viernes, 11 de junio de 2021

Aullando desde el fin del mundo

Kaleidoscope World (The Chills, 1986)

 

DUNEDIN SOUND. Hay recopilatorios que merecen la pena desde el mismo momento en el que a alguien se le ocurrió sacarlos a la luz. Es el caso de esta compilación de The Chills, que es por derecho una parada obligadísima para cualquiera que pretenda pringarse de la melaza deliciosa de los neozelandeses. A menos que se tenga la suerte de atesorar los primeros singles y canciones en recopilatorios de varios artistas con las que se prodigaron los de Martin Phillipps, esta es la única forma de hincarle el diente a unos temas que ya muestran en avanzado estado de gestación el talento del cantautor de Dunedin.

En estas joyitas de pop refulgente dormita un post-punk personal que bebe de los espacios abiertos, Television Personalities, la Velvet, la roca negra y el brumoso verdor de la esmeralda de las antípodas. Un pop que no le hace asco ni a la melodía más burbujeante ni al noise más candorosamente arrebatador ni a una oscuridad que podría emparentarlos con vecinos como The Triffids, pero que acaban filtrando en una serie de brochazos tan personales, tan propios, que toda comparación simplemente muere por inanición.

Nada más, tan solo que a pesar de parecer un remedo, como digo, estamos ante una de las obras esenciales del catálogo de esta banda. Un disco que, y esto pasa pocas veces, se beneficia de las sucesivas ampliaciones con la que lo han ido reformando. Como ese "Hojas de hierba", el libro de poemas que Walt Whitman fue trabajando, reformando y ampliando como la obra de toda una vida, este "Kaleidoscope World" se ha ido nutriendo en las reediciones de rigor de temas de esta primera época, todos ellos inencontrables en los LPs que fueron editando, todos pertinentes y casi todos suculentos. Y aunque el original de ocho temas y apenas veintiocho minutos ya contiene la llama eterna de lo memorable, con extras como los que nos ocupan es difícil resistirse a pasar por caja.

★★★★☆

A1 Rolling Moon 3:50
A2 Pink Frost 3:57
A3 Hidden Bay 1:30
A4 Satin Doll 4:23
B1 Doledrums 3:06
B2 Kaleidoscope World 3:40
B3 Purple Girl 3:23
B4 Flame-Thrower 3:15

Total: 27:04(Reedición en CD de 1989)

 
 
Martin Phillipps siempre ha reclamado la influencia de sus raíces neozelandesas en su música. Algo que no siempre parece muy patente, pero que es cierto que flota en cada nota y en cada inflexión. Es un algo demasiado etéreo para explicarlo, pero que flota en ese aire de extrañeza en ese aliento como remoto que exudan estos temas.
 
En eso me trae a la mente Erewhon, la novela de Samuel Butler con la que atacó sin pudor a la falsa moralidad de la sociedad victoriana de su época. La ambientó en el país ficticio del título, anagrama de "Nowhere" y retrato clarividente y sin tapujos de sus experiencias en Nueva Zelanda como criador de ovejas.

Las palabras de Butler nos hablan de lugares ignotos, inexplorados, edenes idílicos y peligrosos donde encontrarse a uno mismo y empezar una nueva vida. Misterios y exotismos que encuentro en las palabras de Phillipps y en su música. En detalles, cierto, en el soniquete de teclado entre asiático y polinesio de "Satin Doll", en el folk polvoriento de "Bee Bah Bee Bah Bee Boe"... En realidad en el alma de unas canciones que partiendo de un pop universal y de toda la vida, no son lo de siempre en ningún sentido.

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