El disco está lleno de composiciones de Kiko, cómo no, y eso podría salvarlo hasta cierto punto, pero ni la horrorosa producción ni la ausencia de esos duelos de guitarras que habían hecho grandes al trío original ni el hecho de que todo suene tan domesticado y tan poco "venenoso" colaboran precisamente a sacarlo del pozo.
Y es que, a pesar de las ganas que pudieran tener los dos amigos del alma, esto no suena a Veneno casi en ningún momento. Sí que trata de imitar el humor surrealista y cuenta con la insolencia de rigor, pero salvo "El atraco" poco más puede recordarnos a ese disco glorioso del 77. Tal vez si hubieran grabado (o regrabado) canciones que se quedaron en el tintero con Veneno, no sé, "Ratitas divinas", "Pata Palo", "Volando voy"... La cosa, que seguiría sin ser la panacea, tendría algo más de sentido, pero esto, lo que se dice esto, me temo que no hay por dónde cogerlo.
★☆☆☆☆
No hay comentarios:
Publicar un comentario