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lunes, 2 de enero de 2023

Ascensor para el cadalso

Ces gens-là (Jacques Brel, 1966)

CHANSON. En el octavo Brel hace cumbre. Una afirmación que no se puede hacer a la ligera a la vista de la altura de sus hazañas anteriores, pero que lanzo al aire sin miedo y con la convicción del que tiene a la razón de su parte. No hay que ser muy espabilado. Basta con meterse de lleno en la canción que le da título de manera oficiosa para darse cuenta, no solo de que Brel ha alcanzado un nivel indescriptible como compositor, sino de que el dúo arreglístico que forman Rauber y Jouannest alcanza una maestría que parece difícil de superar. Así de epatante es esta historia de desesperación por un amor imposible orquestada bajo el influjo del mejor jazz. Sí, estoy pensando en John Coltrane y su expansivo y sagrado A Love Supreme (1964). Y no creo ser el único al que le pasa.

Pero eso es solo el principio. Todavía quedan maravillas mayúsculas como la euforia fronteriza de corte centroeuropeo que es "La chanson de Jacky"; la emotiva y cuasi divina "Jef"; la enérgica en su negrura "Tango funèbre"; la saltarina y pastoral, jeje, "Les bergers"; la absoluta y casi western "Mathilde", auténtico molde y arquetipo del cancionero breliano; la más que condenada e inexorable "Fernand"; o el trío final, menos conocido, pero auténtico resumen viviente de las habilidades y obsesiones del de Schaerbeek. Una colección de diez temas que podrán haber sido publicados en discos diversos como Mathilde (1964) o Jacky (1965), anticuados 33 revoluciones de 25 cm., pero que al ser reunidos aquí, en un más moderno disco de 30 cm., no solo actualizan el formato, sino que parecen encontrar su hogar definitivo.

Demasiadas razones como para obviar la evidencia de que estamos ante el, más que posiblemente, mejor álbum del belga. El más completo, el más sólido y el más emocionante. Después llegarían cumbres parecidas al abrigo de otras vivencias y otras circunstancias, pero este Brel que ya empezaba a cansarse de ser el mono que repite el mismo truco una y otra vez, se acerca a la culminación de esos quince años de amor que agradecería entre ovaciones inextinguibles en su despedida de los escenarios apenas un año después. No puedo decir que se atisbara tal desenlace a la escucha de estas canciones. No a simple vista. Si nos hundimos en ellas, sí que percibiremos su aroma mortuorio como una sentencia que alguien dejó olvidada en un cajón. Una sentencia de la que parece reírse a carcajadas mientras apura su vaso a tragos largos. Él, que solo quiso ser la sombra de sus canciones, consiguió al final disolverse en ellas a base de intentarlo una y otra vez.

★★★★★

A1 Ces gens-là 4:38
A2 Jef 3:35
A3 Jacky 3:25
A4 Les bergers 2:44
A5 Tango funèbre 2:43
B1 Fernand 5:14
B2 Mathilde 2:35
B3 L'âge idiot 3:43
B4 Grand'mère 3:39
B5 Les désespérés 3:48

Total: 36:04

Este iba a ser el último disco de Jacques Brel pensado para ser interpretado en directo. Fuera consciente de ello durante la grabación de estos temas o no, lo cierto es que tanto él como todos los implicados en la creación de estas canciones echaron el resto como hacen los enfermos terminales al ver el fin cerca. 

Cuatro de ellas son de 1964 y las otras seis de 1965, pero parece que su agrupamiento y su edición bajo el paraguas de esa maravillosa foto de portada les acaba de dar la entidad que siempre habían merecido y que el caos no había sido capaz de otorgarles.

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