a gala la palabra "libre" y no lo hace a la ligera. El oyente debe tomar aire antes de enfrentarse a lo que van a escupir sus altavoces, porque la atonalidad y el caos van a poseerlo en cuestión de segundos y no lo van a soltar en toda su duración. Coleman destroza cualquier corsé o idea preconcebida y suelta a dos cuartetos enrabietados para que se ataquen a dentelladas, uno en cada canal. Aprovecha el recién estrenado sistema estéreo para liberar a la bestia en un duelo improvisatorio nunca visto ni oido anteriormente.
Que nadie se lleve las manos a la cabeza. La portada, con el genial "White Light" de Pollock, lo anuncia a voz en grito. "Free Jazz: A Collective Improvisation by the Ornette Coleman Double Quartet". Improvisación libre. Nada de acordes que seguir. Solo sensaciones explosivas, estallidos de fulgor y asociaciones mutantes. Así, cuando casi al final del segundo tema dejan solos a Billy Higgins por el canal izquierdo a la batería y a Charlie Haden por el derecho al contrabajo, casi lloramos de alegría y sorpresa al ver como este último juguetea con algo que parece... sí, "La danza del fuego" de Manuel de Falla. Un espejismo, una dádiva que sabe a gloria y que sirve para recuperarse y apreciar más si cabe el valor de una música que cada vez que se escuche parece creada en ese mismo momento. Porque nace de la nada, bulle y crece y muere en un estertor. Como la vida misma.
★★★★☆
A
Free Jazz - Part 1
19:55
B
Free Jazz - Part 2
16:28
Total: 36:23
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