The Spaghetti Incident? (Guns n' Roses, 1993)
SLEAZY PUNK. Los angelinos siempre han mostrado su filiación por el punk, así que no es de extrañar que, ante la sequía compositiva y el cansancio extremo que siguió a la edición y gira de sus Use Your Illusion (1991), se decidieran a dar rienda suelta a sus más bajas pasiones con un disco en el que versionaban a algunos de los ídolos que ayudaron a forjar su sonido.
En este disco no se trata de evaluar si están todos los que son o si la selección es más o menos acertada. Puede valernos porque nos muestra a una banda apasionada y que sabe lo que se hace, por mucho que la energía punk a chorro de los grupos escogidos les quede muy grande. Lo cierto es que en su estilo los Guns sí que consiguen rememorar glorias pasadas. Y no sé si es mérito suyo, ya que desfogarse al ritmo de los Dead Boys, los New York Dolls o los Stooges garantiza el sudor y las vísceras casi por sí mismo.
Por tanto, este ejercicio de pleitesía es de agradecer, pero también demuestra que los de Axl Rose tienen poco que hacer ante unos grupos que los superan en todo, para empezar en crudeza de la de verdad. Lo desequilbrado de la selección no sé si acaba jugando a su favor. Empiezan con un tema de los 50 lanzado por los Skyliners, meten cosas de rock duro vía Nazareth y cierran con una pista oculta en la que versionan, atentos, a Charles Manson. Un detalle tontorrón que si no busca el morbo por el morbo y el escándalo más barato, no sé qué otra cosa podría motivarlo. Y en eso se resume la penúltima tontería de Guns n' Roses, tal vez, su último disco casi potable.
★★★☆☆
Axl Rose ya había tonteado con ese Charles Manson que para unos cuantos (me ahorro el calificativo) es todo un icono pop. El asesino múltiple debe haber poblado los sueños y las pesadillas del cantante, cuando este se ha paseado ufano más de una vez con una camiseta con su efigie.
Aquí redondean la patochada incluyendo un "temazo" del "jugoso" cancionero de su reo favorito. Una tontería gratuita que no hay quien comprenda. Y eso que yo no soy de los que se ofenden por estas cosas. Pero claro, luego vienen las aclaraciones, que si era una broma de humor negro e infantiloide, que si con la camiseta quiero representar que no soy un chico malo, lo contrario de él... Y te das cuenta del poco peso de los motivos esgrimidos para envolverse en su abyecto careto. Porque ya puestos, también tendríamos que aceptar como el colmo de lo cool el llevar una camiseta de Hitler, ¿no?
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