
POP LLAMEANTE. Después de los huesos desnudos de In the Pines (1986), sesiones en las cuales ya probaron algunos de estos temas, los Triffids debían hacer una demostración de poder. De que sabían enfrentarse a los arreglos grandes y la producción inmaculada no ya con dignidad, eso ya lo habían demostrado en Born Sandy Devotional (1986), sino con el poder devastador que se les supone a los grandes. Y lo consiguieron con creces en un trabajo es-pec-ta-cu-lar. Calenture noquea por su sonido explosivo y perfecto, por su entereza y su belleza sin mancha, y en definitiva, por un puñado de canciones de antología.
Aquí se encuentra lo mejor que el señor McComb compusiera jamás, con permiso de "Wide Open Road". En cuanto colocamos la aguja en el vinilo, es imposible no embriagarse con el romanticismo apasionado de "Bury Me Deep In Love", la canción perfecta para abrir el disco, porque resume por sí sola todo lo que nos vamos a encontrar en él.
Es muy difícil no quedar atrapado por el comienzo ya en pleno estribillo, pero esta resistencia se hace imposible al llegar al puente con ese maravilloso cambio melódico. Y lo bueno es que cuando acaba comprobamos que esto no es más que el principio. Que todavía quedan momentos emocionantes, y más si cabe. "Kelly's Blues", "Unmade Love", "Blinder by the Hour", "Jerdacuttup Man" o "Save What You Can" rozan la perfección y sellan la que será para siempre la obra magna del grupo. Por encima del tremendo y ya mencionado Born Sandy Devotional.
Por poner una pega, habría que lamentarse por la dupla "Open for You" y "Holy Water", temas más ligeros en lo musical y que, aunque disfrutables, quedan bastante por debajo de la poderosa intensidad en la que navega el álbum. Algo a lo que tampoco hay que dar mayor importancia. Al fin y al cabo, pasado este paréntesis, el disco se contagia sin remedio como la calentura que lo titula; una enfermedad típica de los marineros que se da en climas tropicales y que podríamos comparar con un golpe de calor. ¿Será eso lo que pasó el señor McComb para parir este disco? Sea como fuere, sus surcos transmiten esa urgencia febril, ese deseo por lo inalcanzable. Ese hálito imposible que vertebra toda nuestra existencia. Por encima de todo, tengo que quedarme con eso.
A2 Kelly's Blues 4:34 ✔
A3 A Trick of the Light 3:51 ✔
A4 Hometown Farewell Kiss 4:34 ✔
A5 Unmade Love 4:02 ✔
A6 Open for You 3:08
B1 Holy Water 3:17
B2 Blinder by the Hour 4:25 ❤
B3 Vagabond Holes 3:57 ✔
B4 Jerdacuttup Man 4:42 ✔
B5 Calenture 1:13 ✔
B6 Save What You Can 4:32 ❤
En tiempos de vorágine vital, es inevitable que esta se contagie en tu proceso creativo. Para bien o para mal. En este caso, resulta muy difícil separar este disco, su título, su concepto, su zozobra entre romántica y vidriosa de la severa adicción a diversas sustancias por las que pasaba el líder del grupo, David McComb, en esos tiempos.

Entre todo lo que se metía estaba la heroína, sustancia clave en su deterioro físico y mental por la época, y elemento crucial a la hora de ubicar el origen de un título y un concepto como Calenture. Toda esa referencia a los golpes de calor, las visiones y las pesadillas de los marineros dejados a su suerte en alta mar siempre me ha parecido que tenía mucho que ver con los cuelgues heroinómanos del australiano.
Sea esto así o no, si la mejor música siempre va de la mano de la propia vida, no me negarán que no deja de tener su fundamento. Sea como fuere, los Triffids y su autor principal estaban aquí en la cima de su arte. En medio de un vórtice, eso sí, que iba a despedazarlos y a acabar con la vida de McComb solo doce años después.
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