AFRONOISE. The Ex se lían la manta a la cabeza y se sumergen de lleno en los entresijos de una música con la que ya venían tonteando de una u otra forma desde hacía años. Me refiero a la hipnosis insondable de esa música africana, más concretamente, la que se hace en la parte oriental del continente, de Eritrea a Etiopía y del Congo a Sudán. Unas rítmicas y un espíritu atávico que sitúan al grupo al borde de sí mismos, explorando lo infinito del bucle como ceremonia, rito y catarsis colectiva.
Con estas premisas se enfrentan a todo un disco doble en el que hacen algo más que homenajear a un sonido que los traía de cabeza. Ni que decir tiene que Katrin, la batería, es la que siempre ha parecido sentirse más cómoda ante cualquier atisbo de exotismo, y no solo cumple con solvencia, sino que brilla con una luz cegadora. Siempre he pensado que buena parte de culpa del apareamiento de la banda con la música africana debe ser de ella. Pero también he de destacar el contrabajo de Rozemarie Heggen, un ente brutal que, entre la profundidad de su toque acústico y ese pellizco lírico o disonante al frotarlo con el arco, se convierte en el arma secreta definitiva que encumbra a este disco como la joya que es.
Todo esto sin olvidar a un G. W. Sok que sigue igual de irreductible al micro y de un dúo de guitarras que mudan su piel para adaptarse a la nueva situación como si llevaran toda la vida moldeando este sonido entre la arcilla y el alambre, entre el polvo y las raíces. Un ruido salvaje y epidérmico que nos sacude durante toda la duración de una bestia de disco, el anuncio perfecto de lo que iban a hacer, ya más perfeccionado, en ese Moa Anbessa (2006), que compartirían con un Gétatchèw Mèkurya, al que homenajean en el tema "Getatchew". Eso, junto a la tradicional eritrea "Huriyet" y esa "Theme from Konono", pueden parecer lo más abiertamente africano del álbum, aunque no es lo único.
El latido del continente está en el alma de unas composiciones en las que The Ex demuestran que la música que les ha volado la cabeza, además de ancestral, ritual y arraigada, tiene ese componente catártico que la puede hacer una de las músicas más explosivas del planeta. Es cierto que las guitarras eléctricas pueden amplificar esa sensación, pero tampoco debe escapársenos que toda esa fuerza, toda esa potencia sísmica ya está en el ADN mismo de unas melodías y unos ritmos que merecen mucho más respeto que el simple turismo de postal con el que se las despacha. No estamos ante una música anecdótica, The Ex lo dejan claro. Con este disco los neerlandeses nos muestran el sonido de lo absoluto. Por eso es un punto y aparte en su discografía, su mejor obra y una piedra indestructible sobre la que construir lo que les venga en gana.
★★★★★
Total: 86:53
El compromiso que The Ex mostraron con el continente africano va más allá de lo turístico. Su afán por dar a conocer a través de su sello autogestionado a lo más granado del underground del continente, su obsesión por girar con ellos allí y aquí, su continuo descubrir y poner en valor cosas tan ajenas a nuestra cultura y tan valiosas, todo eso los hace auténticos y da buena cuenta de que si hablamos de compromiso y generosidad, no tienen igual.
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