Aftermath (The Rolling Stones, 1966)
ROCK & ROLL. Después de ocho discos en los que los Rolling Stones se foguearon con los más clásicos del rock & roll, el rhythm & blues y el soul, Aftermath, digamos que fue el gran salto sin red. Tras seguir al dedillo los pasos
del rock and roll primigenio,
desplegarían todo un arsenal de composiciones memorables que auguraban
pura gloria. Apoyándose en el gusto de la época trataron de ofrecer a la
vez su Rubber Soul y su Revolver (The Beatles 1965, 1966). No lo consiguieron del
todo, a pesar de componer "Paint It Black" (solo incluida en la edición norteamericana) y de usar con maestría un arsenal de instrumentos exóticos como casi nadie antes. El responsable
de esto último fue Brian Jones en la que sin duda fue su aportación más
valiosa al sonido del grupo. Pero aunque no alcanzaran el nivel de las obras mencionadas, el intento ya los puso en una dimensión desde la que empezar a pensar en tocar las estrellas.
Aftermath fue el disco más rupturista de los Rolling. El que supuso un mayor avance con respecto a lo anterior. Se trata de un trabajo excelente que se beneficia del espíritu creativo y explorador de esos años. Decir que se inspira en las ideas vertidas en Pet Sounds (The Beach Boys, 1966) o las obras maestras de los Beatles arriba mencionadas es decir bien, pero ¿no es normal que el ambiente influya en tu quehacer? Poco se les puede achacar a unas canciones valientes y brillantes en las que los Stones no se cortan a la hora de meter sitares, dulcímeres de los apalaches y retocar un poco el blues para que quede tan parecido al pop como sea posible.
Este es el disco donde todas las canciones están firmadas por ellos. El disco de "Paint It Black", "Mother's Little Helper", "Stupid Girl", "Lady Jane", "Under My Thumb", "Goin' Home" y "High & Dry". Bueno, esto no es del todo cierto, porque las dos primeras no las encontramos juntas, sino en las ediciones americana y británica respectivamente. Las malas costumbres de una época irrepetible. Costumbres que hacen que quizás me quede con la edición americana, que es más compacta con sus once temitas y cerrando con el hipnótico y tremendo "Goin' Home". Mejor al final, aunque sea más obvio. En la británica pesan demasiado algunos temas que alargan la cosa innecesariamente, lastrando una obra magistral, que aun así se sostiene en una excelencia pegajosa y eterna. Da igual. Al final la valoración es la misma. Y es que cuando se hacen las cosas bien, da igual cómo se ordenen las piezas del puzzle. Es demasiado evidente: el principio de la grandeza está aquí.
★★★★☆
Total: 52:23
"Mother's Little Helper" ocupa el lugar de ese auténtico emblema de los Stones. Y no lo hace mal, aunque ni por asomo se aproxima a la melodía rabiosa que nos exige pintarlo todo de negro. Una petición que iba un poco a la contra si pensamos que el disco bebe de la más pura y colorida psicodelia. Ya he dejado claro cuáles son sus obras hermanas, algo que en esta época de auténtica efervescencia no hace sino vocear a los cuatro vientos que estamos ante un discazo lo miremos por donde lo miremos.
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