Smash (The Offspring, 1994) ♠
L.A. PUNK. Smash fue el pelotazo definitivo de Offspring. No creo que les fuera fácil asimilarlo. De repente, una banda con una cierta repercusión en los ámbitos más alternativos, y con un cierto reconocimiento gracias a ese Ignition (1992) que los puso en el mapa, empezó a vender discos a mansalva y a verse a todas horas en la MTV gracias al videoclip de "Come Out and Play". "Self Esteem" no hizo sino amplificar el efecto un poco más para que este álbum fuera, junto a Dookie (Green Day, 1994), el responsable directo de la reactivación del rock alternativo más allá del grunge y de la popularización de un punk rock que no estaba en su mejor momento.
A partir de este disco la banda tocó un estrellato que no supo cuidar, todo hay que decirlo, pero que le permitió fichar por una multinacional, Columbia Records, y ganar pasta a espuertas. Su onda expansiva continuó varios años influyendo en la forma de construir sus siguientes trabajos, Ixnay on the Hombre (1997) a la cabeza, y les granjeó una popularidad que no podemos decir que no merecieran.
Al fin y al cabo dieron con un estilo que huía de lo pacato y que logró reactivar una fiereza que con la muerte de Kurt Cobain y la institucionalización de la escena de Seattle y sus satélites corría serio peligro de extinción. Lo que manda en este disco es una rítmica inexorable, un galope que deja sin resuello y que acompañan de ese estilo gritado de Dexter Holland al micro, el cual no se guarda nada desde que empieza la canción. También han aprendido a jugar con los matices en medios tiempos más currados, que son la auténtica novedad en su forma de escribir. De hecho, los tres singles extraídos del disco se ajustarían a esta descripción, ya sean las dos canciones mencionadas arriba o una "Gotta Get Away" que no por parar un poco el metrónomo deja de ser contundente.
Lo mejor de este disco, aquello por lo que siempre apetece ponérselo, es ese vértigo inextinguible al que nos somete. Esa sensación de que estamos en medio del vórtice sin poder salir. No hay solos en él. Eso es algo de lo que siempre han huido los californianos. Simplemente canciones bien construidas y mejor despachadas por parte de un grupo absolutamente on fire. Lo malo es que ni acabo de entender dónde está lo bueno de esos interludios con esa voz en off que acaba por irritarme, ni logran mantener mi atención durante todo el metraje. Sí, al final todo se acaba desinflando un poco. Algo que se podía haber corregido con una ligera poda. Por eso este clásico, para mí, lo es un poco menos de lo que debería.
★★★☆☆
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Xxx
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