Submarine Bells (The Chills, 1990)
DUNEDIN SOUND. El clásico por antonomasia de los neozelandeses destaca por lo pulido de una producción fina, contundente y con empaque, muy lejos de lo que les había salido en su disco de debut y por supuesto también en las antípodas del minimalismo de choque con el que nos regalaban en sus primeros singles. Un sonido profesional que afila y perfila su lado pop por encima de todo lo demás. Un triunfazo a tener muy en cuenta.
Un triunfazo, sin embargo, que lima demasiadas asperezas, aunque tampoco puedo en realidad culpar a la producción de esa sensación de nostalgia que me produce el que para casi todos es el mejor disco de la banda. Canciones magníficas, letras expansivas y poéticas, un canto estratosférico a los espacios abiertos y a los peligros de la noche. Pero canciones también algo tibias si las comparamos con esa flama latente que había impulsado su obra hasta ese momento.
Negarle el mérito a los arreglos, a los pianos que meten y al tratamiento exquisito de guitarras, bajos y voces me parecería criminal. No lo voy a hacer, por tanto. Por mucho que encuentre un exceso de tibieza en todo lo que envuelve a estas campanas de las profundidades. Porque disfruto como un animal de sus toques folk; porque no puedo resistirme a esa "Heavenly Pop Hit" o a esa canción titular, himnos de otro mundo; porque considero que los dos temas más raros, los violentos y adhesivos "The Oncoming Day" y "Familiarity Brings Contempt", no sé si encajarán, pero incluirlos fue lo mejor que podían haber hecho. Por todas las cosas que me obligan a obviar que haya una diferencia entre esos temas y los demás. Una diferencia maldita que al final no me deja disfrutar el disco como sospecho que merece.
★★★☆☆
Total: 36:02
No hay comentarios:
Publicar un comentario