jueves, 24 de junio de 2021

¡¡¡Booooooombaaaaaa!!!

Soft Bomb (The Chills, 1992)

DUNEDIN SOUND. El tercer disco de The Chills es el más variado, el más profesional, el más ambicioso, el de sonido más perfecto... Pero también es el más largo y el menos personal. Cosas que no acaban de arañarlo en demasía, pero que lo colocan en su lugar dentro de una discografía que siempre se ha caracterizado por el pellizco intransferible de la pluma de Martin Phillipps.

Esta mella en la personalidad seguramente será una apreciación algo exagerada por mi parte. La constatación, en definitiva, de que la cerrada y remota escena de Dunedin sabe abrirse al pop rock de guitarras en el sentido más amplio del término. Este disco certifica que por encima de cualquier etiqueta, lo más importante es fabricar canciones que se puedan tararear y que puedan acabar alojándose en tu alma para siempre. Contra todo pronóstico hay más de un ejemplo de estas aquí.

Como Syd Barrett, el autor neozelandés trastea con lo desviado y lo dulce del pop. Como Randy Newman, moldea la tradición para dar con algo nuevo y arrebatadoramente bello. Estas serían dos de las referencias principales que maneja Phillipps aquí. No en vano dedica un temazo de esos atemporales y apasionados al cantautor californiano. Una declaración de amor que dice muchísimo sobre la motivación artística de este pequeño genio de las antípodas, que escribe aquí la que para mí puede ser su obra maestra más allá del calambrazo de sus primeros singles.

★★★

1 The Male Monster From the Id 3:46
2 Background Affair 4:17
3 Ocean Ocean 3:56
4 Soft Bomb 3:12
5 There Is No Harm in Trying 0:39
6 Strange Case 3:56
7 Soft Bomb II 1:02
8 So Long 3:20
9 Song for Randy Newman Etc. 3:02
10 Sleeping Giants 3:25
11 Double Summer 3:13
12 Sanctuary 3:53
13 Halo Fading 3:34
14 There Is No Point in Trying 0:34
15 Entertainer 3:20
16 Water Wolves 4:40
17 Soft Bomb III 1:06
Total: 50:55

  

Estuviera Martin Phillipps huyendo de las limitaciones lo-fi de ese Dunedin Sound en el que todo el mundo se empeñaba en circunscribir al grupo o no, lo cierto es que todo en este disco se fue un poco de madre. Todo un Van Dyke Parks participó en los arreglos y para el tour posterior la banda tuvo que ampliarse.


 Por desgracia, la compañía retiró los costosos fondos de los que se estaba nutriendo toda esta gira mundial en medio de su paso por los EE.UU. y esto fue el final del grupo y de Phillipps tal y como lo conocíamos hasta entonces. Tocaba reinventarse y lo intentó de todas las formas posibles, aunque ya nunca iba a ser lo mismo. El alcoholismo y la heroína causarían los estragos de rigor, por supuesto.

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