ROCK & ROLL. Los Stones siempre han sido muy dados a repetir lo que les ha funcionado. En épocas y circunstancias diferentes, lo cual no creo que sea lo más recomendable. Si en el 69, tras el despido y fallecimiento de Brian Jones, graban un discazo con el bueno de Keith a las guitarras, Let It Bleed, en el 76, tras la huida de Mick Taylor, hacen lo propio con el mediocre Black and Blue. Si en el 70 deciden probar a su nuevo guitarrista con un directo glorioso, 'Get Yer Ya-Ya's Out!', en el 77 hacen lo mismo con el recién incorporado Ronnie Wood. Bueno, lo mismo no, porque este directo admitirá muchos calificativos, pero en ningún caso podrá ser llamado glorioso.
En Love You Live, los Rolling tratan de darse lustre conectándose a sus mejores tiempos, cosa que no consiguen ni de lejos. Para ello se montan un directo doble en el que manda el blues, como si Brian Jones estuviera en el grupo todavía, en el que solo hay dos temas de su último trabajo y en el que tratan de parecer los más sucios, pendencieros y espontáneos de la clase. Será porque el punk venía pisando fuerte, pero lo cierto es que esta supuesta crudeza no les funciona en ningún momento. Las interpretaciones son apresuradas, que no vibrantes, imprecisas, que no frescas y nerviosas, que no enérgicas. Pudo influir el hecho de que Richards no llegara a tiempo a los ensayos por tener que pasar unos días arrestado junto a su novia, Anita Pallenberg, por posesión de drogas. Pudieron ser mil cosas, aunque la principal es que estos Stones ya estaban hartos de todo y no sabían hacia dónde tirar para encontrar nuevos filones a los que agarrarse en cuanto a creatividad. Es lo que tiene el adocenamiento. Te quita ese hambre tan fundamental para crear arte con mayúsculas.
Y luego está la portada. ¿Qué puedo decir de tamaño despropósito obra de Andy Warhol? A su diseño, Mick tuvo la osadía de añadirle el nombre del grupo y el título del disco para disgusto del artista, pero no, Andy, te lo digo yo, el problema no está en esas letricas. Puede que esto solo sea un detalle, pero una buena portada es siempre importante. Máxime cuando lo que suena en el interior es tan pobre. Pobre a pesar de unos overdubbings salvajes que no consiguen salvar el álbum, eso es importante señalarlo.
Sin duda, un trabajo que es el último clavo de la tapa del ataúd que se estaban preparando unos Stones que tampoco estaban dispuestos a ser enterrados todavía. Después de él, aún quedaba espacio para la sorpresa. Y, siquiera por última vez, lo iban a aprovechar.
★★☆☆☆
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